jueves, 17 de septiembre de 2009

Hubo tres accidentes en dos días y ya hablan de sabotaje

El descarrilamiento de ayer inhabilitará una vía durante meses. ¿Qué es lo que pasó?



El comienzo de semana fue difícil para la línea Sarmiento: un descarrilamiento en cercanías de la estación Liniers en plena hora pico de la tarde demoró el regreso a casa de muchos pasajeros. El martes no podía ser menos y al mediodía ocurrió otro accidente. Una formación sin pasajeros embistió la boletería sur de la estación Castelar, lo que podría haber sido una tragedia se transformó solo en susto ya que la boletería estaba vacía porque los empleados, solidarizados con el paro de subterráneos dispuesto para ayer, la habían desocupado (Ver: Insólito, un tren chocó contra la estación Castelar).




El día se completó con otro accidente, también sin víctimas, pero sí, con considerables daños materiales, un tren tomó mal un cambio de vías, descarriló y terminó de costado en el interior de los depósitos de Castelar. Arrancó una pared de chapa y rompió los pilares que sostienen a los rieles dentro de las fosas de mantenimiento. Otra desgracia con suerte (Ver: Un tren descarriló, destrozó una pared y cayó en una fosa).



Sin embargo algunas voces, cercanas al lugar del último descarrilamiento pero ajenas a las internas ferroviarias, empezaron a hablar de un posible sabotaje. No es para menos, hace unos veinte días los sindicatos de ferroviarios se debatieron a duelo con el Ministerio de Transporte y las empresas ferroviarias para llegar a un acuerdo salarial. Dos veces se suspendió lo que amenazaba ser un paro total de actividades que dejaría frenado al Conurbano.



El reclamo salarial estipulaba un 30% de aumento, luego de varias idas y vueltas se consiguió un incremento menor a lo que exigían los trabajadores. El 21% de aumento no habría satisfecho a todos los sectores gremiales.



Sin embargo, también es una realidad el estado general de los rieles, los sistemas de cambios de vías, y las formaciones que día tras día recorren el oeste del Conurbano. La formación chapa número 3, que ayer descarriló en los depósitos de Castelar, se apoyó, ya fuera de la vía y para no terminar de caer, en otra formación que descansaba en los galpones, el chapa 17. La misma formación que el 4 de septiembre de 2008 fue cascoteada, saqueada y hasta sufrió un principio de incendio en los incidentes protagonizados entre pasajeros enojados, Policía Federal y empleados de TBA (Ver: Lluvia de piedras en Castelar). Luego de ser lavada y reparada volvió a transportar pasajeros de Once a Moreno.



Muchos de los sistemas de cambios de vías datan de principio de siglo 20, el sistema de electrificado es el mismo que se implementó en la década del 20 y los coches Toshiba, si bien fueron muchos refaccionados, son los mismos que llegaron en barco desde Japón en la década del setenta. Por lo qué, los rumores de sabotaje podrían ser vanos si se los compara con el estado de los materiales que componen el servicio ferroviario.



Por lo pronto, empleados de TBA que se encuentran trabajando para retirar de los depósitos al coche accidentado descartaron el sabotaje aunque no pudieron atribuir el accidente a ningún desperfecto, solamente “se saltó un cambio de vías”.



Para retirar el vagón descarrilado primero lo elevaron por medio de un cricket neumático para luego, con durmientes, confeccionar una especie de vía suspendida por donde retirarlo. Después de que el lugar esté liberado se demorará meses para que la vía pueda volver a ser transitada ya que se reconstruirán los pilares y habrá que esperar a que el cemento frágüe..



Fuente: 24 CON

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