lunes, 30 de noviembre de 2009

Mini martita

Tren de Ferrobaires saliendo de Junín rumbo a Alberdi con la GM GT22CW 9063 mas un Pullman Weskpoor.

Video: Leonardo Salinero



Link: http://www.youtube.com/watch?v=7-GzVKC-qGY

Avistajes de Pablo Salgado



Foto1) La MF 901 a partiendo de Parada Presidente Illia cruzandose con la MF 705 que circula en sentido descendente.



Foto 2) MF 901 por el km 7,500 con servicio a estacion Gonzalez Catan.



Foto 3) MF 702 por el km 7,500 con servicio a estacion Gonzalez Catan.



Foto 4) MF 902 por el km 8 con servicio a estacion Gonzalez Catan.



Foto 5) MF 102 circulando en sentido descendente por el km 8,600 entre estaciones Lugano y Parada Illia.



Foto 6) MF 705 por el km 8,600 con servicio a estacion Gonzalez Catan.



Foto 7) MF 101 por el km 9 en sentido descendente, con signos de tener problemas en su motor diesel Caterpillar 398-B.



Foto 8) 7775 pasando por el puente de la autopista Dellepiane km 10,022 con servicio a estacion Marinos del Crucero General Belgrano.

Viendo trenes



Viernes 27 de noviembre:

Tren 273 (a Rosario Norte) a las 17:38 vacio por Miguelete: Alco 651 PA 516-PA 510.
Tren 513 ( a Junin/ Alberdi) 18:40 por Caseros : GT 9063-PA425- CT219- CT1466- P352- BP341.
Tren 111/115 ( a Bragado/ Pehuajo/ Lincoln) se detuvo en Haedo entre las 19:05 y 19:10: GT 9064- FC1842- PA699- P1031- CT1417- CT1404- P1038- CT1360- CT1408.
Tren 267 ( a Cordoba) 21:33 por San Martin: GT 9021- FC1738- CT1518- CT1526- P1079- RA1904- DA2057- PA507- OF8.
Tren NCA en sentido ascendente Alco 8247 con 30 vagones portabobinas.
En Retiro NCA se encontraba la GM GR 12 W 6580 y en la playa de Colegiales la Alco RD 16 8260.

Aportados por Diego Sotelo.

Sabado 28 de noviembre:

Tren 112/116 se detuvo en Jose Mariano Haedo entre las 12:01 y 12:04 con la siguiente formacion: GT 9064- FC1842- PA699- P1038- CT1404- CT1417- P1031.
En San Martin en sentido ascendente la Alco 8260 y la GR 6604 con un tren de portacontenedores.
Tren 111/115 ( a Bragado/ Pehuajo/ Lincoln) estuvo entre las 19:29 y 19:32 en Haedo: GT 9064- FC1842- PA585- P1031- CT1404- CT1488- P1066- CT1370- P1127.

Domingo 29 de noviembre:

Tren C 13 (ALL) salio 13:23 con la Alco RD 16 8496- 44 vgones carboneros y 1 tolva minera.
Tren 2112/2116 por Haedo 21:29-21:31: GT 9064- FC1842- PA585- P1127- CT1370- P1066- CT1488- CT1404- P1031.
Tren 513 a las 22:28 por Santos Lugares GT 9063- PA425- CT219- CT1466- PB341.

Lunes 30 de noviembre:

Locomotora A915 luciendo el esquema UGOFE
Tren 513 a las 18:43 por Caseros: GT9063- PA425- CT219- CT1466- BP341.
Tren 111/115 a las 19:07 por Haedo GT9064-GT9085- FC1842- PA585- P1066- CT1404- CT1370.

8250 Con Portacontenedores

Alco RSD 16 8250 Pasando Por PAN Calle 17 Con Un Tren De Chatas Con PC' Cargadas y Vacias Procedente De Rosario Rumbo a Retiro.

Video: Kevin Bazan.



