jueves, 25 de agosto de 2011

Mendoza: los “sin techo” se quedaron sin lugar en la ex estación de trenes

Por culpa de decir “refugio” y no “oficina”, autoridades le cerraron las puertas al grupo solidario Luciérnagas. Mientras tanto, los "sin techo" aún esperan un lugar, pero ninguno, al menos del Estado, parece ser el adecuado.
Se habían ilusionado los integrantes de la ONG mendocina Luciérnagas cuando se avizoró en Capital la promesa de ocupar el subsuelo de la vieja estación de trenes de Ciudad (en Belgrano y Las Heras) para asistir a los "sin techo". Es que esta agrupación solidaria, que ayuda cada jueves por la noche con comida a hombres y mujeres indigentes en diferentes plazas de la Ciudad, aún aguarda que la Municipalidad de la ciudad de Mendoza cumpla con su promesa de abrir las puertas del edificio abandonado para contener a los más vulnerados.
Todo indica que la nota que publicó este diario el 4 de julio "no cayó bien" a las autoridades comunales, ya que los chicos de la ONG habían anunciado "un refugio" en la vieja estación, lo que causó una gran molestia a parte del personal de la Comuna y de la Administración de Infraestructura Ferroviaria, que –según argumentaron fuentes a este diario– sólo había autorizado tales instalaciones para "oficinas". Dado que la diferencia entre "oficina" y "refugio" es bastante significativa, el diálogo entre la agrupación solidaria se habría cortado con los organismos oficiales. "No sabemos qué pasó.
Fuimos cinco veces a hablar en la Comuna de Capital y nos dicen, con la nota de El Sol en la mano, que ya no nos darán ese lugar, cuando, ni nosotros ni la nota nunca agravió a ningún representante, sino todo lo contrario. Estábamos ilusionados y agradecidos de poder contar con la ayuda del Municipio", dijo Guillermo Morales, integrante de la ONG. Otro de los que se habían comprometido con una ayuda para los chicos de Luciérnagas y, por tanto, para las personas en situación de calle, fue Raúl Morcos, titular de la Administración de Infraestructura Ferroviaria (ADIF). Si bien el funcionario no contestó los llamados de este diario para conocer su versión, desde ese organismo trascendió que la decisión de cerrar las puertas de la estación de trenes "con candado y sin aviso" –según los chicos de Luciérnagas– fue tomada en conjunto entre Beatriz Gil, a cargo de la Coordinación de Planes y Proyectos Sociales de Capital, y el propio Morcos, de la ADIF.
Pese a los esfuerzos por contactar a ambos funcionarios, ninguno de los dos respondió los llamados ni mensajes para dar su versión del asunto. Sin embargo, fuentes de ese organismo informaron a este diario que "a los chicos de Luciérnagas se les había ofrecido una oficina como depósito y ellos empezaron a cerrar paredes y lo iban a tomar como un dormitorio o refugio y eso no está habilitado para ese lugar. Por eso, Raúl (Morcos) no lo habilitó. Creo que los chicos no conversaron con las autoridades antes de hablar en el diario (por El Sol). La estación no está adaptada para refugio ni tiene baño. Si usted se descuida, en un segundo empiezan a edificar". Consultado por este diario sobre ese asunto, Morales, de Luciérnagas, admitió que se hicieron "algunas y mínimas remodelaciones" en el lugar. "Alguien pegó una patada a la puerta y la voló. Por eso, la gente donó ladrillo y porlan y la tuvimos que cerrar a la puerta. Eso sí, siempre pensamos la estación como el lugar estratégico para base operativa, no para hacer dormir gente allá. Atender allí a los "sin techo" nunca fue nuestra intención. Sabemos que es un lugar chico. Necesitamos un lugar cerca y céntrico", señaló Morales.
La ADIF tiene los derechos sobre la estación de trenes y, actualmente, la Comuna de Capital se lo pidió en comodato para realizar allí talleres y cursos. En ese caso, la Comuna se comprometió a hacerse cargo de la limpieza y los servicios. Gloria Molina, directora de Salud y Acción Social de la Capital, señaló: "Los chicos dijeron en la nota de El Sol que ahí querían hacer un albergue. No sé si se puede. Ellos son divinos. Pero eso lo maneja el delegado Morcos. No tiene injerencia la Comuna. Yo he colaborado con colchones y frazadas y les ofrecí una oficina en la Cuarta Sección. La semana próxima me reúno con Luciérnagas para escucharlos". Mientras tanto, los "sin techo" aún esperan un lugar, pero ninguno, al menos del Estado, parece ser el adecuado.

Fuente: Sol online

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