viernes, 1 de agosto de 2008

El último tren

Pasaron cien años de aquellos momentos,
cuando se iniciaba el ferrocarril.
Con mucha alegría los rostros contentos,
aunque se luchaba a pico y candil.
Los tiempos cambiaban todo era adelanto,
los rieles brillaban por tanto vaivén.
Mi pueblo crecía con trabajo y canto.
¡Qué hermoso y seguro se veía el tren!
Y así como aquellos pioneros de antaño,
dejaron su vida por verlo crecer.
Llegaron los otros que año tras año,
lo fueron matando con odio y placer.
Y se fue muriendo bajo las miradas
del juez insensible que lo condenó.
Viéndose indefenso y sus bielas cansadas,
se sintió muy solo y así se entregó.
Se acababa el plazo para su Sentencia,
el verdugo artero cumplió sin temblar
Y a ese condenado que pidió clemencia,
mi pueblo que es noble lo supo esperar.
Tardó su partida queriendo quedarse,
Marchó lentamente con resignación.
Y a nuestra tristeza no pudo aferrarse,
llevando consigo nuestro corazón.
Surcaron al aire los blancos pañuelos,
miradas perdidas sin explicación.
Se fueron por siempre sueños y desvelos,
¡Qué sola y callada quedó la estación!
Recogió del pueblo su aplauso incesante,
de pena y sollozo se pobló el andén.
Y con su silbato lloroso y distante,
se perdió en la noche

EL ÚLTIMO TREN.VÍCTOR OSVALDO KLOS

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