domingo, 26 de febrero de 2012

Que parezca un accidente


Que parezca un accidente

 
 El miércoles 22, el país sintió un nuevo temblor a la medida que se fueron contando los heridos y muertos por el choque del tren de TBA. En medio del río de sangre hay una historia de 16 años que comenzó con Domingo Cavallo y sigue hasta ahora. El emblemático sindicalista ferroviario "Pollo" Sobrero saca sus conclusiones. Los Cirigliano y la trama de los subsidios y la teoría del 20 por ciento. Hasta el Metrotranvía sintió el remezón.

El 4 de junio del año pasado, MDZ On Line publicó la opinión crítica al proyecto del Metrotranvía del arquitecto especialista en ferrourbanismo José Luis Clement. Un detalle interesante fue la mirada revisionista de Clement, que recordaba que en los años 70 hubo un pico de "ferrofobia",  cuando los vecinos se hartaron de tener un tren pasando a nivel por calle Belgrano. "Hoy –decía Clement en esa nota- hay muchísimo más desarrollo hacia el oeste, y la frustración afectará a mucha más gente".
Aquel comentario parece que no cayó en saco roto. En medio del dolor colectivo que ocasionó el absurdo choque del tren en la estación de Once en Buenos Aires, el gobierno mendocino se aprestaba a subir a las reinas vendimiales al tranvía urbano que está por rodar atravesando el Gran Mendoza de sur a norte. El paseo real sobre rieles que se iba a concretar ayer sábado 25 era una iniciativa comandada por el secretario de Transporte local, Diego Martínez Palau.
Pero todo se truncó cuando el mismo funcionario anunció la suspensión del acto por dos motivos bien definidos. Primero: el hallazgo del cuerpo de Lucas Menghini Rey, el muerto 51 del choque del tren revolvió el sentimiento de repudio general. Segundo: aún no está internalizado el concepto del tranvía urbano sino que una buena parte de los potenciales usuarios entiende que es el regreso del tren a Mendoza. “No queremos que se relacione el tren con el Metrotranvía porque no lo es”, definió Martínez Palau ayer al mediodía. También admitió que la empresa encargada de la obra, Ceosa, de Fernando Porreta, pidió tiempo para terminar los detalles de demarcación. A eso hay que sumarle la poca atención de los peatones y conductores a la señalización de tránsito. En definitiva, según las explicaciones del secretario de Transporte, tenemos un proceso largo por delante, donde hay que poner en marcha un programa de concientización vial para que el tranvía se acomode.

Cristina junto a Paco y el Metrotranvía.

Así, el gobierno de Paco Pérez no pudo abstraerse al cimbronazo del tren de la empresa TBA que se arrugó por el impacto que produjo su desenfrenada carrera sobre los topes de la estación porteña más poblada de Buenos Aires. En las últimas horas, el gobernador le dijo a su amigo Martínez Palau que él recién se subiría al Metrotranvía cuando estuviera en funcionamiento normal.
La actitud de Pérez es sensata, más si se recuerda la imagen feliz de la presidenta Cristina Fernández subida al tranvía y él junto a ella. Fue semanas antes de las elecciones de octubre. Ahora Cristina no vendrá a la Fiesta de la Vendimia por prescripción médica (y política). Y el Metrotranvía también deberá esperar para rodar tranquilamente.


