Distintas provincias han manifestado su preocupación en razón de que desde el Gobierno nacional no se cumplieron las promesas electorales, que consistían en la puesta en funcionamiento de ramales ferroviarios. En ese marco, también cabría preguntarse qué pasó con los anuncios que se efectuaron, en su momento, respecto de la vuelta del tren de pasajeros entre Mendoza y Buenos Aires.
Los reclamos surgidos desde distintos puntos del país, que hacen referencia a las promesas incumplidas por la administración kirchnerista en relación con la puesta en funcionamiento de servicios ferroviarios, vuelve a poner sobre el tapete los anuncios que, en su oportunidad, se realizaron respecto de la puesta en funcionamiento el servicio ferroviario de pasajeros entre Mendoza y Buenos Aires.
Para algunos ex trabajadores ferroviarios, la decadencia del ferrocarril comenzó con la huelga de más de 40 días que realizaron durante la gestión de Arturo Frondizi, lo que provocó que en ese lapso tomara fuerza la utilización del transporte de camiones para el servicio de cargas.
Otros -la gran mayoría- asegura que el ferrocarril se recuperó de aquella situación y que la debacle se produjo en 1991, con la política instrumentada por Menem y Cavallo, que estableció la suspensión de todos los servicios de pasajeros de mediano y largo recorrido, en las seis líneas troncales que por ese entonces tenía la empresa Ferrocarriles Argentinos.
Mendoza y San Juan, que contaban con trenes de pasajeros a través del ramal del San Martín quedaron incluidas en esa decisión, lo que provocó una pérdida importante de puestos de trabajo y la caída de la actividad económica en algunos distritos -Palmira es el caso más emblemático- aspecto al que también contribuyó el cierre de algunos ramales, como sucedió con Monte Comán, que se había convertido en un centro de concentración de la producción agrícola del sur de la provincia para su traslado hacia el gran mercado porteño.
Según se afirma, el desguace ferroviario en el país significó la pérdida de 146 trenes que corrían para media y larga distancia, dejando inactivas 492 estaciones que pasaron a convertirse en lugares fantasma.
Sin embargo, en el momento de la decisión las autoridades nacionales decidieron mantener la red ferroviaria de la provincia de Buenos Aires y de la Capital Federal, con un subsidio similar al aporte que en su momento realizaba para toda la red ferroviaria nacional y con el aporte, por supuesto, de todos los habitantes de la Nación.
Días pasados, desde distintas provincias del país surgieron reclamos como consecuencia de las promesas incumplidas por parte del actual gobierno nacional a la reactivación de líneas ferroviarias.
Fueron promesas previas a las elecciones y formaron parte de la campaña, con el agravante de que, en algunos casos, los trenes corrieron sólo el viaje de prueba. Fue lo que ocurrió en Tucumán, con el tren prometido entre la capital de esa provincia y Tafí Viejo, donde se produjo sólo la “inauguración testimonial” y después, nada más. También realizó un viaje experimental un tren entre Buenos Aires y las localidades pampeanas de Rancul y Realicó, en La Pampa.
También efectuaron su reclamo los salteños, exigiendo la puesta en marcha del tren urbano entre la capital de esa provincia y Cerrillos; los cordobeses, por el “ferrurbano” entre las estaciones Alta Córdoba y Rodríguez del Busto (el que cuenta con inconvenientes porque debe atravesar villas de emergencia) y Neuquén y Río Negro, por el tren que debe unir Senillosa con Chichinales, que se viene anunciando desde 2008 y aún no se tienen noticias de las formaciones que iba a adquirir la Argentina a España.
En el caso de Mendoza, en numerosas oportunidades se habló de la puesta en funcionamiento de un tren de pasajeros entre Mendoza y Buenos Aires, aspecto que se reforzó con la solución de los inconvenientes que presentó históricamente la laguna La Picasa, en la provincia bonaerense.
Sin embargo, por distintas circunstancias los anuncios y las promesas nunca tomaron forma concreta. Paralelamente, no surgen decisiones tampoco respecto de qué se hará con el Trasandino.
Se aduce, ahora, que la situación internacional, que afectó también a la economía argentina, es la que no permite la realización de las obras. Las que no se concretaron tampoco cuando hubo una época de crecimiento sostenido en el país.
Es necesario entonces que tanto el Gobierno como los legisladores nacionales por Mendoza establezcan una estrategia común destinada a comenzar a trabajar desde ahora para ejercer las presiones suficientes a los efectos de que, cuando la economía mejore -hay indicios internacionales que así lo indican- se concrete definitivamente el servicio de trenes de carga y de pasajeros, necesario para los mendocinos.
Fuente: Los Andes
No hay comentarios:
Publicar un comentario