martes, 28 de septiembre de 2010

El Norte Grande lo tiene de socio a Moyano

No sólo de afiliados vivió el gremio de camioneros durante estos años de expansión. De a poco, la mano de Hugo Moyano también se puede ver mucho más allá de los límites del sindicato.

En abril de 2006, la entidad que conduce el jefe de la CGT logró un viejo anhelo: poner un pie en el tren de cargas, un medio de transporte que podría ser un gran competidor en caso de que haya una política firme para reactivarlos con fuerza. Entonces se declaró la emergencia del maltrecho ferrocarril Belgrano Cargas y se instruyó a la Secretará de Transporte para que buscara una solución. El grupo Macri, que originalmente habría presentado un proyecto para gestionar el ramal con la empresa china Sanhe Hope Full Grain, por pedido del Gobierno tuvo que incorporar a dos socios empresarios y a dos gremios: Roggio (Metrovías), Emepa (Ferrovías), la Unión Ferroviaria y La Fraternidad. Pero se olvidaron de cerrar la ventana y por allí entró camioneros. A último momento la gestión de emergencia incorporó al sindicato que maneja Hugo Moyano que logró rescatar para sí un 5% de la empresa. El gremio controla, además, el recientemente inaugurado Sanatorio Antártida, en pleno barrio de Caballito; el Club Atlético Social y Deportivo Camioneros, que participa en el Torneo Argentino C y la empresa Caminos Protegidos, una ART que ya está autorizada y lista para funcionar.

También hay un abanico de empresas de fuerte vinculación con Moyano. La constructora Aconra, que construye gran parte de las obras del sindicato, es una empresa en la que la familia tiene injerencia directa. En el taller textil Dixey, que presta servicios sólo a camioneros, la jefa es Valeria Salerno, hija de Liliana Zulet, actual esposa de Moyano. Salerno también es vice en Aconra. También hay una carpintería que lleva el mismo nombre que el taller. La maneja Salerno y abastece sólo al sindicato. Otro de los proyectos que involucran al camionero es el cobro de una tasa en el puerto porteño. Los exportadores y los importadores deben pagar un certificado de 14 dólares más IVA por cada contenedor lleno que ingresa o sale de las terminales 1, 2 y 3 (Terminales Río de la Plata, TRP) y 5 (Bactssa). El nuevo canon lo cobra Ivetra (Instituto Verificador del Transporte) para financiar la construcción de una playa de estacionamiento para 400 camiones y de almacenamiento de contenedores vacíos, en un predio de 14 hectáreas cedido por la Administración General de Puertos (AGP) para el uso común de la Federación de Camioneros (que dirige el líder de la CGT, de Hugo Moyano), de TRP y de Bactssa.

El nacimiento de la tasa portuaria no estuvo exento de polémica. Sucede que detrás de los 14 dólares varios vieron la mano de Moyano. Incluso se habló de que la actual mujer era una de las socias de Ivetra. Pero el gremio lo desmintió. Pocas figuras políticas en la Argentina de hoy han ido incrementando su poder en forma tan sostenida como el líder de la CGT, Hugo Moyano, de quien se puede decir que controla el transporte terrestre y parte del fluvial, del ferroviario y del aéreo del país. Su poder político y económico ha aumentado principalmente mediante el empleo de la presión que suele ejercer desde la CGT y desde el sindicato de los camioneros, que encabeza su hijo Pablo, y también por su descarnado y hábil aprovechamiento del poder de Néstor Kirchner, primero, y de su creciente debilitamiento, después.

Moyano ha asumido la conducción del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires en medio de acusaciones de traición de grupos sindicales antagónicos y de un clima de agitación social alentado por su hijo Pablo, quien generó un grave conflicto con cinco plantas del mayor productor de acero de la Argentina, la empresa Techint. Pablo Moyano presiona para que esa compañía incorpore a su planta permanente a unos 5000 camioneros que trabajan en forma independiente, una pretensión absurda. A raíz del conflicto, casi 50.000 toneladas de acero no pudieron salir de las plantas, según denunció un directivo de la empresa Siderar. Ultimamente, debido a un enfrentamiento con el gremio de la alimentación, Pablo Moyano enfrentó a una empresa que realiza servicios de catering para las líneas aéreas, lo que provocó grandes retrasos en las partidas de aviones desde Ezeiza y Aeroparque. Así como no tuvo más remedio que ver encaramarse a Hugo Moyano a lo más alto del justicialismo bonaerense, Kirchner también tuvo que permitir que otro hijo del sindicalista, Facundo, de 25 años, encabezara la Juventud Sindical Peronista.

Antes, el líder cegetista había instalado a uno de los suyos, el joven abogado Mariano Recalde, al timón de Aerolíneas Argentinas, empresa que sobrevive con los subsidios del Estado. Las cajas que directa o indirectamente controlaría Moyano suman miles de millones de pesos anuales y tienen que ver con la Administración de Programas Especiales (APE) del Ministerio de Salud, el Ferrocarril Belgrano Cargas, el Régimen de Fomento de la Profesionalización del Transporte de Cargas, la Licencia Nacional Habilitante, que debe renovarse anualmente de manera de proveer un flujo de ingresos constante, y el peaje derivado del enorme movimiento de los contenedores en el puerto de Buenos Aires.

A los Moyano se los vincula con la empresa Covelia, dedicada a la recolección de basura en el conurbano bonaerense, y, desde hace pocos días y en virtud de una adjudicación del gobernador bonaerense, al almacenamiento y la distribución de alimentos del plan social provincial Más Vida. Del control monopólico del transporte de cargas, Hugo Moyano ha saltado al paulatino control del aparato peronista y, en pleno salto, no vaciló, ocho meses atrás, en hacer ostentación de su poder, desafiando a la Corte Suprema de Justicia con la ayuda de uno de sus laderos, el titular del sindicato de los empleados judiciales, Julio Piumato.

Moyano calificó a la Corte de reaccionaria. Numerosos gobernadores ya han recibido advertencias de los operadores del sindicalista para que incorporen gremialistas en las listas de candidatos para las elecciones del año próximo. Una jefatura sindical y política como la suya es reflejo de la permanente utilización del poder sindical para provecho personal antes que en beneficio de los gremios y los trabajadores. Al no haber a la vista factores de contención, es lógico que Moyano suponga que su límite es el cielo. En cambio, para la sociedad argentina, puede ser trágica la materialización de ese proyecto basado en el ejercicio permanente de la extorsión, porque a la ciudadanía le toca el papel de rehén.

Fuente: Region Norte Grande

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