martes, 11 de diciembre de 2007

Historia de una realidad que nos pegó a todos


MONTE CASEROS 7Dic(TiempodeNoticias).-Tiempo hablo con Héctor Legras, ex gruista de Ferrocarriles Argentinos y luego de la empresa concesionaria de trenes, sobre el arreglo que se había realizado en el puente de entrada a Empedrado. Esta charla, sin querer, desnudó una realidad de tristeza, desasosiego y sufrimiento que debieron pasar las mayorías de las familias montecasereñas cuando el ferrocarril cerró sus puertas. Con el viaje presentación de “El Correntino” todavía latente y con la esperanza de que pronto sea una realidad Tiempo se acercó hasta la casa del señor Héctor Legras, ex gruista de Ferrocarriles Argentinos, encargado en su momento de reparar el puente de entrada a la ciudad de Empedrado, puente que hoy está inutilizado y para que se reestablezca el servicio a Corrientes debería ser arreglado nuevamente.Con una veintena de fotos sobre la mesa, como referencia, de lo que fue el arreglo del puente en el año 1996 Héctor comenzó su relato “En esa oportunidad un tren carguero que venia de Corrientes hacia Mantilla entró descarrilado al puente y rompió gran parte de la estructura, alrededor de cincuenta metros de puente hasta antes de llegar a galibu. En ese accidente del puente de empedrado quedaron vagones arriba mal ubicados, por lo que el primer trabajo fue sacar esos vagones para poder operar, luego para poder empezar a trabajar se necesitaban tramos de puentes para el arreglo, que fueron sacados por ejemplo del tramo que va de Curuzú Cuatiá a Federal, hubo un paréntesis hasta que se consiguieron todos. Después si se pudo empezar el trabajo que duró aproximadamente 1 mes. Tuvo que hacerse cuatro pilastras para arreglar todo el tramo caído. Ese arreglo dejó en condiciones para que los trenes sigan circulando hasta Corrientes. Luego yo quedo cesante de la empresa y no se como quedó ese arreglo, por comentarios que recibí en los años sucesivos las pilastras fueron quemadas todas y el puente se encuentra nuevamente caído, así que eso impide la circulación”.Sobre el trabajo que realizaba Legras comentó “Mi trabajo en ese momento era comandar la grúa, había lo que se llamaba un tren de auxilio que tenia ocho vagones, entre ellos un vagón de herramientas y un vagón para el personal. Era un tren que tenía todos los elementos necesarios para actuar cuando se producía un accidente, cuando nos llamaban nosotros teníamos que localizarnos en el lugar del accidente para trabajar. Trabajábamos en toda la línea Urquiza, si el accidente era muy grande otra grúa cooperaba con nosotros.Legras que entró a los dieciocho años al ferrocarril, en la ciudad de Basabilbaso, ingresó como mecánico de las maquinas a vapor, entonces no le fue nada imposible pasarse de gruista ya que el funcionamiento de las maquinas era casi parecido. Estuvo alrededor de veinte años trabajando en Basabilbaso, y como era costumbre en el ferrocarril que para superarse uno tenia que mudarse a otra ciudad, cuando se produjo una vacante en Monte Caseros como gruista la pidió, rindió el examen y luego se instalo en nuestra ciudad a mediados de los años 80.Consultado sobre el momento que dejó de trabajar Legras confesó “Después de la privatización quedé cuatro años más en la empresa privada y luego, como a muchos compañeros, me dejaron en la calle. Recuerdo que el último tiempo por falta de trabajo, supuestamente, la empresa privada me suspendió por cuatro meses con opción a cuatro meses más. No había piedad, a ciento once compañeros nos había pasado lo mismo, era una manera de desprenderse de los trabajadores. Fue terrible, perder el trabajo de la noche a la mañana, no tenia otro recurso mi único trabajo era el ferrocarril, encima miraba para todos lados y nadie me conocía porque era de otro lado, recién hoy conozco Monte Caseros y a los montecasereños, que muchos de ellos me han ayudado bastante. Cuando cumplí los cuatro meses pensé que me iban a levantar la suspensión, después de haber pasado unas tremendas necesidades económicas, pero no, me llegó otro telegrama diciéndome que seguía suspendido por cuatro meses más. No daba más así que me fui a Buenos Aires y me presenté en la empresa, le dije que quería