
El sonido del “pito” –como dicen en Ingeniero Jacobacci- de La Trochita invitó el sábado la largada a un entusiasmo especial, que rápidamente se vio frustrado.
La empresa provincial Tren Patagónico reparó la caldera de la locomotora Baldwin del mítico tren patagónico, transformó la máquina de fueloil a gasoil y reacondicionó los vagones, para realizar el fin de semana el viaje de reinauguración del servicio, puramente pensado para el turismo de alto poder adquisitivo.
Pero tal fue la ansiedad de la remake, que los técnicos a cargo de la recuperación y los especialistas que vinieron de Buenos Aires para reparar la locomotora, no realizaron las pruebas previas adecuadas, y el debut fue una pronta despedida.
A bordo iba el gobernador Miguel Saiz, el intendente de Jacobacci, Carlos Toro, otras autoridades, periodistas de toda la provincia y algunos vecinos que se colaron a último momento.
El sibato sonó, para alegría fugaz de los jacobacinos, y el trencito partió humeante y ruidoso, más no veloz, a las 9 del sábado.
Poco más de una hora más tarde, con previas detenciones para las fotos e imágenes en la meseta, el convoy se paró antes de una subida. Al rato volvió a arrancar y a detenerse nuevamente. Por momentos retrocedía.
Teorías al margen comenzó a circular la razón del percance, que luego confirmaron los técnicos responsables: el agua que llevaba la máquina a vapor era “muy dura”, y no permitía una buena ebullición para mover los pistones. Además, los inyectores y quemadores del nuevo sistema a gasoil demandaban un ajuste mejor.
Así fue como el viaje terminó mucho antes de lo previsto. Los pasajeros fueron trasladados –luego de la previsible espera- en camionetas a Río Chico, donde los esperaba un asado, y después se produjo la dispersión.
La falla no servirá como la propaganda esperada de ese viaje, pero sí para los ajustes de rigor.
Y nadie dijo el sábado que La Trochita alguno de estos días, más temprano que tarde, volverá de verdad.
Fuente: ANB
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