Link: http://www.youtube.com/watch?v=9mrnOoJUAaw

Pasión Ferroviaria


En los talleres de la estación Tolosa un grupo de platenses nucleados en el Centro de Preservación Tolosa del Ferroclub Argentino da rienda suelta a su amor por los trenes recuperando y restaurando con sus propias manos viejos vagones, locomotoras y otros materiales que ellos mismos rescatan en estaciones olvidadas. Radiografía de una actividad que hunde sus raíces en la historia de un barrio que relaciona al tren con su identidad. Por: Omar Giménez Fotos: Salvador Santoro



Cuando Carlos Di Gilio era chico veía desde la ventana de su casa la puerta de ingreso a los talleres ferroviarios de la Estación Tolosa y la casilla donde los trabajadores, entre ellos algunos familiares suyos, daban el presente y retiraban herramientas antes de comenzar cada jornada. Como ese, muchos de sus recuerdos de infancia se asocian al paisaje ferroviario. La diferencia en este caso es que como miembro del Centro de Preservación Tolosa del Ferroclub Argentino, Di Gilio, pudo rescatar y restaurar con sus propias manos aquella casilla que veía todos los días desde su casa sin utilizar más referencia que su memoria y recuperando así, un valioso recuerdo de infancia. Ahora, la típica construcción de madera es uno más de los elementos que se preservan en el Museo del Ferroclub que es visitado por un promedio de entre 4 y 5 familias cada sábado: allí hay dos locomotoras a vapor de principios de siglo, antiguos vagones de carga, guinches, zorras, material de señalización y hasta antiguas linternas.



Para Santiago Baeck, Carlos Giusso, Ricardo Menini, Carlos Di Gilio, Adolfo Lupinucci y Tomás Fragueiro, todos integrantes del mencionado Centro y la mayoría de ellos ferroviarios o familiares de ferroviarios, todos esos materiales son tesoros de enorme valor histórico cuya recuperación bien merece dedicar tardes enteras a un trabajo meticuloso que exige a la vez investigación y esfuerzo.




Para ellos, reconstruir el material ferroviario es una tarea muy vinculad a lo afectivo y a los recuerdos de infancia. Otros toman ese trabajo como una forma de reivindicar al ferrocarril y a los hombres que lo hicieron grande.



O como elige decir Adolfo Lupinucci: "recuperar el material es como recuperar la historia del ferrocarril, sus grandes nombres y su cultura. Y si hay algo presente en la cultura ferroviaria es la grandeza. Porque una de las convicciones que tenemos quienes trabajamos en esto es que un país sin trenes es una nación sin futuro".

LOCOMOTORAS, VAGONES Y ZORRAS

Apenas traspone los umbrales del taller donde se preserva el material del Centro el visitante se siente trasladado a la época dorada del ferrocarril en la Argentina.



"Muchos de estos elementos fueron recuperando recorriendo antiguas estaciones olvidadas de la Provincia y sus inmediaciones. Todavía salimos a veces a recorrer, pero ya no quedan tantos materiales con valor histórico abandonados en la zona", dice Di Gilio, que se desempeña como intendente del Centro que abre sus puertas al público en los talleres de la Estación Tolosa todos los sábados de 14 a 18.



Después cuentan la historia de algunas de las piezas más valiosas con las que cuentan en el museo. Entre las más vistosas se cuentan dos locomotoras a vapor de la primera mitad del siglo XX.



Cuentan en el Ferroclub que la primera de ellas, a la que conocen como "la 3166" es una locomotora con tanque de agua incorporado, lo que indica que se utilizaba para trayectos cortos y más puntualmente, para maniobras en las estaciones.



Esa locomotora estaba volcada en los propios talleres tolosanos cuando los integrantes del Ferroclub la recuperaron y comenzaron a trabajar en su restauración.

La segunda de las máquinas tiene otras características y otra historia, quizás más rica. En este caso se trata de una locomotora que estaba abandonada en la localidad de Lobos y pasó por los talleres del ferroclub de Remedios de Escalada antes de recalar en el Centro de preservación tolosano. Se trata de una locomotora de vapor acompañada por un "tender" para trasladar agua que indica que estaba preparada para recorrer largas distancias. Data aproximadamente de 1940 y su diseño es inglés y propio del siglo XIX.



Pero lo más pintoresco de esa locomotora es que fue utilizada para la filmación de la película "Siete Años en el Tibet", protagonizada por Brad Pitt y que fue filmada en la Estación de La Plata en el año 2000.

Con todo no es esa la primera pieza que los socios del ferroclub exhiben con orgullo, sino un guinche a vapor del año 1930 que es considerado único en su tipo y que se utilizaba, en su momento, para el acopio de bolsas en galpones.

