El tren con la protesta opositora casi no puede salir. Al final, hubo actos y consignas contra el Gobierno. Por: Martín Bravo SOBRE RIELES. LA PROTESTA, AYER, EN LA ESTACION DE TRENES DE ONCE. En la estación de Once, a las 18.50, pleno horario de regreso a casa, la silbatina sonó con fuerza. "La empresa anunció que el servicio se cancela por problemas técnicos en la locomotora", avisó Rubén Sobrero, del cuerpo de delegados del Sarmiento. Se trataba del tren en el que iban a viajar, hasta Mercedes, los promotores de la protesta con la consigna "No al tren bala, sí al tren para todos". Media hora más tarde decidieron ir hasta Haedo en una formación con paradas en todas las estaciones y, a las críticas al Gobierno por el controvertido proyecto, les sumaron cuestionamientos por el intento de impedir la manifestación. "El Gobierno quiere callar estas voces. Les duele en las vísceras a estas bandas de yacarés que se quieren comer la carne del Tren Bala", disparó Pino Solanas, uno de los críticos del proyecto que demandará, como mínimo, 3.900 millones de dólares. De la protesta participaron Claudio Lozano, Vilma Ripoll, Eduardo Macaluse, Mario Cafiero, María América González, Marcelo Ramal, Daniel Campos, organizaciones de trabajadores ferroviarios y unos 500 militantes de la CCC, el Partido Obrero y el MST, entre otros. "La explicación oficial fue 'problemas técnicos'. Pero la locomotora quedó en Caballito y el guarda nos informó que no tenía nada", aseguró Sobrero. Las críticas se potenciaron ante el anuncio de que el tren no saldría. "El Gobierno se puso nervioso. Esto es peor que el proyecto de viajar a Japón por la estratósfera. Men..mierda lo dijo, este Gobierno lo hizo", comparó Ripoll. "Al prohibir la salida, el Gobierno perjudicó a tantísimos usuarios", agregó Macaluse. El viaje hasta Haedo alcanzó para hacer visible el hacinamiento del Sarmiento a esa hora. Ramal, del PO, se pronunció a favor de la estatización: "El tren bala es un negociado en contra del país y sus trabajadores". "Para el que pueda pagar 600 dólares, vamos a tener el tren bala con lujos, calefacción y aire acondicionado. Y está el tren cebita, con frío en invierno y calor en verano, en el que se viaja hacinado y sin seguridad de que llegue a horario", ironizó Macaluse. Lozano, de la CTA, incluyó cifras en su discurso: "Con el tren bala, al Gobierno se le cayó la careta. Con la mitad podríamos construir 200 locomotoras, 15.000 kilómetros de vías y 10.000 vagones de pasajeros". "Es antinacional, aristocratizante y antipopular. Hay que exigir un tren para todos", cerró Solanas.
fuente: Clarin
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