Comunicado de Prensa del INSTITUTO ARGENTINO DE FERROCARRILES (I.A.F.)
Tal vez, por primera vez, los medios televisivos dieron una extraordinaria cobertura con buenos niveles de acierto, ante una tragedia ocurrida en un paso a nivel.
Claramente se expresó lo sucedido, sin dudas, sin dobleces, como fueron los hechos. Aunque a veces alguna terminología merece ser aclarada. El hecho de Dolores no fue un accidente y mucho menos fue un accidente ferroviario. Fue a todas luces un incidente carretero que afectó la seguridad vial y ferroviaria.
El paso a nivel de la Ruta Provincial Nº 63 se encontraba correctamente señalizado, de acuerdo a la legislación y reglamentación vigente en la República Argentina.
Algo que todo conductor de vehículo automotor tiene la obligación de conocer para obtener su licencia.
Ese cruce ferrovial cuenta con barreras, señales fonoluminosas de poste, semáforos en altura ubicados sobre vigas “Cantilever” (un adicional no exigido por los reglamentos), señalización vial horizontal sobre el pavimento, señales viales ubicadas a lo largo de la ruta desde 500 metros antes del cruce.
No hay peor ciego que el que no quiere ver, no hay peor conductor de automotores que el que no respeta las señales viales.
El paso a nivel tiene todo lo que debe tener y un poco más. Pero todo fue inútil para salvar la negligencia criminal de quien o quienes tienen la responsabilidad de transportar a semejantes, a otras personas.
Las falacias expuestas por los conductores del ómnibus y sus abogados son a todas luces increíbles para cualquier persona con un poco de racionalidad.
Las excusas de la empresa de ómnibus, pretendiendo despegarse del hecho es una falta de respeto, un atropello a la razón.
La ignorancia exagerada no es excusa.
Veamos que dice la ley y los reglamentos, que todo ciudadano tiene el deber de conocer:
“En los pasos a nivel el ferrocarril tiene siempre prioridad de paso”.
Está claro, no hay dudas. La obligación de los vehículos carreteros es la de detenerse frente a todo paso a nivel, sin excusas, sea cual fuere la señalización que existiera, mirar y asegurar el cruce.
Para mejor ilustrar se puede visitar el sitio web de la CNRT en lo pertinente (www.cnrt.gov.ar).
Alguien dijo que no hay “lomos de burro” en el paso a nivel de la Ruta 63. No los debe haber, los “lomos de burro” además de ser ilegales son muy peligrosos.
Nada de lo ocurrido es producto de la mera fatalidad. Todo esto fue previsible y evitable, cada caso de incremento de muertes y lesionados en rutas y caminos argentinos desde 1993, cuando su proporcionalidad incremental se manifiesta como inversa con la desaparición de los trenes de pasajeros de larga distancia. En el reciente pasado argentino (década de 1990) se tomaron decisiones que no por equivocadas fueron improvisadas. Es el juego de la verdad y su consecuencia. El simple silogismo que determina que frente a una determinada acción se generará una reacción que le es propia. La incursión de la Argentina en los años 60 en la cultura petromovilera inició el camino, llevado al paroxismo durante los años 90.
Ningún país serio hizo lo que los argentinos. Nadie destruyó su sistema de transporte ferroviario, seguro, controlado, eficiente, ecológico, para reemplazarlo por un modo anárquico, inseguro, contaminante, ineficiente y asesino.
Es hora de volver a la señal “PARE, MIRE, ESCUCHE”, tanto para los conductores de automotores ante un paso a nivel, como para quienes toman decisiones referentes al transporte en la Argentina. Mirando al futuro, porque a aquellos que lo provocaron en el pasado ya no los podemos imputar. Dar vuelta la historia no es fácil pero tampoco imposible.
Pablo Martorelli
Presidente
INSTITUTO ARGENTINO DE FERROCARRILES c.l.
Extraido de: www.cronicaferroviaria.com.ar
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