"Este guinche tiene un enorme valor histórico y su valor monetario es difícil de calcular. Lo encontramos abandonado en las playas de los talleres de Tolosa, adonde había llegado para su desguace y el envío del material a Fabricaciones Militares. Así que gestionamos la autorización para recuperarlo", explican en el Ferroclub.

Después exhiben otras de las piezas destacadas del museo: una "autovía", vehículo de inspección usado por el personal jerárquico para circular entre las estaciones. Como muchos otros materiales, la recuperación de la autovía deparó una historia inesperada.



"En el interior del vehículo encontramos unas misteriosas varas cilíndricas, pero nos costaba entender para qué servían. De manera que investigamos y descubrimos que eran unas jabalinas que se usaban para conectarse al telégrafo. Una especie de notebook de la época", dice Di Gilio.

Entre los elementos que recuperaron los integrantes del Ferroclub se cuenta también una zorra que utilizan algunos domingos para recorrer junto a sus familias un tramo de 40 kilómetros de vías entre las estaciones de Arana y Payró.

Otros elementos destacados en el museo son un vagón tanque y otro donde se concentran y exhiben elementos históricos del ferrocarril: desde señales a linternas, pasando por carteles señalizadores, antiguos equipos de telegrafía, faroles o bebederos de estación, material que es presentado con frecuencia en distintas exposiciones.

Una de las últimas restauraciones que enorgullecen a los integrantes del Ferroclub les permitió recuperar un vagón de cargas, hecho en madera, construido en 1893.

En el museo se entusiasman contando la historia del vehículo que ofició durante años como casilla rodante (catango) para los empleados de vías y obras que se internaban en los ramales para hacer reparaciones y más tarde fue utilizado como viviendas por los deambulantes y quemado en más de una oportunidad.

EXPECTATIVAS COMPARTIDAS

Según explican en el Ferroclub, hay tres caminos para obtener material histórico para conservar y restaurar. El primero es a través del organismo nacional que administra los bienes del Estado, que se lo dona al Museo Ferroviario y éste a los ferroclubes, para que lo custodien y reparen. El segundo a través de la donación de empresas. Y el tercero, a través del aporte de los más de 30 socios que suma la entidad.

Entre estos socios hay algunos ferroviarios, jubilados del ferrocarril y familiares de ferroviarios. Otros no tienen más vínculo con el ferrocarril que la pasión por los trenes. Pero para los que son de Tolosa hablar del tren es casi como aludir a la identidad del barrio.

Todos comparten la expectativa que les genera la preparación de una serie de materiales a restaurar, concentrados en una habitación de techos altos donde aparecen viejos asientos de estación, puertas y carteles señalizadores sobre los que actualmente están trabajando. Y también se encuentran en un sueño: el de una reactivación del ferrocarril en el país y en la región. "Como en la época que llegar desde La Plata hasta Buenos Aires en tren demandaba apenas 45 minutos".

Fuente: El dia

Avistajes de Carlos Palacios



Olavarria el 30 de noviembre:

En las maniobras la Brian 8105, en alistamiento se encontraban las siguientes unidades tractivas General Motors GT 22 : 9010- 9019- 9020- 9048- 9052 y 9060 y en la fila de maquinas radiadas las General Electric U 13 C 6005- 6007- 6032 , U 18 C 8123 y la C2 7i 2003 sigue alli detenida en esa via.

Trenes Circulando:

14:31 salio a Km 5 Gt 9003 con 34 vagones portacontenedores y 7 chatas vacias.

Un Local llamado Mechita



Llegamos y tuve una especie de sensación que no había tenido antes. Que distinto que es, tomar un servicio local del interior, a tomar un servicio local en Buenos Aires y alrededores.

Nota publicada en Haedo Historico, para acceder a la misma hacer click en la imagen superior.


En la cuadruple por Haedo




Decada del 70 una GR y un equipo Toshiba en la cuadruple cerca de Haedo

El tren de diciembre

Cuando se cumplan dos años del inicio de la actual gestión gubernamental, podrían comenzar a circular tres formaciones ferroviarias en Entre Ríos, en un nuevo intento por recuperar el tren que destruyó el ex presidente Carlos Menem.

De acuerdo con el propósito del gobernador, Sergio Urribarri, un ramal uniría Paraná con la ciudad lindante de Colonia Avellaneda, con la posibilidad de extenderlo hasta Oro Verde, 12 kilómetros al sur de la capital provincial.

