domingo, 21 de diciembre de 2008

El Gran Capitán resiste y sigue su viaje por la mesopotamia

Con motivo de la fuerte demanda por la proximidad de las tradicionales fiestas de fin de año los servicios públicos de transporte experimentan un incremento notable de la demanda. Entre las ofertas para el litoral se encuentra la ferroviaria que representa "El Gran Capitán", que a pesar del mal estado de las vías, sobrevive al paso del tiempo y continúa funcionando sin subsidio económico. El tren de la empresa TEA S.A con una larguísima formación, compuesta por 17 coches, entre restaurante, dormitorio, bandeja para automóviles, pullman, primera y turista, lleva abordo más de mil pasajeros.
Un día, tiempo atrás, el pueblo salió a la vía a expresar su mayor deseo... y el tren lo escuchó. "El Gran Capitán" tuvo la capacidad de generar en las personas las emociones más profundas del alma; emociones sin prejuicios, totalmente auténticas.
La formación férrea recorre más de 1.300 kilómetros transitando por los pequeños pueblos de Entre Ríos, Corrientes y Misiones reflejando diferentes paisajes que armonizan con el paso del tren. En cada estación, la llegada de la máquina incita a revivir épocas donde la actividad ferroviaria era sinónimo de progreso, hasta las nefastas políticas ferroviarias de los '90.
Lo más valioso de la incansable travesía que ya cumplió un lustro es que no se detiene pese a sus detractores, los enormes desafíos que representa ser el único servicio público de larga distancia que no recibe subsidio y peor aún abriéndose paso sobre una infraestructura que denota falta de inversión y mantenimiento.
Este fin de semana en que tanto se habla de servicios públicos y particularmente de trenes unos 1200 pasajeros volvieron a elegir a "El Gran Capitán", la mayoría ocupando plazas en clase turista, la más económica, que cuesta menos de la mitad que en ómnibus, otros en primera clase y muchos menos en el coche pullman. La formación de casi quinientos metros de largo cuenta con servicio de restaurante, dormitorios y una bandeja para automóviles.
Si bien el deterioro de la red ferroviaria obliga a que las velosidades sean cada vez menores, convirtiendo la placentera travesía en una odisea, la necesidad de pasajeros humildes, la nostalgia de quienes disfrutaron de las mejores épocas del ferrocarril y el clamor de varios pueblos que no se resignar a morir se conjugan y empujan más que la propia locomotora de "El Gran Capitán", un tren social que surca la mesopotamia argentina y que tiene el valor adicionar de vincular el territorio nacional con Brasil y Paraguay. "Este es el tren de la gente, una alternativa más que válida para las personas con menos recursos, los más humildes", dijo un misionero desde una de las ventanillas del convoy. El hombre, de unos cincuenta años regresaba a su provincia para las celebraciones de fin de año y con sus cuatro hijos aseguraban a coro "si no fuese por este servicio no podríamos ir a ver a nuestra gente".
Otros que advirtieron la presencia de periodistas en el anden de la estación Basavilbaso aprovecharon para reclamar que el gobierno "haga algo" con las vías que "están un desastre" y les demora o muchas veces hace incierto el día y hora de arribo a destino.
Entre el pasaje varios amantes de los trenes o ferroaficionados que no dejaban de "disparar" con sus cámaras haciendo foco en las viejas instalaciones ferroviarias de la capital del tren. "Es la tercera vez que estamos haciendo el viaje hasta Misiones, y cada vez nos encontramos con paisajes e historias únicas", comentó Napoleón Padilla. El aficionado, de origen centroamericano y que hace dos décadas que vive en Inglaterra, compone un grupo de veinte personas que llegaron al continente para hacer turismo y eligieron entre varias posibilidades y ofertas la traza ferroviaria de la mesopotamia porque "es una maravilla todo lo que recogemos en esta experiencia", dijo Padilla que se preguntó como el resto de sus compañeros "¿cuáles son los motivos del abandono? ¿Porqué no se hace nada para mejorar las vías?".
Entre tantas preguntas, nostalgias y recuerdos el tren que en algún momento se utilizó de emblema de la recuperación ferroviaria siguió su lenta marcha.
Entre tanto lamentablemente sigue "descarrilado" el sueño de que los argentinos podamos poseer un servicio ferroviario agil, seguros y económico como ocurre con este transporte en gran parte del mundo, y de esto ya no tiene la culpa el riojano con patilas que fue presidente por una década.

Fuente: Bassoenlared

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