Coincidieron oficialistas y opositores.
Luego de los disturbios registrados ayer en las estaciones Castelar y Merlo del ferrocarril Sarmiento, las críticas del proyecto del tren bala que impulsa la Presidencia de la Nación se propagaron rápidamente. Dirigentes opositores y oficialistas coincidieron en reclamarle al Gobierno que abandonara la iniciativa del tren de alta velocidad y volcara esos recursos para mejorar el sistema ferroviario actual.
El intendente de Morón, Martín Sabbatella, aliado al kirchnerismo, fue contundente: "Viendo lo que pasó, queda claro que la prioridad de este país no puede ser el tren bala si no tenemos resuelto cómo llegar de Once a Moreno -sostuvo-. La gente viaja como ganado y que hay que revertirlo. El Estado tiene que actuar y quitarle la concesión. Está claro que TBA es un desastre y presta un pésimo servicio".
El líder de la CTA, también aliado del kirchnerismo, Hugo Yasky, opinó que la prioridad para la Argentina no puede ser la construcción del tren bala. "La responsabilidad de garantizar las condiciones de seguridad de los pasajeros la tiene la empresa de ferrocarriles TBA. El Estado debería tomar la decisión política de recuperar los ferrocarriles y garantizar la prestación de un servicio digno", agregó. Colapso de la red
Las críticas también llegaron en catarata desde la oposición. El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, pidió al Poder Ejecutivo Nacional que suspendiera el proyecto del tren bala y destinara la millonaria inversión que demandaría esa iniciativa a realizar obras que mejoraran la red ferroviaria.
Para el jefe de Pro, los incidentes "son una clara evidencia de que el transporte ferroviario de pasajeros se encuentra colapsado". Además, Macri consideró "necesario que el Estado asuma la responsabilidad de garantizar un buen servicio a los ciudadanos que cotidianamente sufren maltrato, viajando hacinados o con demoras y cancelaciones".
Margarita Stolbizer, dirigente de la Coalición Cívica, cuestionó la falta de previsión y planificación de la Casa Rosada. "El Gobierno paga más ahora por los trenes que cuando eran del Estado", se quejó.
Por su parte, Eduardo Macaluse, presidente del bloque de Diputados de Solidaridad e Igualdad (SI), señaló que en el país suceden dos cosas graves. "El funcionamiento cotidiano desastroso del ferrocarril es claramente una responsabilidad del concesionario -arremetió-. Pero también el sistema de concesión más subsidio es pésimo: quien recibe como subsidio las dos terceras partes de sus ingresos sin importar cómo brinde el servicio va a considerar al usuario una molestia."
El secretario del bloque de la UCR de la Cámara de Diputados, Pedro Morini, señaló que un país que no tiene comunicado su interior profundo con el resto no puede construir una obra faraónica como el tren bala. "La obra costará 10.000 millones de dólares, y con la mitad de esa plata podemos reconstruir 7000 kilómetros de vías", dijo.
La dirigente Vilma Ripoll, del MST Nueva Izquierda, opinó: "En lugar de seguir con el negociado del tren bala, hay que reestatizar el sistema ferroviario nacional y usar la plata del país para solucionar los problemas del transporte, salario, salud y educación de los argentinos".
Fuente: La Nación
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