jueves, 12 de enero de 2012

El Metrotranvía no circula y ya dañaron varios paradores


Los destrozos se observan en el tramo de Luzuriaga y General Gutiérrez. Pondrán vigilancia policial. Inaugurarían el servicio para la Vendimia.

"Esto muestra lo que somos como ciudadanos, pedimos cosas, adelantos y cuando los tenemos, hacemos estas cosas".

La expresión pertenece a Oscar Ferreyra (32), vigilador privado que ayer observaba los daños causados por desconocidos en el parador Comandante Piedrabuena, en Maipú, del Metrotranvía Mendoza, que presenta todos los vidrios de sus instalaciones destrozados a pedradas.
Este daño se produce cuando todavía no está en  vigencia el sistema de transporte, y los autores pueden hacer de las suyas aprovechando la nocturnidad y la falta de vigilancia de la infraestructura.

La recorrida

No es el único sitio, donde desconocidos al amparo de las sombras han producido esta agresión, ya que por lo menos en tres estaciones más se observan ataques, que los individuos llevan a la práctica utilizando el mismo balasto, que es el material que es el material utilizado para soporte de las vías férreas.

En el Ministerio de Infraestructura son contestes con estos daños materiales y además de indicarse que los arreglos pertinentes deberán serán asumidos por la contratista (que tiene la posesión de la obra), se anunció que en una semana a más tardar comenzará a operar una unidad policial especial para proteger la infraestructura. Se trata de personal derivado de Infantería, capacitado y equipado para la emergencia y vestido con uniformes distintos al resto de la tropa.

Una recorrida por las primeras instalaciones del Metrotranvía, exceptuando el punto de partida  del recorrido, en la estación de General Gutiérrez, donde está el obrador de la contratista Ceosa, permitió advertir distintas 'intervenciones' de los que podrían llamarse "los destructores de siempre". En el primer parador, el de la calle Maza, se observan pintadas sobre dos construcciones que sostienen un techo, y que contienen elementos informativos para el usuario.
Por poco que fuere, el enchastre con pintura amarilla molesta a los residentes. "No hemos empezado a usar el tren, y ya tratamos así a las paradas, no puede ser", dijo el técnico en televisión Tomás Pasquale, del barrio Faiman.

En el siguiente parador -Alta Italia- hay un vidrio astillado en un lado del andén y enfrente también fue apedreado el diminuto recinto donde están colocados los nombres de las etapas del recorrido.

Avanzando hacia el oeste aparece el parador Comandante Piedrabuena, frente al barrio Antártida Argentina I. Allí el embate fue generalizado y todos los vidrios de las pequeñas instalaciones fueron hechos añicos.

El joven Ferreyra, cuyo testimonio dimos al comienzo de esta nota, no vive en el lugar y se dirigía a pie hacia su casa de Gutiérrez con una moto descompuesta, lo que le permitió observar la instalación dañada, a la altura del número 1500 de la variante Hipólito Yrigoyen.
La saña fue tal contra la infraestructura ferroviaria, que los vidrios laminados, es decir de alta resistencia, fueron rotos, observándose restos esparcidos al costado de los rieles.

En este último sector, la vecindad de la gran barriada del Antártida se ve impotente frente al accionar de los "destructores". Por eso, el Centro de Salud N° 199, en plena zona cívica barrial, será cerrado con un perímetro alambrado o de otro tipo, para evitar las agresiones.

Una ama de casa de este sector, sostuvo que los daños se practicaron a pesar de que en el pequeño complejo de entidad oficiales hay una delegación de la Policía Científica, Delegación Maipú. "Por la noche -contó- se escuchan ruidos y la actividad de muchachos que usan los sectores ferroviarios para fumar y beber". Suponemos que cuando los trenes estén en movimiento, esto se acabará".

De todos modos, algunos vecinos, como Patricia suponen que cuando los trenes estén en movimiento, habrá mayor vigilancia y los merodeadores desaparecerán. Esta vecina espera con ansiedad que se inicie el recorrido porque tiene dos hijos adolescentes en el colegio San Buenaventura, en la ciudad capital, y no ve la hora de mandarlos por el transporte sobre  rieles, con lo que irán casi de punto a punto.

Afortunadamente, la hermosa estación de Luzuriaga, reciclada y muy bien presentada, se salvó de los ataques, porque hay un sereno, aunque alguien probó puntería contra los vidrios comunes de una de sus puertas. Y lamentablemente dio en el blanco.

Fuente: Los Andes

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