martes, 16 de marzo de 2010

Cuando arranca La Trochita, la meseta late

La experiencia del viaje experimental no resultó lo esperado. Un desperfecto impidió cumplir con el recorrido que se completó en camionetas hasta Río Chico. Vislumbran un atractivo turístico.



Ingeniero Jacobacci. La aventura comenzó el viernes en Viedma en el tren provincial. Pasadas las 18 una delegación del Gobierno provincial y periodistas puso la mira en la localidad de la Línea Sur rionegrina.

El viaje fue de lo más placentero y se cumplió con puntualidad inglesa.

Cena en el salón comedor con la atención de siempre del personal de Tren Patagónico. La llegada a Jacobacci se produjo exactamente a las 7.30, tal lo pautado y como lo establece el horario habitual.

La recepción de la Línea Sur mostró el ser patagónico: viento y frío. Mucho si se contempla la época del año. Desde el arribo mismo se notaba un pueblo expectante. La trochita es un sentimiento que no tiene explicación racional. Además fueron quince largos años en los que no se la vio salir con habitualidad. Sólo un viaje esporádico allá por octubre de 2008 que no alcanzó para recuperar el sentimiento.

El proyecto de recuperación de este tren tan particular nació hace varios meses y se ejecutó en los últimos cuatro e implicó el trabajo de quince personas que insumieron 1.500 horas hombre de trabajo. Se contrató a la empresa G&G Metalmecánica para la recuperación del material histórico. Se repararon integralmente las calderas y se revisaron todas las partes mecánicas. A eso hay que agregar el arreglo y embellecimiento de los vagones. La inversión realizada alcanzó los 179 mil pesos.

A todo vapor

A las 9.55 del sábado sonó la campana de la estación de Ingeniero Jacobacci. Expectantes y ansiosos las más de sesenta personas respiraron hondo y soñaron con la llegada a Río Chico. Una mujer decía a los cuatro vientos sentirse parte de la historia. Así estaban casi todos aunque no lo dijeran. Uno de ellos era el gobernador Miguel Saiz que, como nunca en actividades oficiales, compartió el viaje con su esposa Marta, muy simpática y con un perfil extremadamente bajo.

El humo negro, por la combustión del gas oil y el vapor, empezó a marcar el camino rumbo a la meseta. Al costado de las vías la gente saludaba al trencito con singular simpatía y emoción. Lentamente, por momentos demasiado, la trochita fue trepando la meseta hasta que aparecieron los problemas. Aparentemente, la calidad del agua -demasiado dura- no permitía un “buen” vapor y la locomotora no soportaba la temperatura en alguna de sus partes. Fueron varias las paradas hasta que se optó por la mejor medida, seguir hasta Río Chico en camionetas para cumplir con la gente que esperaba al Gobernador y a sus funcionarios.

Lo cierto es que La Trochita, esa es la actual denominación como producto, se puso en marcha, con dificultades y quizás sin las pruebas necesarias para emprender un viaje. No es grave si se piensa en quince años parada, con equipamiento histórico y con un encanto particular.

Lo más importante, mantener vivo el proyecto

La puesta en marcha de La Trochita es un desafío de la gestión. El Gobierno, a través de Tren Patagónico y Turismo, tienen por delante la tarea de que no se repita lo que ocurrió el sábado, por más que haya sido un “viaje experimental” y bajo esa figura poder justificar los errores.

Antes de poner en marcha cualquier proyecto, el mismo debe estar probado hasta el hartazgo. Esta vez éramos todos rionegrinos que sabíamos que podía haber inconvenientes; cosa que no se puede permitir si son contingentes de turistas o vecinos de la Línea Sur que deseen viajar hasta alguno de los parajes.

Lo importante es la iniciativa y, ahora, el esfuerzo que hay que poner para derrotar a los agoreros. Los pesimistas podrán decir que fue un “bochorno”. Los optimistas que es más importante mantener vivo el proyecto que los inconvenientes sufridos. Yo suscribo a esto último.

Fuente: Noticias.net

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