martes, 28 de septiembre de 2010

Tucuman: el tren del parque recibe el último empujón

El Concejo Deliberante aprobó una ordenanza que le exige al Municipio que elabore los pliegos para licitar la concesión del servicio.



En el Ejecutivo hay escepticismo: ya hicieron un estudio para reflotar el entretenimiento, pero se dieron cuenta de que es demasiado caro ponerlo en marcha nuevamente. Un cartel herrumbrado es la primera señal de olvido. La vieja estación, convertida en baño público, es la segunda sensación de que el viejo trencito del parque 9 de Julio, que paseó a dos generaciones de tucumanos, ya no le interesa a nadie.

Y las vías, perdidas bajo tierra o pavimento, terminan por confirmar que será muy difícil recuperar ese símbolo del entretenimiento infantil. O quizás este sea el último intento: la semana pasada los concejales capitalinos aprobaron una ordenanza que exige a la Municipalidad elaborar en los próximos 30 días los pliegos para licitar la concesión del servicio. La norma, iniciativa de los concejales Teresa Felipe de Heredia y José Luis Avignone, recibió el visto bueno de la mayoría de los ediles reunidos en sesión ordinaria del Concejo Deliberante. Según la ordenanza, el municipio deberá verificar el estado de las vías del trencito.



Las autoridades recibieron la noticia con escepticismo. Porque no hace mucho tiempo intentaron reflotar el entretenimiento, pero un estudio de costos determinó que era demasiado caro ponerlo en marcha nuevamente. No queda nada. Ni siquiera los restos de la inolvidable máquina se encuentran en el parque. A fines de marzo de 2004 sonó por última vez la enorme campana que anunciaba la salida del tren. En ese momento caducó la concesión que el municipio había otorgado a una firma mendocina para que explotara el juego. Para quienes miran con nostalgia la estación desmantelada, la posibilidad de reflotar el trencito les parece algo bastante lejano. Ellos, al igual que las autoridades municipales, temen que la iniciativa de los ediles termine de igual forma que pasó con la vieja confitería del lago.

Pese a haber llamado a licitación en más de tres oportunidades, todas las convocatorias quedaron desiertas. Finalmente, las ruinas del viejo comercio desaparecieron. Una buena voluntad nada más. Así calificaron las autoridades a la nueva ordenanza. No sólo sería costoso recuperar al trencito, sino que habría que cambiar el recorrido ya que el tránsito en el parque no es el mismo de hace algunos años, cuando el entretenimiento convocaba a cientos de personas. Pero quizás lo más difícil sería que el juego interesara otra vez a los pequeños y a sus familias. El impulsor de la ordenanza, Avignone, resaltó la importancia de recuperar el tren para que los niños puedan conocer en su integridad el parque. "Su recorrido podría traer aparejados más iluminación y cuidado en los espacios que atraviese. No cuesta nada hacer el intento", opinó. Día de parque. Los árboles y el lago pueden hacerles sombra a la computadora y a la tele en la lista de preferencias de los chicos.

Lejos de lo que dictan las sentencias actuales sobre los gustos de los niños, Martín y Manuel, de cinco y cuatro años respectivamente, eligen la salida al parque como lo más divertido que hay. Su madre, Elisa Robles, se hace un espacio al menos dos veces a la semana para llevarlos a correr por el espacio verde. Ellos no conocieron el trencito. Al pasar frente a la derruida estación, la mamá les recuerda que allí pasó momentos felices durante su infancia. También en el lago, cuando paseaba en los clásicos botes con forma de cisne que se dirigían a pedal. Y los ojos se le empañan cuando rememora aquellas tardes en que su madre la subía a los tradicionales chanchitos blancos que giraban en una especie de calesita. "La mayoría de los juegos clásicos del parque han desaparecido", sostiene la mujer, de 35 años. Ella, psicóloga, prefiere no echarles la culpa a las autoridades por el descuido. "Creo que las costumbres de los chicos han cambiado y el parque no evolucionó en ese sentido. Hoy quedan pocos juegos y generan poca atracción en los niños", sostiene. Propone que se invierta en inflables, toboganes gigantes, alquiler de bicicletas múltiples y otras alternativas más atractivas, como pistas de autos a batería. "Todavía queda una pista de karting que no da abasto los domingos", señala. Sólo un sueño. Cerca del mediodía, Milagros Esteban se acerca junto a sus pequeños, Marina y Sergio, a los juegos ubicados cerca de la vieja estación. "Soñaba con traerlos.

Es una pena que ya no funcione", exclama. Y reconoce que las familias han perdido el respeto que antes había por el parque. "Sólo los fines de semana esto se llena de niños y el espacio queda todo sucio. No sé si alguien va a querer invertir por dos días a la semana", sostiene, sin esconder el asombro que le genera ver ese lugar arruinado y desmantelado.

Fuente: La Gaceta

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