El predio de los ex Talleres Ferroviarios divide a la ciudad en dos y, pese a los reclamos de vecinos y las promesas de la dirigencia política, no existen pedidos ante los organismos nacionales para la indispensable apertura de calles que comuniquen el "centro" juninense con los barrios de Villa Talleres y Barrio Belgrano.
Junín es el nombre común que identifica a dos ciudades que en su trazado urbano se encuentran separadas y divididas por las vías y ese predio de más de cuarenta hectáreas, que durante un siglo cobijó a los talleres ferroviarios.
El terreno ferroviario, que albergó a la industria más importante del interior bonaerense, dio empleo a miles de personas y se convirtió en motor del progreso de la ciudad, hoy es motivo de un franco retroceso que muy pocos se atreven a admitir.
La odisea que deben soportar quienes habitan de uno y otro lado de la ciudad cuando por motivos familiares, laborales o de estudio tienen que atravesar por los pasos niveles, es una afectación a su calidad de vida.
Sin embargo, pese a los repetidos reclamos de los vecinos, las gestiones realizadas por dirigentes fomentistas y las promesas de la dirigencia política, la realidad demuestra que no existen pedidos concretos ante los organismos nacionales para la apertura de calles que comuniquen el "centro" con Villa Talleres y Barrio Belgrano.
Pocos pasos para tantos autos
El trazado urbano juninense está dividido en dos partes y hay pocas calles que comuniquen hacia un lado y otro de las vías y los terrenos ferroviarios, situación que provoca enormes dificultades para la población.
Los inconvenientes más serios se plantean en el tránsito, porque frente a un parque automotor que tiene un crecimiento desmesurado, hay sólo cuatro alternativas para cruzar de un lado a otro.
Los pasos a nivel de Rivadavia, Alberdi, Primera Junta y Avenida República concentran el noventa por ciento de la circulación de vehículos, generándose una congestión cada vez más grave en las horas pico, con demoras y riesgos de accidentes.
Los primeros problemas aparecen alrededor de las 7.30 de la mañana, cuando la gente ingresa a su trabajo y miles de chicos asisten a los distintos niveles escolares; después, adquiere ribetes casi dramáticos al mediodía, y vuelve a crispar los nervios de los más tranquilos al caer la tarde y las primeras horas de la noche.
Para colmo, el mal estado de las calles en general y los baches y pozos que abundan también en los pasos a nivel, convierten al tránsito local en una pesadilla.
Proyectos inconclusos
Las administraciones comunales de Abel Miguel y Mario Meoni prometieron solucionar este drama que afecta a tantos juninenses, pero las obras que plantearon, no fueron, por diversos motivos, llevadas a cabo.
Miguel planteó durante su gestión el traslado de la playa de maniobras a una zona de actividades logís-ticas, que se iba a ubicar en inmediaciones de Saforcada, para evitar las demoras provocadas por las maniobras de los trenes en el paso a nivel de calle Rivadavia.
Por su parte, Meoni prometió primeramente habilitar el "túnel" que existe por debajo de calle Italia y que era utilizado por el personal ferroviario para cruzar entre las calles Jean Jaures y Jorge Newbery.
Posteriormente, el jefe comunal impulsó la construcción de un paso bajo nivel por calle Rivadavia, obra que mereció diversas objeciones del arco opositor por su alto costo, pero además, porque consideraban que tampoco esta alternativa resuelve la cuestión. Es que un paso bajo nivel, podría convertirse en un embudo donde se concentrarían diariamente los vehículos que atraviesan hacia uno y otro lado.
Es indispensable abrir calles
El pedido de una solución definitiva que tiene varios años se está convirtiendo en un verdadero clamor: asociaciones vecinales, sociedades de fomento y distintas organizaciones no gubernamentales reclaman con insistencia la apertura de calles que permitan unir a las "dos ciudades" que se levantan de un lado y del otro del extenso predio de los talleres ferroviarios.
El Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado (ONABE) es el ente que administra los bienes del Estado nacional y es quien debe brindar la autorización para efectuar esa apertura de calles en los terrenos ferroviarios, delegando sus instrucciones a la Administración de Estructuras Ferroviarias (ADIF), que deberá además supervisar cualquier trabajo de esta naturaleza, protegiendo los bienes ferroviarios.
Frente a una nueva consulta formal efectuada por este medio ante esos organismos, en ambos casos coincidieron en señalar que no existen antecedentes de gestiones pidiendo autorización para la apertura de calles y que por lo tanto no hay trámites pendientes en ese sentido.
Abrir calles no significa un despojo de los terrenos ferroviarios, sino establecer vías de comunicación para una circulación ágil y rápida entre las "dos ciudades", para mejorar la calidad de vida de la gente.
Tampoco se trata de demoler edificios, que forman parte de la rica historia de la ciudad, sino que es menester respetar cada uno de los ladrillos colocados y también preservar las cuarenta hectáreas como espacios verdes y pulmones de la ciudad. Tampoco implicaría perjudicar a la Cooperativa Ferroviaria Talleres Junín, que ocupan poco más de seis hectáreas que pertenecen a la esfera estatal. Al fin de cuentas, la apertura de calles no implicaría modificar su estructura.
Pero, sin lugar a dudas, mientras no se abran calles, los habitantes de la ciudad continuarán viviendo un insoportable calvario cada vez que deban atravesar "el muro de Junín".
Fuente: Diario Democracia
"El muro de Junin"??, ni que fuera la cordillera de los Andes... por qué mejor no se sinceran y dicen que le quieren hincar el diente y hacerse unos buenos $$$... si pusieran el mismo empeño en reactivar los talleres en lugar de desguazarlo, seguramente unos cuantos juninenses más tendrian un trabajo digno, pero no, siempre el interés de unos pocos prevalece ante el de la mayoría...
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