una solución y me dijeron “Legras a usted le conviene irse”, y bueno dije, algo tengo que hacer, cuando le pregunté cuanto me iban a pagar me dijeron 20000 en cuotas, había acumulado tantas deudas que al final era una insignificancia. A todos nos hicieron igual, algunos quizás la pasaron peor que yo, hoy en Basabilbaso los compañeros que me habían despedido cuando me vine descansan en el cementerio, es mucho dolor, dolor por lo que me paso y por lo que es hoy el ferrocarril”.Sobre esos duros tiempos continuo “Después de perder el trabajo me costó muchísimo entender, me sentaba a la mesa y no podía digerir, no comprendía porque estaba sin trabajo si cumplía con lo que tenía que hacer siempre, si me buscaban a las dos de la mañana iba sin chistar. No sabia que hacer, encima con la mala suerte que tuve un accidente y estuve internado mucho tiempo y mucha de mi plata la gasté ahí, después compre un camión, que no estaba en buenas condiciones, para empezar a trabajar y hacia changas, mi hijo intentó seguir los estudios en Corrientes pero sin recursos económicos, me suegra me ayudó mucho permitiéndole a mi hija poder terminar sus estudios, mi señora que trabajo muchísimo siendo suplente en la escuela, así que era una lucha permanente. Después me dediqué a la leña y con eso me fue un poco mejor, pero ya tengo 63 años y no es un trabajo para una persona de esta edad. Agradezco a Díos porque cuando me despidieron todavía tenia mucha fuerza, y a mi señora que me apoyó muchísimo para seguir adelante. El gobierno en ese momento decía que el ferrocarril era deficitario, pero si ellos nos hubiesen preparado primero antes de hacer todo lo que hicieron nada de todo lo que pasó hubiese pasado, nos echaban a la calle con plata en el bolsillo y no sabíamos que hacer, no sabíamos manejar dinero”.En cuanto a lo que fueron esos años donde la privatización era inminente Legras comentó “En el momento del cierre de los ferrocarriles, cuando Menem aseguraba que no se iban a cerrar, nosotros los obreros no podíamos comprender el trasfondo de lo que estaba pasando porque nosotros solo trabajábamos y cumplíamos las ordenes. Desde arriba se decía que había que cerrar porque daba un déficit grande y lograron cerrarlo nomás, fijes que se hablaba de un millón de dólares diarios de perdida y paradójicamente hoy los ferrocarriles privados tienen esa misma plata de subsidios, y no funcionan los trenes de carga, ni el de pasajeros ni trabajan la cantidad de trabajadores que había, entonces ahí se entiende que la orden era cerrar o cerrar. Yo creo que va a llegar un momento que, aunque sea los ferroviarios que quedamos, tenemos que salir y pararnos en las vías a preguntar que hicieron con nuestro ferrocarril y que esta haciendo actualmente esta empresa con lo que es nuestro. Yo voy hasta la estación y ver los trenes y me da mucha pena, soy de una familia ferroviaria y no puedo hacer el ojo a un costado”. Consultado sobre si existe la posibilidad de que los servicios de trenes se reanuden Legras explicó “No creo que se pueda reestablecer el servicio de trenes tan fácilmente, en todas las estaciones por ejemplo, había tres líneas de vías: troncal, segunda y tercera. Como esta empresa no se preocupó por comprar material cada vez que se producía un accidente levantaban la segunda o tercera línea para reparar lo que rompieron, y con los durmientes hacían lo mismo. Con esto quiero decir que es casi imposible reestablecer el servicio, en su momento nuestro país tenia una matricera de rieles y en la época de Menem y Cavallo eso se fundió, actualmente el riel se fabrica en un solo país del mundo, Australia, y tiene un valor altísimo. Después otro problema que hay es el material rodante, si hoy se busca el parque de vagones que Ferrocarriles Argentinos le entregó a esta empresa no se encuentra más. Entonces digo, no creo que pueda volver si no se invierte muchísimo dinero, pero igualmente mi deseo, antes de morir, es volver a verlo funcionar”. “Yo ya soy jubilado pero cuando toca pito el tren a mi me pega en el corazón”, finalizó emocionado.(Recuerdos angustia realidad presente y pasado se entre mezclan en los ojos de los ferroviarios)

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