Especialistas del sector ferroviario advierten que cada 15 días se produce el descarrilamiento de una formación de carga debido a las maniobras perpetradas por los asaltantes. Aunque los investigadores afirman que en el ataque a un tren que transportaba autopartes y alimentos en José León Suárez el último jueves participó una banda organizada, otros incidentes son provocados a la vera de asentamientos con mucha menos logística. Lo cierto es que en los últimos años se ha convertido en una modalidad delictiva recurrente que concentra la mayor cantidad de hechos en el Gran Rosario.
Los especialistas consultados afirman que el saqueo de los convoyes tiene como objetivo la reventa de los alimentos sustraídos, azúcar y granos de maíz en su mayoría, descartando que sean utilizados como alimento por pobladores carenciados. Y los métodos para frenar los trenes también son variados y pueden ir desde la colocación de troncos en las vías -como sucedió el último jueves en José León Suárez- al vaciamiento de las tolvas o actos de vandalismo cuando las formaciones circulan a baja velocidad al atravesar pasos a nivel. Desde la concesionaria NCA explican que esta última modalidad es la habitualmente utilizada cuando los trenes son asaltados en los accesos a la ciudad santafesina. Tierra de bandoleros. Carlos Salgado, director de Crónica Ferroviaria, advirtió que “los ataques contra formaciones son usuales. En Rosario es muy común hacer descarrilar trenes y desvalijarlos, algo que ocurre dos veces por mes”. La zona de Gran Rosario es un punto crítico y las concesionarias de cargas han reforzado la seguridad de las formaciones con vigiladores que incluso viajan en cuatriciclos, al costado de la vía, siguiendo a los vagones. Pero muchas veces esos dispositivos de prevención no alcanzan. “Los trenes de trocha ancha de la concesionaria NCA y los del Belgrano Cargas que transportan azúcar desde Tucumán son de los más afectados por este fenómeno”.
Una vez que la formación salió de la vía, los saqueadores cargan el botín en carritos y bolsas; los granos de maíz muchas veces terminan como alimento de criaderos de animales. “En muchas formaciones hay vigiladores. Pero no entiendo cómo no los pueden parar... Uno no sabe si es por necesidad o es algo planificado. En todo caso es parte del abandono del ferrocarril que ha hecho que surjan asentamientos en terrenos ferroviarios. Es gente llevada por los punteros políticos de turno”, explicó Salgado. La mayoría de los atracos suceden cuando las formaciones circulan por distintos asentamientos. “Me contaron que en José León Suárez se formó un verdadero hormiguero humano. Claro en esa zona es impresionante cómo se amplió la villa la Cárcova: ahora armaron casillas del lado izquierdo de la vía”, agregó el especialista en temas ferroviarios. Al respecto, sostuvo que en la última década “los terrenos ferroviarios fueron copados por las villas. En Retiro la villa 31 directamente terminó con el enlace vial entre la línea Roca y la San Martín. Hoy la vía está tapada por las casillas. Y a raíz de los incidentes, la operadora ALL tiene que desviarlos hasta Haedo y hacer una vuelta más larga para llegar a Retiro”. También recordó asaltos a trenes de carga que circulaban por los accesos a Mendoza. “Sucedía en el trayecto entre la capital y Luján de Cuyo: cuando pasaban cerca de los asentamientos, los hacían descarrilar y saqueaban el carbón transportado”, indicó. Al referirse a la degradación del sistema ferroviario, Salgado indicó que “en Córdoba y Tucumán los vagones reciben piedrazos que terminan dañándolos, incluso los coches con pasajeros.
Más allá del hecho delictivo, hay una cuestión cultural que hace que la población no respete lo que constituye un patrimonio público”. Alimentos para revender. Por su parte, una fuente vinculada a los operadores ferroviarios, que prefirió el anonimato, recordó que el tren que fue asaltado en José León Suárez había sufrido otros dos ataques en diciembre pasado. “Fueron en el mismo lugar, en el kilómetro 25, pero por entonces transportaba azúcar”, confió a este medio. En este sentido, el vocero consultado enfatizó que los ataques a formaciones ferroviarias “no son hechos aislados. Existe un modus operandi que se percibe regularmente. Cuando pasan por asentamientos precarios, en Rosario sur y en la cercana Ludueña, son atacados asiduamente. Es que los trenes circulan a velocidad reducida por la gran cantidad de pasos a nivel emplazados en la zona. Y operan gavillas, como en José León Suárez, y saqueadores sin tanta organización. Aunque en Rosario se hacen patrullajes en cuatriciclos algunas veces no alcanzan a frenarlos”. Los vándalos también asaltan a las formaciones que enlazan San Miguel de Tucumán con Tafí Viejo, en el ramal del viejo Belgrano Cargas. “En realidad, atacan donde hay elementos comestibles que se pueden revender. Cuando el tren pasa lento, abren las tolvas y descargan los granos que, al caer, hacen detener el ferrocarril, es decir, la misma carga lo va frenando”, concluyó el informante.
Fuente: Diario Popular
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