Otro ramal sería el histórico del ferrocarril Central Entrerriano, uno de los primeros de la provincia, entre Paraná y Concepción del Uruguay. El tercer ramal todavía no está determinado. El ramal de Paraná a Concordia, otro de los que se trata de rehabilitar, está más atrasado que el de Paraná Uruguay, que hasta Basavilbaso estaría perfectamente transitable.

Fuente: AIM Digital

El tren del Recuerdo



Imagenes de el tren turístico a La Picasa.
Fotos tomadas el sábado a la tarde.

Imagen
Imagen
Imagen

Tren especial rentado por Aceitera General Deheza al frente de la GM GRW 6621 de NCA mas cuateos coches Sorefame CT ex Segunda Clase, y por detrás la GM GR12W 6581 saliendo de Rufino rumbo a la laguna La Picasa.



Link: http://www.youtube.com/watch?v=6_rxNfkpfK4

Texto, fotos y video de Leonardo Salinero.
Extraido de:

Avistajes en LBS 30/11



En el día de hoy abordé a las 8:46 en San Justo el tren de LGR al mando de la G-12 A605 (que debía pasar a las 8:39) hacia la parada Agustín de Elía, para luego de allí caminar 10 cuadras hasta la estación Aldo Bonzi del LBS. Así lo hice y al llegar allí encontré a la U-13 MF624 con los Materfer 4047 y 4051 detenida en una plataforma luego de haber cumplido el último servicio de la mañana a Puente Alsina.

Al rato arribó ascendente la U-13 F618 que me llevó a ritmo más bien lento hasta Rafaél Castillo. En el trayecto pude ver los trabajos de reparación de vías a la altura de José Ingenieros, motivo por el cuál también las formaciones circulaban con importantes demoras, por tener que circular sobre vía única en el tramo comprendido entre Aldo Bonzi e Isidro Casanova.

Una vez arribado a Castillo, aguardé 55 minutos hasta el retorno de la 618 de Marinos de Belgrano (sin ver ninguna formación durante toda esa espera). Ni bien salíamos en forma descendente de allí cruzamos a la G-22 7775. Viajé nuevamente (a un ritmo más rápido que a la ida) hasta Aldo Bonzi, para luego combinar con el tren de LGR que debía arribar a las 11:12 pero lo hizo a las 11:16 con la G-12 A604 y así volví a San Justo.

Además de todo ésto pude ver a la G-22 canadiense MF705 viniendo de González Catán. En tanto en la playa de Tapiales vi la Henschel 1401 y los Apolos 2418-2468 y 2420-2470.

Fotos:

1) La MF624 detenida en Aldo Bonzi luego de cumplir el último servicio matutino a Puente Alsina.



2) Trabajos de reparación de vías a la altura de José Ingenieros.



3) La F618 arribando descendente a Rafaél Castillo.



4) Idem anterior, ingresando a la plataforma de la estación.



5) Cruzada saliendo de Castillo con la 7775.



Texto y fotos: Diego Telesa

Viña ( Central Argentino)

Corredor Retiro- Pergamino - Venado Tuerto. Una vez entregada la concesión a la empresa de cargas NCA (Nuevo Central Argentino), la estación quedó sumida en el abandono y el desuso. Puede observarse en las fotografías el estado deplorable del sitio. Las puertas y ventanas han sido tapiadas para evitar la usurpación (que por otra parte arrasó con objetos de menor tamaño), las señales han sido robadas como así también las agujas y los comandos de la mesa de palancas; toda esta ardua tarea ha sido llevada a cabo por la propia gente de NCA.





Nota pulicada en El Desvio, para acceder a la misma hacer click en la imagen superior.

