“Seguí, seguí”, fue la respuesta que recibió en cada estación Marcos Antonio Córdoba, el motorman de la formación siniestrada el miércoles, cuando avisó que estaba teniendo problemas con los frenos. Fragmentos de una sanción del 14 de febrero a un empleado que reclamó por el estado de un convoy.
Un informe publicado hoy por el diario La Nación revela que la empresa TBA sancionaba a los empleados que se negaban a operar formaciones en mal estado.
“Seguí, seguí”, fue la respuesta que recibió en cada estación Marcos Antonio Córdoba, el motorman de la formación siniestrada el miércoles, cuando avisó que estaba teniendo problemas con los frenos.
Esto lo reveló ante el juez federal Claudio Bonadío, y su declaración coincide con los dichos de otros empleados de la línea, dejando al descubierto las presiones que recibían para trabajar con las máquinas en mal estado.
"El objeto de esta sanción disciplinaria es que Ud. reflexione sobre las consecuencias que generan este tipo de actitudes, evitando su reiteración en el futuro. Asimismo queda usted notificado que en caso de reincidencia en conductas similares se hará pasible de sanción disciplinaria de mayor gravedad", dice una de las sanciones impuestas a un guarda que se negaba a salir con un tren con puertas que no cerraban, pisos con daños estructurales y ventanas rotas, fechada el 14 de febrero.
En casi todos los coches, las puertas, pisos y paredes de los Toshiba -el modelo de tren de la tragedia- están podridos. "Eso hace que el coche sea menos resistente a los impactos", explicó Edgardo Reynoso, delegado por la lista Bordó de la Unión Ferroviaria (UF).
"En la filmación del choque se ve como un estallido entre el primer coche y el segundo. Luego se supo que eran partículas de hierro oxidado que se desintegraron con la violencia del impacto, según los trabajadores", detalla el informe.
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Fuente: La Nación
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