jueves, 15 de noviembre de 2012

Más de 2.000 pasajes diarios en el primer mes pago del Metrotranvía


Si bien se duplicaron las frecuencias, el número de pasajeros prácticamente se mantiene como cuando era gratuito.


Los usuarios destacaron el funcionamiento del sistema, el aire acondicionado y se quejaron por los daños ocasionados en los paradores. (
El pasajero que aguarda en el parador presiona el botón cuando la dupla se detiene por completo, la puerta se abre y -casi como un acto mecanizado- el sujeto presenta su tarjeta Red Bus para poder hacer el viaje. Sólo algunos buscan el lugar por el que creen que será entregado el boleto y en menos de un segundo reaccionan -y recuerdan- que el Metrotranvía no entrega comprobante.

Luego de una extensa etapa experimental y en la que el pasaje era gratuito, se cumplió ayer el primer mes de boleto pago en el MTM y los usuarios ya se ha acostumbrado a este proceso, el mismo que se da en el sistema de micros y con la misma tarjeta Red Bus.

Sin embargo, y más allá de que las frecuencias prácticamente se duplicaron con respecto a la primera etapa (se pasó de 36 a 66 viajes), el número de personas que se trasladan en el MTM no ha subido, manteniéndose en un promedio de 2.100.

"El número de pasajeros que viajan por día no responde a un comportamiento estable. Hay días que viajan 2.500 y hay otros en que viajan 1.900. Los fines de semana baja hasta 1.600 personas. A grandes rasgos estimamos que viajan unas 2.100 personas por día, se mantiene cerca del número que había antes", destacó Francisco Losada, director de la Empresa Provincial de Transporte de Mendoza (EPTM).

Los usuarios llenan de elogios el sistema de aire acondicionado de las unidades, el mantenimiento y el sistema de trasbordo gratuito (con 90 minutos de duración), pero mantienen las críticas por la falta de boleto y por las condiciones de los paradores y estaciones.

Acostumbrados

En cualquier momento del día, en todas las estaciones o paradores del tendido ferroviario siempre hay pasajeros que ascienden o descienden de las duplas. No obstante, el Metrotranvía aún no alcanza la masividad de los micros y, de acuerdo a los testimonios recolectados, es una de las ventajas que perciben los usuarios.

"Es más cómodo que los micros y en días como hoy no dudo en usarlo. Estaba entre irme en micro o en metro y cuando me acordé que tenía aire acondicionado no hubo mucho más que pensar", contó Carolina, una usuaria capitalina del servicio que ayer lo abordó en la Estación Mendoza (Belgrano y Las Heras).

Un viaje es suficiente para ver que, pese a que no está el conductor cerca de la máquina (como sucede en los ómnibus) y más allá de la presencia del guardia, la gente ya se acostumbró a abonar 2,10 sólo con la tarjeta (no recibe monedas) y que la falta del boleto en papel sigue generando confusión.

"No termino de entender por qué no ponen la máquina del boleto. Si es por una cuestión de espacio, que pongan otra. Pero no toda la gente mira el visor cuando pasa la tarjeta para ver cuánto le queda", se quejó Marina en el interior de uno de los vehículos.

Al no contar con la máquina que expende el boleto, en el mismo aparato donde se presenta la tarjeta para que se descuente el importe figura por unos segundos el saldo que queda aún en la tarjeta.

Por su parte, Losada -de la EPTM- indicó que "no han existido hasta el momento problemas, al menos de forma reiterada".

La gente está al tanto de que ya no es más gratis y, al ser un sistema conocido, se simplifica todo", agregó. René se acostumbró a viajar en él como parte de su rutina. "Yo trabajo en Maipú y todos los días y me vuelvo en Metrotranvía. Me bajo en Pedro Molina y de ahí hago el trasbordo gratuito con el 5, que me deja en mi casa", destacó el hombre que vive en el barrio SUPE de Godoy Cruz.

Pedidos

Dentro de lo tranquilo que es el recorrido, que toma poco más de 30 minutos desde la Estación Mendoza hasta Gutiérrez, los pasajeros no dejan pasar la oportunidad para hacer algunas críticas y observaciones.

"El estado del Metrotranvía es impecable. Pero cuando vas andando, vas viendo que los paradores están muy descuidados, con vidrios rotos, pintados con aerosoles en muchos lados. A eso se le suma que los autos y la gente no respeta los semáforos y cruza igual. Nos falta mucha educación", reflexionó Alejandro.

En la misma sintonía, Carla acusó la precariedad de los paradores. "No tienen cestos de basura, lo que lleva a que sea todo una mugre en el lugar y los alrededores. Tiene un techo, pero los bancos para que la gente se siente a esperar no están cubiertos y un día como el de hoy es imposible sentarse al sol. Tal vez sean detalles menores, pero no dejan de ser importantes", se quejó la joven.

Fuente: Los Andes

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