Serán instalados en la estación Congreso de la línea A del subte. Cuenta que era el alumno elegido en su escuela primaria para ilustrar y decorar los pizarrones de entrada en días de efemérides patrias. Y esta obra, de alguna manera, será la continuación de aquella tarea.
Cuando termine de acomodarse el rompecabezas de 500 baldosas de 30 por 60 centímetros, la serie de cinco pasteles que el artista Carlos Nine realizó sobre el Bicentenario se convertirá en el mural 25 que podrán disfrutar quienes viajen en subte. En el taller de Metrovías les dan los últimos retoques a las cerámicas. Con el nombre "El nacimiento de la Patria", los cinco murales que Nine realizó especialmente para el subte ocuparán 19,25 metros cuadrados de la estación Congreso de la línea A. Serán inaugurados el próximo jueves 21.
El artista fue convocado para esta ocasión especial: será el único mural subterráneo que conmemore los 200 años de historia patria, según explicó el jefe de Gestión Cultural de Metrovías, Juan José "Pepe" Romero. "Doscientos años es una buena cantidad de tiempo. Dejamos de ser un país joven, como todavía suelen repetir algunos, hace rato. Somos país y tenemos patria, pero sigue pendiente el proyecto de nación. Porque una cosa es una canción y otra muy diferente hacer una sinfonía. Esa es la gran tarea", consideró el artista. En el taller de Metrovías, Nine y los ceramistas recibieron a LA NACION. El artista explicó cada una de las postales: "Quería evitar poner la típica imagen que tenemos del Cabildo. En el primero de los murales se ve el acercamiento al puerto de Buenos Aires desde el río", contó. En el segundo se describe la campiña, y en la imagen central se encuentran representados los protagonistas comunes de nuestra historia: paisanos, patricios, jinetes, vecinos, únicos dibujados en blanco y negro, como si fuera un boceto. "En realidad son el proyecto de futuros ciudadanos que recién a través del paso de la historia adquirirán los colores que merecen", señaló el artista.
El tercero es una "naturaleza muerta" revolucionaria donde se evidencia que acaba de terminar una reunión de futuros patriotas. Sobre la mesa hay una pistola, libros y papeles, pluma y tinteros, también un licor. Y por la puerta entreabierta se alejan unos hombres, en la bruma, rumbo al Cabildo, para dar comienzo a la revolución. El último de los cinco murales es el interior de un rancho con una paisana y su hijo recién nacido que simboliza el nacimiento de la Patria. "Carlos Nine es un artista del campo de la ilustración que ha tratado varios temas relacionados con la identidad y la historia de los argentinos. Por lo tanto, me pareció muy adecuado convocar a alguien que está habituado a relacionar obra de dibujo e ilustración a determinados hechos y conmemoraciones, en este caso, de la importancia del Bicentenario", destacó la curadora del Programa Nuevos Murales, desde 1997, Mercedes Casanegra, para explicar por qué se eligió a Nine para este mural. Obras en pastel.
El artista contó que tras una realización de los bocetos a lápiz fueron pasados a la técnica del pastel sobre cartulina de colores. Eugenia Castillo -del equipo de ceramistas, junto con Stella Maris Laboret, Graciela González, Carlos Jordán y María Garriga, que dirige Teodolina García Cabo- detalló que es la primera vez que una obra en pastel es llevada a las cerámicas. Este mural es parte del Programa de Murales Históricos de Subte Vive, el proyecto cultural que desde 1997 lleva adelante Metrovías. Ya se instalaron 24 murales de artistas plásticos consagrados, como Hermenegildo Sábat, Horacio Altuna, Carlos Páez Vilaró, Florencio Molina Campos, Luis Felipe Noé, Rogelio Polesello y Quino, entre otros. No es su primera "incursión" subterránea. Nine ya pintó una serie de ocho murales sobre el tango en la estación Osvaldo Fresedo, de la línea H. Dejar su "huella" en un lugar tan público como es el subte no es un hecho que pase inadvertido para Nine. "Es sentirme parte de una tradición milenaria que posiblemente comience en las cuevas de Altamira, siga con la transmisión de ideas religiosas en los templos y llegue hasta la actualidad con el mensaje social de los murales mexicanos, por ejemplo", destacó. "El subte fue siempre un medio familiar de transporte para una persona como yo, casualmente descendiente de ferroviarios -contó el artista a LA NACION-.
Era un medio habitual de transporte para nosotros, y en especial la línea A, muy usado por mi padre y por mí. Lo único que lamento es que el viejo ya no esté para poder mostrarle mi trabajo."
Fuente: La Nacion
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