miércoles, 20 de junio de 2012

Un edificio histórico vuelve al peor camino

Grandes daños en techos y la destrucción total de un inmueble aledaño constituyen signos de alerta concretos para tratar de evitar la pérdida de un valioso patrimonio ferroviario. La estación Spurr vuelve a mostrar señales de abandono y destrucción. (Rodrigo García-LNP)



 En poco menos de 10 años los costosos y minuciosos trabajos de restauración realizados en la estación ferroviaria Spurr parecen encaminarse hacia el futuro menos querido, es decir, el abandono y la destrucción. Se trata de uno de los edificios emblemáticos de la arquitectura ferroviaria local que, en opinión de varios especialistas, reúne antecedentes y cualidades suficientes como para ser declarado monumento histórico nacional. La estación, ubicada entre Spurr y Villa Rosas, evidencia graves daños en sus cubiertas de teja, donde agujeros de grandes dimensiones someten la estructura a filtraciones y, al mismo tiempo, permiten el ingreso de palomas y roedores, entre otros inconvenientes. Peor es el panorama que puede advertirse cruzando el andén, donde la parada ubicada frente a la estación luce canibalizada y sometida a todo tipo de saqueos. A diferencia de otros vestigios del esplendor ferroviario que supo tener Bahía Blanca durante el siglo pasado, la estación quedó a salvo de la rapiña "humana" que caracteriza a quienes, bajo el escudo de la necesidad, hacen de los bienes comunitarios un botín personal. Su nombre alude al apellido del marino Federico Spurr, quien a bordo del transporte "Villarino" recorrió incansablemente las costas patagónicas. El complejo ferroviario fue construido para apoyar el desarrollo de Villa Rosas, el primer barrio obrero de la ciudad. Los techos de la estructura principal fueron realizados con tejas francesas, mientras que el alero sobre el andén, sostenido por cabriadas y columnas metálicas, en un principio fue de chapa y luego de canalones de fibrocemento. En el conjunto sobresale un elemento fuertemente distintivo y único en la ciudad en su tipo: el puente peatonal de hierro, con sus atractivos matices estéticos. Esta estructura prefabricada responde al criterio de estandarización y flexibilidad nacido con las obras de la revolución industrial, por cuanto estos puentes se podían alargar, cubrir o, eventualmente, desarmar, con el solo agregado de piezas y bulones. La estación fue habilitada en enero de 1928, constituyendo una importante parada del Ferrocarril Sud, entre Bahía Blanca Sud e Ingeniero White. El rápido crecimiento poblacional de Villa Rosas, cuyo primer remate de tierras se produjo en 1905, motivó que, cuatro años más tarde, quedara habilitada una parada para pasajeros y encomiendas, materializada con una elemental casilla de chapa. Ante las crecientes necesidades edilicias, la empresa ferroviaria comenzó en 1927 la construcción de un edificio que luego sería considerado como la obra arquitectónica más representativa de la línea sur del ex Roca, tomando en cuenta las de mediano porte. A fines de los años 60, comenzó la decadencia ferroviaria que finalizó con la desafectación de los trenes de pasajeros locales, dando inicio a un largo proceso de deterioro. En enero de 2000, cuando parecía seguir el abandono de edificios similares, la comuna firmó un contrato de comodato con Ferroexpreso Pampeano SA, incorporándola a su órbita con el compromiso de servir al desarrollo de las actividades municipales. Tras las obras encaradas en 2003 por la administración de Jaime Linares, se apuntó a lograr un espacio capaz de albergar a la delegación municipal Villa Rosas. Dos años más tarde el gobierno de Rodolfo Lopes cambió de planes e intentó cedérselas a una agrupación de scouts, mientras que en 2008, con Cristian Breitenstein en la intendencia, pasó a cobijar al Centro de Gestión Cultural. Y ahora alberga a una dependencia dedicada a la reinserción social de personas. Hoy, más allá de la impecable pintura blanca en su fachada principal, la persistencia de graves falencias en techos y edificios aledaños hace presagiar que, sin un uso acorde a su riqueza patrimonial, la antigua estación Spurr estará pronta a firmar su condena.




Fuente: La Nueva Provincia

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