domingo, 20 de abril de 2008

Para La Fraternidad, la oposición al tren de alta velocidad “es política”

Horacio Caminos, maquinista ferroviario, miembro del secretariado nacional del sindicato existente más antiguo de la Argentina, La Fraternidad (120 años cumplidos), apasionado y especializado en temas ferroviarios habló con La Capital del Tren de Alta Velocidad, Tave. Desde la señorial sede central del sindicato, en el barrio de Congreso, Caminos analizó el nuevo proyecto ferroviario que tendrá a Rosario como principal beneficiario.

Reveló detalles del proyecto que conoce desde dentro, y aseguró "el Tave es la apuesta tecnológica adecuada para este momento de la Argentina".

—¿Ya se imaginan manejando un tren bala?

Hablar de tren bala significa hablar de tecnología japonesa, de levitación magnética, y otras características tecnológicas absolutamente sofisticadas. Sería algo alejado y alocado para la Argentina. En cambio el tren de alta prestación, o alta velocidad, que se construirá a Rosario y Córdoba, no tiene nada que ver con un tren bala. El Tave será un tren que circulará sobre unas vías similares a las ya existentes en la Argentina y con una alimentación eléctrica también similar a la que ya funciona en el ferrocarril Roca desde 1985 (Alimentación por catenaria, como se usa en el ramal Temperley-Glew, en el sur del Gran Buenos Aires, desde hace 23 años).

—No será un tren japonés que viaje levitando, pero para la realidad ferroviaria argentina el Tave, a 280 kilómetros por hora, ya suena a otro mundo.

—Desde ya, incluso volver a los trenes del principio de los 80 sería, paradójicamente, un salto hacia delante. Ahora, ¿es lógico y razonable ponerse como un norte en la política ferroviaria actual volver a los trenes de los 70 y de los 80? Ese diseño tecnológico ferroviario, que fue muy útil en el siglo XX se había diseñado, a su vez, en el siglo XIX. La obligación del Estado actual es impulsar trenes que estén en el escalón tecnológico superior, para el siglo actual. Y el Tave está perfectamente adecuado a este momento histórico.

—Tal vez muchos se conformen con recuperar aquello que les fue útil en el pasado, y que hoy se perdió.

   —Se entiende la idealización del ferrocarril que tuvimos, pero es ilógico, poco serio, volver a reconstruir aquel ferrocarril. Es lo mismo que plantear volver reconstruir los hospitales nacionales de los años 40 y 50, que sin desmerecerlos, ahora ya no están a la altura de la tecnología hospitalaria del siglo XXI. Así también para otras áreas, como la educación.

   —Usted plantea que es difícil de compatibilizar. Por un lado, el Tave para muchos es faraónico, y por el otro, los vecinos de Ramos Mejía y Castelar, exigen, para su zona, una obra faraónica.

   —Yo creo que falta mucha información, y la discusión se vuelve pobre porque se hace sin elementos, con prejuicios, con improntas políticas. El caso de los sectores medios de Ramos y Castelar sirve, tal vez, como ejemplo. Me hace pensar en los vaivenes de ciertas clases medias argentinas, a través de los años. Se opusieron a la nacionalización de los ferrocarriles, en el año 47, se horrorizaron con el gasto del famoso "millón de dólares por día" en los ochenta, acompañaron alegremente la liquidación ferroviaria de Menem a principio de los 90. Ahora se oponen al Tave y quieren que vuelva el tren de los 80, pero a su vez, cuando se trata de un proyecto que pasa por sus propios barrios, piden una obra faraónica, innecesaria, impidiendo otra variante más rápida y accesible, que al cabo, retrasa una solución urgente: aumentar las frecuencias de la línea Moreno-Once, y terminar con el oprobio de 400 muertes por año.

   —Por lo que ustedes conocen, ¿el Tave a Rosario será un tren sólo para quienes paguen pasajes muy caros?

   —Nuestra organización, La Fraternidad, tiene un compañero ocupando una subsecretaría, en la Secretaría de Transporte. Conocemos el proyecto, y somos escuchados. Aunque no es un problema del momento actual, la tarifa final va a estar lógicamente subsidiada, y será accesible, aunque no le puedo decir hoy a cuánto. Y no fuera así, y quisieran hacer del Tave un tren suntuoso y oligárquico, La Fraternidad se va a oponer.

   —Otra alerta que cae sobre el Tave es por la supuesta dependencia tecnológica extranjera (francesa en este caso), en especial para el mantenimiento del sistema.

   —Esto es muy curioso. Resulta que los sectores políticos que se sumaron abiertamente a las privatizaciones, que creyeron en el 1 a 1 y festejaron el "deme dos", ¿ahora nos advierten sobre el peligro de la dependencia extranjera?

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