domingo, 8 de enero de 2012

Un tren cada vez más lejano

La reactivación del servicio ferroviario entre las estaciones Sud y Solier aparece como una posibilidad remota, pese a los reclamos de vecinos residentes en le distrito de Coronel Rosales.

Pese a la tenacidad de un grupo de entusiastas ferroviarios y seguidores del ferrocarril, el regreso del servicio de trenes entre Bahía Blanca y Punta Alta tiene hoy más visos de utopía que de realidad. Aproximadamente, según cálculos extraoficiales, la reconstrucción del ramal de 32 kilómetros insumiría una inversión cercana a las 4 millones de dólares.
Poco y nada se avanzó en tal sentido y la cooperativa ferroviaria impulsada por varios puntaltenses aún no pudo obtener la personería jurídica. Este grupo de vecinos sostiene que una de las claves para recuperar el servicio consiste en lograr que el gobierno nacional dé por terminada la concesión de ese tramo a la empresa Ferroexpreso Pampeano. Tiempo atrás denunciaron que, entre Villa Arias y Cabina Este (en proximidades de El Saladero), esa empresa levantó 18 kilómetros de vías. "Desarman una vía que tienen en desuso para armar otra y el subsidio que le da el Estado por el mantenimiento se lo guardan", denunciaron.
Los miembros de la cooperativa sostienen que las vías y el material que fue extraído tiene que ser repuesto por Ferroexpreso Pampeano. Los trenes de pasajeros entre Bahía Blanca y Punta Alta dejaron de correr hace 20 años. Durante cinco décadas fueron el nervio motor del transporte público de pasajeros. Incluso hasta fines de los '60, una docena de servicios diarios enlazaban la Estación Sud con sus similares puntaltenses de Puerto Belgrano y Almirante Solier. A la primera tardaban 42 minutos, a la segunda, 56. Las formaciones eran tiradas por locomotoras a vapor y posteriormente por coches-motor Fiat y máquinas diesel como las Baldwin, Cockerill y GT22. Hoy el tramo férreo entre Bahía Blanca y Punta Alta se encuentra casi totalmente canibalizado, con robo de durmientes, y los tamariscos existentes a la vera de las vías terminaron socavando terraplenes, puentes y alcantarillas. Desde la futura cooperativa se apunta a la recuperación, por parte del Estado, del ramal, luego de que la empresa concesionaria acondicione los rieles. La idea, en una etapa posterior, es emplear coches livianos como el Tecnotren, que permitirán abaratar el valor del pasaje y tardarían unos 40 minutos contra casi una hora que demoran los micros. El Tecnotren es una especie de colectivo sobre rieles. Se basa en un coche motor con capacidad para 50 pasajeros. Uno o ambos frentes pueden remplazarse fácilmente por semiacoplados, llevando la capacidad de la dupla a 100 pasajeros o de la triple a 150. Posee un motor diesel de Fiat Duna y puede circular a una velocidad máxima de 55 kilómetros, con un consumo de sólo 90 litros de gasoil cada 900 kilómetros.

Otra posibilidad, mucho más ambiciosa, sería emplear el Cochemotor Materfer, con motor de camión Scania. Se trata de un vehículo bidireccional diseñado para servicios de media distancia, hasta 500 kilómetros o 10 horas de viaje, con capacidad para 132 pasajeros en butacas reclinables y una velocidad máxima de 120 km/h. Dos empresas. Los ferrocarriles que unieron Bahía Blanca con Punta Alta fueron dos: el denominado Ferrocarril Estratégico que, partiendo de Grünbein, llegaba a la Base Naval. Fue realizado por la compañía Ferrocarril del Sud y habilitado en 1898. En 1945, aproximadamente, fue levantado. El otro fue realizado por la empresa que explotaba la línea Rosario-Puerto Belgrano, que en 1922 extendió los rieles entre Punta Alta y nuestra ciudad, con terminal en Brown al 1800.
Los trenes corrieron a la Estación Rosario (luego terminal de ómnibus) hasta el 9 de julio de 1949. Luego lo hicieron, ya en manos del Estado, a la Estación Sud hasta comienzos de los '90.

Cuando los bahienses veraneaban en Punta Alta 

Apenas unos rieles carcomidos por el tiempo, a orillas de la ría, constituyen los únicos testigos vigentes del viaje que todos los veranos hacían, rumbo a Punta Alta, miles de bañistas bahienses. Lo que hoy pocos comprenderían, 80 años atrás era moneda corriente, sobre todo porque el ferrocarril constituía casi el único medio de transporte y no existían demasiadas opciones domésticas para mitigar el calor. Por donde iban las vías iba la gente. Y las vías llegaban, precisamente, hasta el balneario Arroyo Pareja, meca del turismo regional y punto privilegiado para disfrutar de las aguas del estuario.

El servicio ferroviario Bahía Blanca-Punta Alta-Muelle Puerto Belgrano fue librado al público el 1 de noviembre de 1922. Ese viaje inaugural llevó al balneario de Arroyo Pareja a más de 500 bañistas. La playa se había conformado con arena final volcada sobre el barro del cangrejal y mar adentro se había dispuesto una red de 700 metros de frente para evitar, sin demasiado éxito, el paso de las medusas. Todo el balneario tenía un murallón de piedra con dos hileras de casillas y escaleras de madera para bajar a la playa.

La rambla, de 300 metros de largo, estaba iluminada por faroles eléctricos y un hermoso chalet cobijaba el bar y el restaurante donde se daba cita buena parte de la burguesía bahiense. El movimiento turístico perduró hasta la nacionalización de la empresa ferroviaria francesa, en 1947. El predio fue cedido a la Armada Nacional, que vedó el paso de los civiles. Posteriormente un sector del antiguo predio volvió al uso público, sirviendo como como base al actual balneario de Arroyo Pareja.

Fuente: La Nueva

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