miércoles, 23 de febrero de 2011

De pasar hambre a caer en Puerto Madero

Pulsera de oro, auto importado, el sol de los mares turquesas y el mundo visto desde una torre de Puerto Madero, donde el metro cuadrado vale hasta 4.500 dólares. No parece el perfil de un sindicalista de mameluco, desvelado por los problemas de sus trabajadores. Ex marxista, cafierista, menemista y ahora kirchnerista, José Ángel Pedraza cumplió 25 años al tope de la conducción de la Unión Ferroviaria, pero hace rato que dejó de viajar en los maltratados trenes que padecen los argentinos.



Un vagón de plata, que acumuló mientras la red ferroviaria nacional era desmantelada y sus intereses se confundían con los patronales, le permitió mudarse del barrio de Villa Sarmiento, de Morón, a un departamento desde donde se ve el Uruguay. Según expertos inmobiliarios, cotiza entre 700 mil y un millón de dólares . El único tren que circula por allí es para turistas, fue inaugurado por Néstor y Cristina Kirchner, salió un dineral, le faltan repuestos y circula casi vacío. Pedraza vive en la torre El Faro, en un piso alto, lejos del olor a bondiola de los domingos. Allí lo detuvieron. Allí, la biografía, que empezó a escribirse en Dean Funes, Córdoba, hace 68 años, anotó un capítulo en tinta roja, con el crimen del joven Mariano Ferreyra como párrafo principal, a manos de una patota cercana a la influencia de su poder. Hombre de saco y camisa sin corbata, hijo de un trabajador ferroviario, devoto católico y fumador empedernido, el dirigente dijo haber padecido “hambre” en sus años jóvenes, cuando los trenes andaban a mayor velocidad que en la actualidad.

En su autorretrato, Pedraza coloca su oposición a la dictadura, los paros generales que armó junto a su amigo Saúl Ubaldini contra el gobierno de Raúl Alfonsín, las elecciones ganadas en su gremio y su adhesión a la administración Kirchner, que incluyó el envío de militantes al acto del año pasado en River. Faltan las páginas de los negocios en el Belgrano Cargas, en el descuento compulsivo que se le practicó a los trabajadores ferroviarios para que pagaran anticipadamente sus sepelios, y en las empresas con trabajadores tercerizados, donde ubicó a varios familiares.

También faltan en esa semblanza las voces de los más de 70 mil ferroviarios que quedaron en la calle durante la época menemista, sin su oposición, tal vez con su complicidad. Hay una canción de Jairo, titulada “ Ladrón de trenes ” que dice en una estrofa: “ No crean lo que están viendo/y vayan a preguntar/en el barrio me conocen/yo soy un tipo legal ”. Es lo que tendrá que demostrar Pedraza en estas horas, porque mataron a un chico que pedía por los derechos de otras personas. Su repudio a ese hecho fue pálido, casi imperceptible, para nada ostentoso, como en cambio lo es su patrimonio. Y su destino.

Fuente: Clarin

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