Revocan un fallo a favor de Jaime

La Cámara Federal revocó un sobreseimiento que beneficiaba al ex secretario de Transporte de la Nación Ricardo Jaime y ordenó que siga siendo investigado por haber continuado con una licitación del servicio ferroviario cuando el proceso había sido suspendido por la Justicia. La medida fue dispuesta por la Sala II de la Cámara. La causa se inició luego de que el juez federal de Corrientes Carlos Soto Dávila ordenó la suspensión de la licitación del servicio ferroviario de pasajeros en el corredor Federico Lacroze-Posadas, de la ex línea Urquiza. Como se recordará el empresario Emilio Franchi, presidente de Trenes Especiales Argentinos, que tiene la concesión de “El Gran Capitán”, había acusado al Gobierno de “ahorcar” a su empresa y responsabilizó de la maniobra a la Secretaría de Transportes, en manos de Ricardo Jaime, quién a su entender “perfeccionó el plan de destrucción del sistema ferroviario”. Franchi por esta situación se presentó en Tribunales denunciando que la Secretaría de Transportes armó un plan “para jodernos, porque ellos necesitan manejar el ciento por ciento de las cosas. Metrovías nos hostiga constantemente. Metrovías es un directo interesado en quedarse con la concesión de “El Gran Capitán”. Jaime me dijo que yo era chico (haciendo referencia a su empresa) y que me tenía que ir porque una empresa más grande lo iba a manejar mejor. Es un club de amigos, un cartel”.

Fuente: FM Riel

Recordando a "El Zapalero"




Por Gabriel Sánchez

El Zapalero: con ese nombre te conocimos los que fuimos habitúes de tu itinerario: algo más de 1.380 kilómetros desde Constitución hasta Zapala; algo más de veinte paradas intermedias en unas veintiséis horas de viaje hacia el sur. Trayectoria gratificante para quienes compartíamos dos pasiones a la vez: la de los viajes largos y la de los trenes. Porque vos fuiste algo más que una formación de quince o dieciséis coches con una locomotora GT 22 en la punta. Para la nomenclatura oficial del Ferrocarril Roca, vos eras el tren "Estrella del Valle", que partía del andén catorce de Plaza Constitución a la hora 12. Para muchos de nosotros, fuiste además la puerta abierta a la aventura de viajar. Y así llegaste a convertirte en algo un poco legendario, un poco mágico, un poco real.

Yo tenia dieciocho años, allá por el verano de 1984 cuando me subí por primera vez a unos de tus clase turista con destino al Valle de Río Negro. Al año siguiente, juntando ahorros, ya podía darme el gusto de llegar a San Martín de los Andes. Fue entonces cuando conocí todo tu trayecto: hasta Zapala, porque allí se hacía el trasbordo del tren al ómnibus que seguía viaje más al sur.

Tus veintiséis horas de viaje siempre tuvieron mucho para mostrarnos. Desde alguna de tus ventanillas, era una delicia ver cómo nos adentrábamos en el campo, al tiempo que el interior de todo el coche se llenaba de esos panaderos que el viento, provocado por tu marcha, terminaba de arrancar de los cardos vecinos a la vía. Era entonces, después de Cañuelas, cuando allá adelante el personal de la GT 22 estaría iniciando su rutina palo Staff y vía única que nos acompañaría por casi todo el trayecto hasta el día siguiente.


Autor: Marcelo Arcas

Era pasar raudamente por el solitario y señorial andén de la estación Abbott, y un rato más tarde cruzar el puente sobre el Salado, ése que alguna vez nos regaló una postal de flamencos rosados en sus orillas. A eso de las cuatro de la tarde llegábamos a Azul, la primera parada del trayecto. Allí, en los dos andenes, nos cruzábamos con el otro Zapalero, el que había pasado por Neuquén la noche anterior y ahora retornaba a Buenos Aires. No sé por que, pero después que salíamos de Azul siempre se apoderaba de mi una especie de nostalgia o tristeza de saber que por mucho que quisiera, ya no iba a poder estar de regreso en casa aquella noche. Pero cuando se tienen veinte años, las tristezas son tan fugaces como las paradas de un tren. Estábamos otra vez en marcha y entonces si que nos dábamos cuenta cómo los libros de geografía del secundario tenían razón cuando aseguraban que el sistema serrano de Tandilia se extendía rumbo a Olavarría; igual que nosotros, ahora bajo aquel cielo azul de febrero. Estábamos cada vez a mayor altura, y después de Olavarría íbamos en demanda de la otra sierra: la de La Ventana.


Autor: Marcelo Arcas.

Pasábamos por aquella estación de sugestivo nombre: Voluntad, y al ratito hacíamos la parada de Laprida: diez minutos mirando con curiosidad a quienes desde el andén nos miraban con idéntica curiosidad, mientras alrededor todo era un revuelo de gente, bolsos y valijas que bajaban o que subían. Me acuerdo de aquella vez, pasando Laprida, cuando al lado de la vía pudimos ver a una gallareta empollando en su nido.


