miércoles, 17 de abril de 2013

Ferrocarriles: una deuda pendiente


Ya sea por políticas deficientes, por consideraciones estratégicas que favorecen darle más poder al Sindicato de Camioneros o porque no se tiene una perspectiva integral de país, lo cierto es que el desarrollo ferroviario a nivel nacional y provincial se presenta como una deuda pendiente.
Apenas como un testigo de lo que no debe hacerse, ahí están los pueblos del interior, que se parecen más a pueblos fantasmas que a comunidades abrazadas a sus mejores sueños.
Hay que tomar conciencia que el festival de privatizaciones de empresas públicas ha tenido la impunidad como marco de sostenimiento. No solamente se inscriben en esas calamidades los contratos leoninos y los subsidios y negociados -que incluso superan los déficits del período estatal- sino también la planificación para desintegrar a los pueblos que aún esperan que regrese el ferrocarril.
Incluso a nivel nacional cada vez que se aborda desde los medios de comunicación la situación ferroviaria, pareciera que todo se redujera al transporte de pasajeros que unen a localidades del conurbano bonaerense con Retiro, Once y Constitución; como si las demás provincias no tuvieran siquiera el derecho de aspirar a ese desarrollo.
En un sistema económico como el actual, con empresas que operan sin control o al menos sin controles debidos, con balances que no siempre se hacen públicos, urge transparentar lo que está ocurriendo con los ferrocarriles, justamente para que el control ciudadano permita que lo que se prometa se cumpla.
Alguien alguna vez deberá pedir cuentas a las concesionarias que operaron los ferrocarriles pero no realizaron las inversiones establecidas previamente como condición.
Entre Ríos es un claro ejemplo de ello. El ferrocarril no termina nunca de rodar y los pocos que están en funcionamiento todavía no alcanzan a cubrir a todos los entrerrianos.
En materia de transporte de carga tampoco se está haciendo lo suficiente, pese a que se sabe que el ferrocarril disminuye los costos logísticos a parámetros imposibles de igualar por parte del transporte automotor.
Ni siquiera esa diferencia inspira por el momento la necesidad de implementar políticas activas y concretas para que el ferrocarril de cargas pueda recorrer pueblos y ciudades.
La falta de mantenimiento de la infraestructura obligan a los pocos trenes que están circulando por la provincia –y gran parte del país- a hacerlo a velocidades cada vez menores; amén de servicios que se abandonan sin ninguna explicación; ni qué hablar de la calidad del servicio de pasajeros y cargas, y los talleres que están prácticamente desmantelados. No hay actividad planificadora por parte del Estado; tampoco es eficiente ni siquiera confiable el sistema de control y los aspectos positivos son inexistentes. En este contexto urge que se adopte otra forma de gestionar; porque hasta aquí es poco lo que se ha avanzado.
Este estado de situación debe cambiar de manera drástica. Caso contrario los pueblos pequeños seguirán siendo fantasmas y los que ya son fantasmas tendrán destino de desaparecer.

Fuente: Diario El Argentino

No hay comentarios:

Publicar un comentario