En febrero se estaría presentando el informe preliminar de un master plan que aspira a definir el destino de los terrenos ferroviarios que incluyen la estación central, sobre Racedo.
Ya hay ideas en danza: espacios verdes, plazas secas, áreas para el disfrute de propuestas culturales, centros de exposición, espacios
gastronómicos y hasta un sector para el desarrollo de proyectos inmobiliarios.
Con financiamiento de la Unidad de Preinversión, un equipo de profesionales trabaja en un master plan que ordenará el desarrollo urbano de un sector clave, que supo ser frontera ciudadana y hoy ha quedado en el medio, entre el presente y la proyección a futuro.
Toda esa área ha ido siendo recuperada de a tramos, casi a pulmón, en oleadas, tal vez desordenadamente. Allí, en el borde más próximo a Racedo, funciona la escuela Cesáreo Bernardo de Quirós, el coqueto Centro Cultural Juan L. Ortiz, el Museo Interactivo de Ciencias, destacamentos de la Policía y de Bomberos, la estación central a medio restaurar, dependencias provinciales y municipales de variado pelaje. Y, enfrente, del otro lado de las vías, en una franja vecina a calle Pronunciamiento, galpones enormes, uno al lado de otro, uno recostado en el vecino, mejor dicho: un oxidado sistema de cajas chinas del que se desprenden recuerdos del viejo taller. Algunas de sus almas espaciosas ya han sido recuperadas, otras están aún en el purgatorio, camino a ser refuncionalizadas, a la espera del milagro. Más acá, más allá, un infierno de chatarra y hierro retorcido. En el fondo, un depósito de Enersa. La distribuidora eléctrica no sólo acondicionó un sector importante sino que lo iluminó, le devolvió circulación de camiones y equipos, incorporó seguridad de manera permanente y, por si fuera poco, construyó una calle que une Pascual Palma con General Espejo, casi en paralelo a la célebre pasarela hacia barrio Belgrano.
Habrá que reconocer que, a pesar de las limitaciones, sobre todo presupuestarias pero también operativas, la Unidad Ejecutora Ferroviaria de Entre Ríos ha ayudado a que la ciudad visualice ese espacio, de casi 20 cuadras de frente sobre Racedo, de enorme potencialidad para una ciudad que no cuenta con lugares donde los predios feriales se integren a enclaves culturales y educativos, de esparcimiento.
Hoy tal vez pocos recuerden que eso era un baldío gigante, tierra de nadie, verdadero tapón para la expansión de la ciudad. Con el modesto recurso de desmalezar, de mantener el pasto a raya, de forestar aunque sea tímidamente, de limpiar con cuadrillas de presos, lo que estaba oculto emergió. Los aguantaderos de no hace tanto fueron habitados nuevamente por voces de trabajadores, por el esfuerzo cotidiano de transformar el sueño en realidad, por máquinas y equipos en plena faena, por tareas contrarreloj para recuperar vagones, tanto que allí sin ir más lejos se acondicionan las unidades que darán forma al tren de pasajeros que a mediados de diciembre intentará unir Paraná con Concepción del Uruguay.
Recorrer toda esta parcela es un viaje atrás en el tiempo, a épocas donde lo nacional, lo público, tenía otro marketing. La tipografía en los carteles, la manuscrita letra obrera que llenó de indicaciones el negro del pizarrón, las cuadras cada cual con su oficina para el capataz en un rincón o sobreelevado, las piezas ordenadas por tipo de repuesto, con una leyenda en birome borrándose en la etiqueta amarilla que cuelga de una piola corta, como si hubieran sido inventariadas un segundo antes del cierre definitivo, producen sorpresa primero y cierta desazón también, porque no dejan de ser testigos silenciosos, inertes, de las oportunidades perdidas.
A FUTURO. El despliegue de estas dos alas del terreno, la pública, más cercana a Racedo, y la ferroviaria, recostada sobre Pronunciamiento, ordenarán seguramente el master plan, financiado por el Ministerio de Economía y Producción, a través de la Unidad de Preinversión. Ya fueron acordados los términos de referencia y, en febrero, debieran estar entregándose los primeros resultados. Seguramente, habrá un sector reservado para el desarrollo de proyectos inmobiliarios y gastronómicos que, si se aplican criterios en boga, podrán generar recursos que financien iniciativas puntuales de recuperación.
Es clave, en este sentido, resolver la cuestión dominial: si bien todo es propiedad del Estado federal, hay lugares que han sido transferidos de modo precario para uso de la Provincia o la Municipalidad. No es este un tema menor: se trata de una madeja que amaga con enredarse cada vez que se tira de alguno de sus extremos.
“Debemos incorporar todo este sector a la trama urbana de Paraná para generar una nueva centralidad que incluya todo el desarrollo en ciernes que se producirá sobre los terrenos del Ejército”, le dijo a EL DIARIO, el secretario de Planeamiento e Infraestructura, Guillermo Federik. “Para nosotros es central intervenir en estas piezas urbanas que se presentan también en el viejo hipódromo o en la cárcel, porque aíslan”, confirmó su par en la Municipalidad de Paraná, Tomás Arias. Ambos funcionarios consideran que 2010 será un año propicio para ponerse de acuerdo y avanzar.
En paralelo, Federik garantizó que “muy pronto” se empezará a ejecutar el entubado y canalización del Arroyo Antoñico, en el extremo sur. Mientras, ya fueron licitadas obras por 18 millones de pesos que se ejecutarán en los barrios Belgrano, La Delfina y Mitre. Esta inversión pretende incluir socialmente a más de 700 familias a las que no sólo se les dotará de la infraestructura pública sino que se las vinculará con el centro urbano al lograr la apertura de otras calles que atraviesan los terrenos del ferrocarril, como por ejemplo la que unirá Belgrano y Gutiérrez.
Fuente: El Diario, Parana
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