Autor: Marcelo Arcas.

Seguramente había elegido ese lugar atraída por el resguardo que le podía ofrecer el terraplén ferroviario, pero sin imaginarse que al menos un par de veces al día, la presencia atronadora de un tren pasaría a escasos dos metros de ella y de su nido. Aun así, se quedó en ese sitio cumpliendo con su instinto de no abandonar el nido, y dándonos a nosotros, que íbamos de pasada, una lección de amor maternal.

Coronel Pringles era la despedida de la larga tarde estival. Alguna vez arribamos cantando aquella canción de Celeste Carballo, mientras observábamos como junto a aquel anden de conchilla blanca solo interrumpida por el embaldosado bajo el alero, entraban perfectamente la mayoría de tus dieciséis vagones, como para que nadie tuviese que bajar en medio de los yuyales. Saliendo de Pringles ya teníamos a la vista la Sierra de la Ventana: un capitulo especial en la magia de tu trayectoria, porque en la Sierra, en medio de tanta curva y contracurva, si uno asomaba la cabeza por la ventanilla, te podía ver entero, con tu GT 22 allá adelante, penachito de humo, cada tanto, al cielo; zumbido de motor y turbo confirmando una trepada suave.

El cielo, mientras tanto, era de un azul rosado, o celeste grisáceo, o todo eso a la vez. A esa hora se estarían yendo a dormir las bandadas de martinetas que nos habían cruzado cerca de Coronel Pringles, lo mismo que las vacas con sus terneros que nos habían visto pasar en Azul, unas horas antes y alambrado de por medio, y que mañana tendrían el espectáculo de otro Zapalero igual. En el campo quedaba solamente uno que otro perro que nos ladraba en el anochecer, allá por Saldungaray, pasando la Sierra, o aquellas máquinas cosechadoras de trigo que aprovechaban el largo sol estival para terminar con su trabajo y seguir así su derrotero golondrina hacia el norte, rumbo a Santa Fe.

Bahía Blanca era la otra parada del trayecto. Aquí llegábamos bien entrada la noche, pero después, cuando modificaron tu horario, allá por el año 86 u 87 y empezaste a salir de Constitución dos horas antes, a Bahía llegábamos casi siempre con la luz del sol. La llegada se empezaba a confirmar un rato antes, cuando el guarda pasaba de coche en coche recitando su potente y sacramental Bahía Blanca, al cual alguna vez le agrego "ojo con quedarse de apoliyo los que bajan" y se terminaba de confirmar con tus pitazos sobre la curva de La Floresta o junto al Parque Mayo.

Alguna vez, entrando a Bahía nos saludó al pasar un cultor del aerobismo que iba al trote al lado nuestro por el camino de La Carrindanga. Acá la parada era un poco más larga que en las demás estaciones, y si habíamos venido por la vía Pringles, para continuar viaje tu marcha cambiaba de sentido, así que había que dar vuelta los asientos. La GT 22 se iba sola a la otra punta del tren, y el primer vagón se convertía en último. En ese rato largo que parábamos, casi siempre aprovechábamos para ir a comprar algo que comer, por que el hambre se empezaba a hacer sentir después de varias horas, y como los kioscos de la estación siempre estaban repletos de gente, teníamos tiempo de salir de la estación, cruzar la avenida Cerri y comprar algo en aquel bar digno de una película de los años 30, con su mostrador de madera y su exhibidor de golosinas con tapa de vidrio.

Después de Bahía, la cosa cambiaba: pasábamos por Spurr: una estación con su puente peatonal de hierro sobre las vías y su andén bien iluminado con las mismas lámparas que en la época de los ingleses. Atrás había quedado la mitad del viaje. Uno bien podía pensar en dormir, después de un día entero de ver desfilar ante nosotros ciudades y pueblos, estaciones y horizontes diversos. No siempre quería, o no siempre podía perderme esta etapa nocturna de tu viaje. Me bastaba desvelarme para poder contemplar nuestro paso por Médanos, donde a esa hora sólo parecía escucharse el lamento de las aspas del molino al extremo de su andén solitario, o al llegar tipo dos de la mañana a Río Colorado, donde hacías otra parada y donde se podía levantar la ventanilla para aspirar ese aire ya frío de la Patagonia en la que nos íbamos adentrando. Afuera, ahora si que era bien audible el sonido de tu máquina allá adelante. La noche, con ese algo de misterio que siempre la distingue, parecía poseer la capacidad de hacer que sonidos tales como tu motor distante o las aspas de un molino al girar, cobrasen amplitud y se hiciesen perceptibles.

