Durante este fin de semana Argentina comenzó a celebrar su Bicentenario con grandes desfiles y espectáculos musicales multitudinarios. Quizá por eso la prensa de ese país no se hizo eco de la visita relámpago de José Blanco, Ministro de Fomento español, a la capital iberoamericana. Durante sus 48 horas de estancia en Buenos Aires (llegó el viernes por la noche y partió hacia Brasil el domingo), Blanco mantuvo conversaciones con veinte empresarios de compañías españolas que operan en el país austral, visitó la sede “porteña” del PSOE y se reunió con Aníbal Fernández, Jefe de Gabinete del Gobierno de Cristina Kirchner, y con Julio De Vido, Ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios.
De Vido, uno de los hombres de confianza del matrimonio Kirchner, gestiona dentro de su cartera un presupuesto de casi 8.000 millones de euros y bajo su control están áreas estratégicas como la de energía, comunicaciones, obras públicas y transporte. Precisamente el transporte ferroviario fue el tema central del encuentro entre el ministro español y su homólogo argentino, durante el cual analizaron un proyecto de colaboración para el desarrollo y mejora de los trenes argentinos. De Vido tiene una cuenta pendiente en esa materia: en enero de 2008 anunció la adjudicación de una línea de tren de alta velocidad –una inversión de 2.400 millones de euros- a la española Isolux Corsán en consorcio con Alstom. Sin embargo, diez meses después el Gobierno argentino suspendió el proyecto por la falta de financiación internacional.
En octubre de 2009 la prensa argentina comenzó a informar sobre unos polémicos trenes usados comprados por el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime (hoy procesado por 15 presuntos casos de corrupción) al Gobierno español y portugués. Una investigación de la revista especializada “Todo Trenes” contabilizó por entonces que sólo 86 de los 298 vehículos adquiridos estaban en funcionamiento, sugiriendo que los contratos por valor de 166 millones de euros eran una estafa.
Polémicas en el pasado
Numerosas facciones de la oposición señalaron que las locomotoras y vagones de RENFE y FEVE eran material obsoleto, con 40 años de antigüedad y sin repuestos. “Sabíamos que podía resultar una estafa a los argentinos. Estábamos comprando trenes que tanto en Portugal como en España ya estaban fuera de uso por estar en malas condiciones. Nadie paga 1.500 millones de pesos por chatarra, a menos que lo haga para quedarse con un vuelto", declaró por entonces el diputado Esteban Bullrich al diario La Nación. En 2007 Bullrich había presentado un pedido de informes al Poder Ejecutivo para esclarecer el valor y alcance de los contratos con los dos países ibéricos.
Ante la repercusión del caso, el sucesor de Jaime, Juan Pablo Schiavi, declaró que más de la mitad de los coches estaban en funcionamiento y que el resto entraría en operación en un año y medios. “Los compramos sin reparar porque la modalidad elegida fue la de generar trabajo en nuestro país”, dijo Schiavi a los medios de ese país Sin embargo, el gobierno argentino no difundió los contratos. Pocos meses después el secretario de Transporte argentino firmó un nuevo convenio con RENFE por 180 millones de euros para la modernización de una línea ferroviaria y el suministro de un centenar de vagones de “segundo uso” que circularon en las cercanías y servicios regionales españoles.
Fuente: ABC
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