La hora del Pollo
Sin dudas, este país vive sacudido por fenómenos políticos y sociales que se producen como flashes efímeros que encandilan a la opinión pública y de pronto se apagan por otro fogonazo producido por otro hecho que ilumina y copa el escenario público. Es lo que los periodistas y esta sociedad mediatizada llaman la "agenda". Un apunte de la realidad pública cada vez más deshechable. Por eso, antes de que se apague el incandescente caso del tren de la estación de Once, repasemos la historia y quizá le daremos la razón a la frase popular que dice "que parezca un accidente", tal como se titula este informe.
Uno de los protagonistas de esta historia es como si fuera un San Juan Bautista de estos tiempos. Se lo ve gritando entre los rieles como loco profeta en el desierto. Es el sindicalista de base Rubén Pollo Sobrero. Es el denunciante más duro de los últimos tiempos de la desaprensión y el abandono de los trenes sin mantenimiento por el despilfarro de subsidios que dejan a los vagones convertidos en cajones mortuorios.
A fines de septiembre de 2011, el Pollo ganó popularidad porque fue apresado acusado de sabotaje y de originar el incendio de trenes de la empresa TBA ocurrido en mayo del año pasado.
Una semana después de ser detenido, fue liberado por falta de pruebas e inmediatamente acusó al actual senador nacional y entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernádez, de haberle armado una causa penal. Sobrero quedó libre y consolidado como referente de los trabajadores del Sarmiento y con la voz más picante. De hecho, al día siguiente de la tragedia de Once, el gremialista comentó a los medios porteños que ese día trágico se despachó a gusto, a puertas cerradas, con los funcionarios del Gobierno central, a los que considera responsables de aquel maltrago que vivió hace cinco meses. "Lo que me llamó la atención fue cómo tipos que me detestan, y yo a ellos, se arrastraban ante mí diciendo que cada uno había hecho lo que le correspondía con el caso del tren, para sacarse cualquier responsabilidad del desastre", comentó el jueves a las radios porteñas.
Se dio tiempo también para contar que los trabajadores ferroviarios han naturalizado la desgracia. Las muertes, las heridas y las mutilaciones son moneda corriente para ellos. Pero advirtió dramáticamente que los únicos que no pueden superar el dolor son los motorman,"que ven cuando van a pisar a alguien y no pueden evitarlo".
Luego de los desmanes del viernes a la noche en la estación de Once, tras la aparición del cuerpo de Lucas, Sobrero atendió a MDZ Online, y estas son sus explicaciones de por qué llegamos al miércoles 22 a las 8 de la mañana.

Oportuno fotomontaje: Sobrero y una historia detrás del horror ferroviario.

Este es el testimonio del empleado del sector de telecomunicaciones de TBA y presidente del cuerpo de delegados de la Línea Sarmiento.

El conflicto

Este conflicto que estás viendo es el fin de una aventura que fueron las privatizaciones. Es el comienzo del fin. Porque acá durante muchísimo tiempo, en los 90, nos decían que con las privatizaciones todo iba a cambiar. Bueno, evidentemente, no sólo que nada cambió, sino que empeoró el estado de los servicios que fueron privatizados. Y también fracasa la política de control del Estado, porque los sectores de gobierno que debían controlar estas empresas hicieron oídos sordos a las decenas de denuncias que presentaron los trabajadores, principalmente los de ferrocarril Sarmiento, de su cuerpo de delegado, que se cansaron de hacer denuncias informando sobre el estado de los trenes, de las vías, y fueron cómplices de las empresas. Nosotros hace 8 años que venimos denunciando el sistema, desde el cuerpo de delegados y como empleados de la TBA. Veníamos denunciando la falta de inversiones, donde veníamos denunciando que podía suceder un "Cromañón" ferroviario y, lamentablemente, sucedió. 
Mirada interna

Lo que nosotros estamos viviendo es una impotencia y rabia a la vez, porque en el mismo momento en que nosotros estábamos sacando a los muertos del tren que chocó en la estación de Once, en el mismo momento, hay un juez de la Nación (Oyarbide) que es cercano al gobierno, un juez que hace alarde de un pasar económico que sería imposible pagarlo con su sueldo. De un plumazo lo libraba de todas las pruebas que tenía el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime y sacaba de un plumazo todas las pruebas y brindaba así la posibilidad de reírse de todos nosotros. Porque esa causa que se seguía por enriquecimiento ilícito, corrupción, todos esos hechos graves. Le permite a este funcionario corrupto reírse en la cara de todos nosotros siendo que fue el principal responsable del vaciamiento de los ferrocarriles y de hechos de corrupción. Entonces, ahí la Justicia te muestra un camino muy peligroso. El otro problema, que también vemos como trabajadores, es que mientras nosotros nos quedamos sin ferrocarriles porque los compañeros que trabajan en esta empresa pierden su trabajo, vemos que el secretario de Transporte, el actual, Schiavi, plantea en su conferencia de prensa después del accidente que si el accidente hubiese sido un día antes, hubiese habido menos muertos, como si no le bastara tener un solo muerto, y planteando después barbaridades, que la mayoría de los accidentados fueron del primer vagón porque si hubiesen estado en el segundo hubiese sido distinto. Marca unas declaraciones muy poco felices. La verdad, muestran en qué sintonía están ellos. El Gobierno está en la sintonía de defender las empresas privadas y en tapar los hechos de corrupción. Pero tiene un problema: en estos ferrocarriles hay un cuerpo de delegados de trabajadores que no se callan la boca, que están de pie y que, por ejemplo, el miércoles que viene vamos a una asamblea general donde vamos a decidir los destinos nuestros como trabajadores dentro de la empresa TBA. Entonces, evidentemente, tenemos bronca, impotencia pero tenemos la fuerza necesaria como para presentarles una causa a todos estos hechos de corrupción.