La otra estación donde nos deteníamos, era en la de Darwin; por lo general antes de que amaneciese. Me viene al recuerdo aquella vez que paramos en Darwin y un contingente de estudiantes volvía a sus casas, seguramente después de un viaje de egresados. El andén era un mundo de gente, entre los chicos que llegaban y los padres que habían ido a esperarlos. Enfrente, pasando la calle, el resto del pueblo parecía seguir durmiendo, mientras los focos del alumbrado público se bamboleaban con el viento frío de la madrugada. Después de nuestra partida, el andén volvería a quedar tan solitario como un rato antes.

Tu itinerario continuaba con el nuevo día, en pos del Valle del Río Negro. La misma ventanilla que la tarde anterior nos había mostrado una puesta de sol en la Sierra de la Ventana, ahora nos obsequiaba una mañana luminosa a través de las alamedas del Valle. Después de parar junto al alero ancho de la estación de General Roca y de cruzar el puente sobre el Río Neuquén, seguíamos rumbo directo hacia la Cordillera. Tu dotación de guardas y conductores ya había cambiado varias veces. El pasaje también había ido cambiando; algunos habían bajado o subido en el trayecto. Otros, en cambio, éramos los mismos desde el mediodía anterior y más de una vez le causamos asombro a alguien que, habiendo subido en Neuquén, le costaba creer que nosotros estábamos allí desde hacia por lo menos un día. Ramón Castro era la anteúltima parada del trayecto; estación solitaria, en un paisaje más solitario aún. Acaso subiese o bajase algún pasajero en ella. Aunque ya entonces era mediodía y brillase un sol de aquellos, el aire era frío, producto indudable de los mil y pico de metros a los que habíamos trepado. Y luego se producía el arribo a Zapala, estación final con su aire de frontera, y punto de trasbordo para quienes seguíamos viaje en el colectivito Mercedes de la empresa El Petróleo. Estos 1.380 kilómetros que habíamos hecho eran sólo un viaje. Pero ese viaje era parte de la magia que sólo los trenes saben tener.

A bordo tuyo, y a lo largo de varias temporadas de vacaciones, aprendimos a conocer lugares imprevistos de los que nunca nos habían hablado. Creo que el atractivo del sur no hubiese sido sin tus dieciséis coches, sin tu General Motors GT 22 y el silbido de su motor, que parecía hacer más profundo el silencio de la noche patagónica, silencio que también se quebraba de a ratos con tu silbido distante. En clase turista o en primera, no importaba, aprendía mirar las estrellas y las madrugadas. También a bordo tuyo, me fasciné con aquello que una noche brilló sobre la estación de Fortín Uno y que a mi se me antojó que era un OVNI. Tus viajes alimentaron las fantasías y las ruedas de campamento. Viajando en tus coches repetimos los estribillos de canciones de Charly García o de Duran - Duran. Desde tus ventanillas pude saborear el desierto y el haber zafado de la colimba. Puede aspirar esos aromas a tierra mojada o a grasa para bogies. Pude recordar imágenes de alguna película, viendo los bosques húmedos de rocío en la Sierra de la Ventana; o ver pasar, al lado nuestro y bajo la lluvia, a una de esas hermosas locomotoras belgas Cockerill Ougree al frente de un carguero muy largo, allá por Coronel Suárez.

Cuando me enteré que ibas a dejar de partir hacia Zapala, a principios de 1993, no quise o no pude creerlo. Una leyenda viva no podía irse así como así. Reconozco que por entonces yo estaba demasiado ocupado. Tenía novia y además de trabajar, había retomado los estudios. Si para entonces me fue bien en Geografía y en Historia, en parte fue gracias a aquellos viajes en los que vos tuviste mucho que ver. Cuando tuve que preparar una clase especial sobre los ferrocarriles, tu itinerario fue parte del relato. Y a mi novia, pobre, creo que más de una vez la aburrí con las mismas anécdotas: es que vos ya eras para mi, algo un poco mágico, un poco legendario, y un poco real. Tu presencia había sido suficiente para forjar algo así como una saga épica de una mitología atemporal. Te pudiste ir o no de los horarios de la pizarra central de Plaza Constitución, pero no te iras de los afectos.

