lunes, 21 de julio de 2008

Cada Vez mas poder para Jaime

A Ricardo Jaime le rinden más los días. Desde diciembre tiene un par de horas libres por cada jornada. Y según parece ser, las ha invertido en lograr su viejo anhelo: que el Estado tenga su propia aerolínea. Hasta diciembre, el secretario de Transporte utilizaba las últimas horas de la tarde para desandar los algo más de 100 metros que separaban su despacho del que utilizó por algo más de cuatro años el ex presidente Néstor Kirchner. “Todos los días iba a ver a Kirchner, o por lo menos se ufanaba de eso. Iba a entregarle las novedades del día”, contó un hombre que trabajó cerca de él durante años.Es difícil de imaginar cuáles pueden ser las novedades que una Secretaría de Transporte puede entregar a diario como para que un jefe de Estado tenga que recibir a un funcionario que ni siquiera tiene rango de ministro. Pero seguramente las habrá.Jaime se las ha arreglado para seguir sumando poder, funciones y presupuestos millonarios, a tal punto de ser uno de los funcionarios cuya gestión influirá directamente en el gobierno de la presidenta Cristina Fernández. Maneja directamente tres líneas de ferrocarriles (Roca, San Martín y Belgrano Sur) e indirectamente las demás y es el encargado de distribuir los millonarios subsidios a los colectivos y al transporte de cargas. Con eso bastaría para poder cuantificar la influencia del “supersecretario” y medirla en millones de pesos.Pero ése es sólo el comienzo de una larga lista de tareas que tiene. Desde que el tren de alta velocidad que uniría Buenos Aires con Córdoba y Rosario era un proyecto embrionario, Jaime ha sido el amo y señor en el asunto. Con él y no con el ministro del área, Julio De Vido, se negocia cada uno de los acuerdos que son necesarios para que arranque una de las obras más polémicas que tiene en cartera el Gobierno. De él dependerá el avance o no de la obra. Sólo para comparar los montos que están en juego en el proyecto vale decir que mientras el Poder Judicial tiene un presupuesto de US$ 290 millones para funcionar todo un año, Jaime dispondrá de un presupuesto inicial de alrededor de US$ 4000 millones para unir las tres ciudades con algunas paradas en el medio.Pero el poder de Jaime recibió la bendición en los últimos días. El señor de los subsidios le entregó a Cristina la noticia que ésta utilizó en su primera aparición pública después de la derrota que sufrió el oficialismo en el Senado cuando se rechazó el proyecto enviado desde el Poder Ejecutivo sobre las retenciones móviles. Jaime le sirvió a Cristina la posibilidad de anunciar la estatización de Aerolíneas Argentinas y Austral.

Ricardo Jaime juega con trenes y aviones; atrás Julio Alak mira la escena
Jaime había sido el mentor y ejecutor del asunto. La mañana del jueves, y aún con pocas horas de sueño encima, el “supersecretario” estaba radiante en un salón del Palacio de Hacienda. “Usted no ha dejado de ganar protagonismo en el último tiempo dentro del Gabinete”, le dijo LA NACION en un pasillo del ministerio. “Mi único secreto es la gestión. Estar todos los días a las siete de la mañana trabajando”, contestó. Se le volvió a preguntar si habían quedado atrás los cuestionamientos que siempre rodean su figura. “¿Quiénes me cuestionaban? -inquirió-. Los medios eran los que inventaban esas cosas, que escriben historias y se las creen. Yo hace 25 años que conozco a Cristina.”Las tareas que le demandará Aerolíneas Argentinas y Austral no serán menores. Si bien colocó como gerente general a Julio Alak, un hombre que se ganó su confianza en los últimos tiempos, quienes están cerca de la operación creen que será Jaime el que decida las cuestiones más pesadas de la compañía que el Estado comprará.“¿Cuál es el problema que le ve a Jaime para manejar Aerolíneas y Austral?”, se preguntaba, con filosa ironía, un ejecutivo aeronáutico. “Tiene mucha experiencia en esa materia. No se olvide que viene gestionando Lafsa (Líneas Aéreas Federales) desde 2003 y que también manejó Southern Winds”, remató. La malograda Lafsa será, sin dudas, una de las manchas más oscuras que tendrá la gestión Jaime. La aerolínea sin aviones ya se tragó $ 40 millones en los últimos cinco años y aún mantiene unos 30 empleados cuyas funciones son tan difíciles de imaginar como el destino del presupuesto que dispuso. Ahora Jaime recibirá Aerolíneas Argentinas y Austral. Tendrá bajo su influjo cerca de 10.000 empleados y una empresa con una facturación que ronda los US$ 1200 millones por año. Deberá negociar con siete gremios sólo en Aerolíneas más algún otro de Austral.Pero Jaime tiene experiencia en el asunto. Se ha llevado muy bien con los ferroviarios, con camioneros y colectiveros con una receta simple: un descomunal giro de subsidios. Nada indica que ahora será distinto.

Fuente: La Nación

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