jueves, 24 de enero de 2008

Memorias de mi mochila (Ricardo Ernesto Sosa)

EL VIAJE DE IDA.

Así entonces, "ayudado por MNEMOSINE", comenzaba a completar Depa, las primeras hojas del diario de viaje, con su ya histórica carilla del 17 de junio de 1978:

"Primera adaptación y recopilación de ideas acerca del viaje al sur del País, realizado junto a Ricardo Sosa, en enero de 1972.

día 4 de enero

El diario de viaje aparece con varias páginas sueltas y otras más que faltan; mi memoria me dice que salimos este día; que, si mal no recuerdo, era martes.
Ricardo vino a buscarme en el auto, con toda su familia. Pasaron por casa, en el “Fairlane”, como a eso de las 13 hs. 20, y a las 13 hs. 50, del andén 14, de la estación Constitución, iba a salir el tren en el que pensábamos viajar al sur: era el "Estrella del Valle", que salía rumbo a Zapala, Neuquén. Así fue que, camino a la estación, recuerdo que llevábamos muchísimo apuro; tanto que, cuando descendimos del auto, salimos corriendo y apenas si pudimos despedirnos (y "a gatas") de sus viejos. Al tren lo tomamos ya en movimiento, corriéndolo y con temor de no alcanzarlo... , mientras partía de la estación...
Recuerdo que llevaba un par de borceguíes atados a la parte superior de la mochila - que llegaba holgadamente a los 30... ; 32 Kg. de peso... - , los cuales "bailaban a su antojo" de un lado al otro y, al ingresar por la puerta principal de la estación, se los incrusté en la frente a una gorda “bestiuna” que pasaba, la que, además de “felicitarme” enseguida, de modo harto grosero... , intentó luego “lincharme", pero no me alcanzó...
El viaje duró unas veintidós horas.
Llegamos al día siguiente, alrededor del mediodía. Al arribar al andén, ya en Zapala, tiramos todo y nos pusimos a descansar junto a un paredón, cerca del cual un conscripto de la unidad local (del Ejército), sintonizaba una radio portátil con la que captaba mensajes emitidos por el regimiento, ubicado éste a unas pocas cuadras de allí (¡...?), lo cual, ciertamente, nos llamó mucho, pero mucho... , la atención.
El viaje, aunque largo, en realidad fue bueno y casi no lo notamos; y lo más destacable fue que: frente a nuestro asiento viajaba parte de una familia alemana, con la que conversamos mucho e hicimos muy "buenas migas". Recuerdo que nos hacía tentar de risa el que una de las hijas, que era una muchachona rubia, "descomunal" y voluptuosa, sumamente tetuda... , fuera al baño cada diez minutos; lo cual daba lugar a que, entre nosotros, nos sugiriéramos, con sutileza y picardía, todo tipo de motivos maliciosos y grotescos para tan asidua concurrencia." ......
Entre las anécdotas del viaje, recuerdo que, aquella noche, cada cual se acomodaba como mejor podía, y en los sitios más insólitos; además, prácticamente la totalidad de los pasajeros de ese coche eran mochileros, como nosotros. El caso fue que, mientras algunos dormían sobre los asientos, otros lo hacían en los portaequipajes, y la mayoría en el suelo; donde habían extendido sus bolsas de dormir. Éramos una extraña "tropa" de holgazanes malentrazados, barbudos y melenudos, con abundancia de equipos de todos los tamaños y colores.
De los que dormían sobre el suelo, algunos lo hacían en el pasillo central; de modo que, al caminar por allí, había que tener bastante cuidado de no pisarle la cara a alguno... Otros habían improvisado su "cubil" en el pasillito formado entre los asientos.
Como a eso de la medianoche, un flaco que estaba parado sobre el borde superior de los respaldos de dos asientos, forcejeaba para sacar su mochila del portaequipajes ( próximo al techo), el que se hallaba atestado de otras tantas. Al fin, luego de un buen rato de penoso forcejeo, logró sacarla, pero, junto con la propia, extrajo, accidentalmente, la mochila de al lado, la cual había quedado enganchada a la suya. Aquélla, desde esa respetable altura, fue a dar, pesadamente, sobre la espalda de uno que dormía plácidamente en el suelo, en el pasillo que había entre uno de los asientos sobre cuyo respaldo estaba parado el flaco que forcejeaba, y el contiguo hacia la derecha.
Se escuchó un: "¡Paf!", seco, y simultáneamente un sordo quejido, exánime, del pobre diablo que estaba en el piso, seguido de un trémulo y también quejumbroso: - "¡Eeeh, cheee... , so’ bolúuudooo, casi me liquidásh... ! "-; se oyó entonces un preocupado: -"¡Uuuy, flaco, disculpaaame! ¿Necesitás ayuda?" - . A lo que el de abajo respondió: -"¡Nooo, gracias, todavía respiro... !"- . A continuación, estalló por los alrededores una ruidosa carcajada, de todos los que habían presenciado aquella simpática escena.
Con Depa, aquella noche, cenamos como "dandis" en el vagón comedor; por el contrario, la mayoría de los que iban en aquel vagón, clase "turista", había optado por hacer despliegue de todo tipo de cacharros y peligrosísimos elementos igníferos; para cocinar, ahí mismo nomás, toda la variedad imaginable de "suculentos y olorosos" guisos de campaña... Mientras tanto, y a toda hora, algunos cantaban, otros jugaban al truco, a los dados, o, simplemente, hacían rueda de mate y cuentos.
Recuerdo que durante el atardecer de aquel día, cuando la formación de vagones y locomotora estaba ya atravesando el sur de la provincia de Buenos Aires, vimos, en la llanura inmensa, unos pocos ñandúes que corrían asustados por el tren, hacia unos cardales; ésa, era la primera vez que yo los veía en libertad.
Casi al llegar a Zapala, a uno que dormía sobre el portaequipajes, un compañero le gritó para despertarlo: -"¡Llegamos, flaco, levantate!"- . El que dormía, entonces, saltó como un resorte, e intentó incorporarse enseguida, pero el impulso se lo detuvo abruptamente el techo del vagón; pues, con tanto entusiasmo, aquel "bello durmiente", se había olvidado de que no tenía espacio para sentarse. Recuerdo que, al ver la "piña" que se pegó, me reí maliciosamente, con disimulo y, para mis adentros, pensé en rima: -"¡Qué garrotazo! ¡Le dió con el morro al cielo raso!"- .
Así viajamos y llegamos, por fin, a Zapala; punto inicial del recorrido de nuestra expedición, ya en la zona de destino...

http://cablemodem.fibertel.com.ar/memoriasdemimochila/el_viaje_de_ida.htm

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