De tanto en tanto, se dejan oír "inminentes proyectos de reactivación’ para tal o cual línea férrea. Creo que el andén de Médanos sigue esperando volver a verte pasar, lo mismo que el de General Roca, lo mismo que cualquiera de quienes tuvimos la suerte de viajar con vos. También de tanto en tanto me cruzo con un coche comedor, el mismo o el gemelo de aquél que cruzamos una tarde en Azul, o una madrugada mas allá de Colorado, ¿te acordás?. Y siempre que paso por Gerli o por Banfield miro sin querer la vía que va para el sur esperando - ¿Por qué no? - ver aparecer una GT 22 con dieciséis coches a gancho. Hace tiempo que aprendimos identificar, bajo esa forma, a una leyenda un poco mágica y un poco real, a la que desde entonces conocemos como El Zapalero.

La foto del dia




Foto: Pablo Salgado

Tambien visitanos en Galeria de Haciendovia

Lunes: trenes de larga distancia


Linea Roca

09:20/ tren 305, destino Mar del Plata.
18:35/ tren 357, destino Bolivar
19:40/ tren 1351, destino Bahia Blanca via La Madrid
23:10/ tren 335, destino Mar del Plata.

Linea Mitre

10:40/tren 265, destino Tucuman
18:43/tren 273, destino Rosario Norte
20:35/tren 269, destino Cordoba


Linea Sarmiento

18:35/tren 111/115, destino Bragado/Pehuajo



Linea San Martin

18:15/tren 513, destino Junín




Linea Roca

05:20/tren 336, procedencia Mar del Plata
07:25/tren 1358, procedencia Daireaux/Bolivar.
07:45/tren 378, procedencia Saladillo
08:52/tren 384, procedencia Gral. Alvear
10:20/tren 2352, procedencia Patagones/Bahia Blanca via La Madrid.
12:20 Tren Patagonico, arribo a estacion Viedma desde Bariloche
16:25/tren 306, procedencia Mar del Plata

Linea Mitre

07:33/tren 270, procedencia Cordoba
12:02/tren 274, procedencia Rosario Norte

Linea San Martin

09:38/tren 514, procedencia Junín.

Linea Sarmiento

12:03/tren 112, procedencia Carlos Casares/Bragado.

Linea Urquiza

21:00 /tren 602, procedencia Posadas.

Para informacion sobre servicios de larga distancia y trenes regionales :
Satelite Ferroviario

domingo, 29 de noviembre de 2009

Villa Soldati: 101 años




ESTACION VILLA SOLDATI: Ubicada dentro de la capital,calles Lafuente y General Fructuoso
cuando el ferrocarril llego a esa zona, se conocia el lugar como el de los "Bañados de Flores"
era todo desierto, pero de a poco con la influencia del tren, y la apertura de calles se fue
poblando, tambin existieron por ahí grandes basurales, que fueron de a poco desapareciendo.
El nombre de la estación se debe al señor Jose Soldati , que dono las tierras para que se
levantara la estacíón.

Foto 1) Imagen de la estacion desde el Pan de la calle Lafuente en noviembre de 2001.



Foto 2)F 624 arribando a plataforma 2 en sentido descendente, febrero de 2000.



Foto 3) MF 702 en plataforma 1 con servicio a estacion Gonzalez Catan en estacion Villa Soldati, febrero de 2.000.


Foto 4) Imagen de la estacion desde el Pan de la calle Portela.



Foto 5) MF 705 arribando a estacion Villa Soldati en sentido descendente.



Foto 6) Imagen del edificio de la estacion.



Foto 7) Cartel conmemorativo del centenario colocado sobre la pares de acceso a la estacion.



Foto 8) 7775 llegando a estacion Villa Soldati en sentido ascendente cruzando el pan de la calle Lafuente km 5,631.



Foto 9) MF 902 en plataforma 1 de estacion Villa Soldati.



Foto 10) Cruzada entre la F618 y la 7775 en estacion Villa Soldati.



Foto 11) Fachada del edificio principal de la estacion sobre la calle Rodrigo de Triana y Jose Marti.



Foto 2) MF 704 arribando a plataforma 2 en sentido descendente.