La detención de septiembre y la liberación de octubre

Me detuvieron acusado de sabotaje, de quemar trenes; pero, en realidad, ellos me detuvieron porque nosotros venimos planteando y denunciando a este gobierno y a las empresas. El problema que ellos nunca contaron es que los trabajadores se iban a movilizar en defensa de su dirigente de una forma que, la verdad, no esperaba nadie. Vos fijate que en la Argentina es muy difícil que se haga una movilización por un dirigente gremial. Y acá se hizo, se hizo y yo estoy en libertad no porque no hayan tenido pruebas, porque nunca las tuvieron, yo estoy en libertad pura y exclusivamente por la movilización y la presión que metieron los trabajadores y la sociedad, que veían que mi cárcel no era más que un invento “berreta” para hacernos callar la boca.
La asamblea que se viene
El poder tiene un problema. Los trabajadores vamos a reaccionar, el miércoles tendremos una asamblea general, cuando vamos a ser los trabajadores los que vamos a decidir el destino de nuestro lugar en TBA. Miércoles 14, convocados todos los de Línea Sarmiento, donde se va a discutir qué hacemos con la concesión.


Los Cirigliano
Dice Sobrero de Mario y Claudio Cirigliano, los concesionarios de las líneas de los férreas Mitre y Sarmiento: "Son empresarios que se han enriquecido, siempre muy ligados al poder, fueron empresarios que llegaron a la función para acrecentar su patrimonio nacional a partir de respaldar la candidatura de Cavallo en los 90, hicieron buenos negocios con Menem. Y después siguieron teniendo una relación muy estrecha con De La Rúa, con Duhalde, y en la actualidad con Kirchner. Han estado muy bien y han hecho negocios con todos los gobiernos".
En 1959, Nicola Cirigliano, un inmigrante de Vaglio Basilicata, Potenza, un pueblo del sur de Italia, era dueño del interno 16 de la Línea 295, que hacía el recorrido Palermo-Avellaneda. Hoy la empresa Plaza, en manos de sus hijos Mario y Claudio, tiene 4.340 empleados en el país y otros tantos en países como Perú o Estados Unidos.
La descripción del gremialista es oportuna para explicitar mejor quiénes son los dueños de TBA y sus vinculaciones con el poder. Segun el libro El dueño, de Luis Majul, "Cirigliano le enseñó a Ricardo Jaime cómo manejar los subsidios, ya que a una semana de asumir, ya le tocaba pagarlos". Esto se expresa en el capítulo El hombre que sabía demasiado. También confirma en base a testimonios las compras insumos con sobreprecios. Y concluye en el escalofriante saldo mortal de TBA, que "entre 1996 y 2004, entre línea Sarmiento y Mitre reportaron 72 muertos", aunque las explicaciones de la empresa remarcaron que la mayoría fueron suicidios. Pero luego se especifica que "2005 fue uno de los más funestos en cuanto a accidentes". Y en esa dirección es que el libro reporta como aviso que "en cualquier momento tenemos otro Cromañón". Por todo esto se imputó a Jaime y a Claudio Cirigliano.
La historia reciente se remonta a 1994, cuando el Grupo realizó una jugada de ajedrez y se quedó con buena parte de la reparación ferroviaria a través de una de sus empresas- Al año siguiente, cuando Domingo Cavallo, entonces superpoderoso ministro de Economía, fue en un helicóptero a un buque de la Armada para firmar con Cirigliano el contrato de concesión de los ferrocarriles. Así, el Grupo se quedó con todo: con la reparación de las máquinas, que se las cobraba al mismo Estado, y con el servicio que ocupaba a los mismos trenes Toshiba, que eran "reparados" por ellos mismos. En ese tiempo ya se escuchaban las denuncias de saqueos y desaparición de material ferroviario. La contraparte a favor Cavallo se evidenció cuando el calvo autor de la Convertibilidad encontró sede para su partido Acción por la República en el edificio de Chacabuco y Diagonal Sur, propiedad del Grupo Cirigliano.
