sábado, 6 de octubre de 2012

"Me dijeron que no me meta con el ferrocarril"


En las más de cinco horas que duró su testimonio, pudo confeccionar el identikit de uno de sus secuestradores. Prometió brindar revelaciones por el caso Ferreyra.

 El testigo del juicio por el crimen de Mariano Ferreyra que estuvo "desaparecido" durante 24 horas, Alfonso Severo, reveló ayer que pudo elaborar un identikit de uno de sus secuestradores.
     "Me dijeron que no me meta con el ferrocarril y que ni la presidenta ni la policía ni los derechos humanos me iban a salvar", sostuvo el exdirectivo de Ferrobaires, tras declarar, durante más de cinco horas, ante la fiscalía 3 de Avellaneda (sur del conurbano).
     Severo, según sus palabras, permaneció todo el jueves --cuando fue hallado cerca de la medianoche-- arriba de una furgoneta, boca abajo y tapado con una especie de alfombra.
     El único momento en que logró ver fue cuando dos sujetos armados interceptaron su auto; de uno, pudo confeccionar el boceto.
     "Yo estaba metido en una bolsa y tapado con una alfombra gruesa que no me permitía ver el día o la noche, pero escuchaba el paso de los trenes, las gallinas y los zorzales", describió.
     En los próximos días, Severo será citado a declarar en el juicio por el asesinato de Ferreyra, consumado hace casi dos años durante una protesta de trabajadores tercerizados en el barrio porteño de Barracas.
     "Patota de la Unión Ferroviaria sigue habiendo, pero hay otros poderes que están en otro lado que no tienen nada que ver con el gobierno y que están manejando porciones de poder. Ellos son los responsables de estos actos de vandalismo. Cuando declare en la causa, lo podré decir", apuntó.
     Si bien dijo apoyar la gestión de Cristina Fernández, no coincidió con un enfoque del ministro de Justicia, Julio Alak, que vinculó lo sucedido con la pulseada por la ley de medios audiovisuales.
     "Me dijeron que no me meta más con el ferrocarril, que ahí no voy a volver nunca más. Me decían que era un buchón, un vigilante, que piense en mis hijos", consignó Severo.
     También rechazó presuntas acusaciones de Ferrobaires (ver aparte). "Tienen miedo de lo que voy a hablar porque en el caso de Mariano falta gente que no está entre los imputados. Va a haber más", adelantó.
     Con golpes en la cabeza y signos de ataduras, Severo, de 50 años, apareció el jueves por la noche, tras haber sido secuestrado poco antes de declarar como testigo en las audiencias por Ferreyra.
     La familia había denunciado que el rapto se produjo en Sarandí (Avellaneda) cuando iba a visitar a un nieto: el auto, un Renault Clío negro, fue hallado cerca de su casa, al mediodía de la antevíspera, con las llaves puestas, documentos y la citación del juicio.

Fuente: La Nueva

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