Majul relata que fue Claudio junto con el sector gremial encabezado por Hugo Moyano y Pedraza los que apretaron a Eduardo Duhalde en 2002, cuando le advirtieron que el país se incendiaría si no se mantenía el cuadro de subsidios para el sector.
Duhalde no se tomó ni un segundo para reaccionar en consecuencia. y ratificó ese esquema del cual se nutrieron los Cirigliano y las demás empresas de transporte.
A Claudio Cirigliano, cabeza del grupo, se lo describe como un empresario activo, políglota y un aceptable jugador de golf, deporte que lo acercó a Carlos Menem.
Ya en 2003, con Jaime en la Secretaría de Transporte, Claudio Cirigliano se transformó en más de una oportunidad en intermediador entre el mismo Gobierno con empresarios. Esas gestiones se acentuaron y el grupo se hizo carne de la acción oficial, al punto de que los médicos de TBA asistieron a Julio De Vido de su afección diabética. Ese nivel de simbiosis se notó en este tramo del kirchnerismo.
Por ejemplo, Jaime viajó en avión a Brasil pagado por TBA y Cirigliano sólo explicó que se trataba de urgencias que la empresa tenía para que el funcionario conociera los planes de expansión del Grupo. Jaime y Cirigliano terminaron investigados por dádivas y enriquecimiento ilícito, respectivamente por esta relación promiscua institucionalmente. Y ambos han quedado sobreseídos.
El Grupo Plaza recibe mensualmente 55 millones de pesos del Estado, 37 millones por los trenes y 18 por los colectivos. El punto es adónde van a parar esos millones. Majul esgrime una teoría que parece macabra a la luz de los últimos acontecimientos. Y todos los informes oficiales en que los mismos organismos oficiales han advertido sobre las condiciones calamitosas en que se encontraba el Sarmiento y avizoraban un final infeliz

Claudio Cirigliano hace de guía en una visita de Cristina a un tren de TBA.

En base a dichos de empresarios que mantienen sus identidades ocultas señalan que los subsidios tienen un "retorno" para una red de funcionarios que asciende a 20 por ciento del monto. Los subsidios están destinados para el gasoil o son entregados por los kilómetros recorridos. El caso es que si el que da el subsidio se termina quedando con el 20 por ciento de lo otorgado, pasa a ser "socio" del que debe controlar. Por lo tanto, si ese dinero no se transforma en reinversión y mantenimiento en la empresa concesionaria subsidiada, es una consecuencia lógica de esa relación. En su libro, Majul le atribuye el rol de subsiador al fallecido Néstor Kirchner, a quien califica como "El dueño de todos los negocios públicos y privados". Si fuera así, ¿quién habrá heredado ese lugar?
Si el Gobierno adopta el papel de querellante en la causa de estrago culposo contra algún ejecutivo de TBA, entonces será por lo menos una hipocresía, ya que fue el mismo Gobierno quien permitió con su displicencia que el tren chocara si el observador se atiene a la descripción anterior.
Por eso, está claro que con semejante esquema lo que ocurrió el miércoles 22 es un efecto colateral de esa relación perversa y, sin temor a errarle, a más de uno de los involucrados se le habrá planteado la conocida frase: "Que parezca un accidente" y así zafamos todos.
Informe: Jimena Catalá
Fuente: MDZOL

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