No se sabe exactamente si será el 10 de diciembre, cuando la gestión Urribarri arribe al segundo año, o un poco después. Pero el viaje inaugural de Paraná hasta Concepción del Uruguay será antes de cambiar el almanaque, apenas el Gobierno resuelva lo que se le presente como todo un desafío político, institucional y diplomático: la visita del presidente venezolano, Hugo Chávez. Hoy por hoy, buena parte de las energías están enfocadas hacia ese horizonte: estar a la altura de las circunstancias es casi una obsesión para el Gobernador. Pero luego, en fecha a determinar, el convoy integrado por tres de los coches que están siendo restaurados en los talleres de Paraná, cada cual con distinto nivel de comodidad, impulsado por la máquina que la Nación adquirió en Córdoba. Para La Histórica será todo un acontecimiento, sencillamente porque hace dos décadas que no llega una formación con pasajeros a la estación.
En realidad, no están totalmente liberados los 275 kilómetros de vías que unen Paraná con Concepción del Uruguay, pero tampoco falta tanto. Las cuadrillas fueron acondicionando los tramos, casi por goteo; arreglaban y, luego, vigilaban que lo recién repuesto no fuera nuevamente saqueado: desmontaron, liberaron estructuras que permanecían ocultas bajo pequeños basurales o restos de ladrilleras, acordaron cómo y dónde trasladar las viviendas de familias que no encontraron ninguna parcela más segura que la que les proveía el terraplén, completaron trechos de rieles y durmientes que directamente desaparecieron, el más extenso de los cuales fue de 1.800 metros, cerca de Nogoyá. Un día, no hace tanto, llegaron a completar Paraná-Basavilbaso. Restaba un poco más, hasta Concepción del Uruguay. El daño era de tal importancia que se dispuso que sean dos cuadrillas las que se destinen: una, a cargo directo del Estado provincial, trabaja en el sentido Basavilbaso-Concepción del Uruguay; la otra, a cargo de la Nación a través de una empresa contratada, opera en sentido inverso, desde Concepción del Uruguay a Basavilbaso. Apenas este frente combinado de tareas logre el objetivo, el tren de pasajeros podrá llegar hasta la cabecera del departamento Uruguay.
Este viaje inaugural servirá para completar un ciclo, para cerrar una etapa. “Si el 2009 servirá para terminar el ramal secundario Paraná-Basavilbaso-Uruguay, en 2010 debe lograr habilitarse el ramal secundario Paraná-Federal-Concordia”, señala el titular de la Unidad Ejecutora Ferroviaria, Carlos Molina, apenas El Diario lo consulta al respecto.
Los viajes regresarán hacia febrero, ya con dos frecuencias semanales.
Este ramal norte, si se permite la simplificación, ofrece una potencialidad mayor si se la compara con el sur (Paraná-Uruguay). La traza acompaña la de la ruta nacional 127 hasta Federal y, desde ahí, busca la ciudad de Concordia casi en paralelo a la ruta provincial 22. Se presentó entonces una paradoja, porque el ramal que tendría una hipotética mayor demanda (atraviesa poblaciones con situaciones socioeconómicas más frágiles, con un servicio de colectivos menos desarrollado) estaba en peores condiciones físicas. Sólo por eso, se resolvió orientar los esfuerzos iniciales a recuperar el ramal Paraná-Uruguay. De todos modos, la idea de Molina es que el 2010 sea el año del ramal Paraná-Federal-Concordia. Al día de hoy, con cargo a la Nación, una empresa privada repara vías en Federal, Concepción del Uruguay y Estación Parera. Se trata de un contrato por 30 millones de pesos, notablemente útil porque el privado ha sido destinado a puntos extremadamente complejos, que puede afrontar gracias a que cuenta con una tecnología más adecuada que las 13 cuadrillas estatales, más artesanales, equipadas en buena medida con lo que ha ido pudiéndose recuperar en estos talleres, en aquellas estaciones.
Esta fase del proyecto de recuperación de los ferrocarriles se basó más en la gestión, en los buenos oficios, en integrar esfuerzos, en juntar las partes dentro del sector público, en acumular horas de trabajo, en sacarle jugo a las piedras, que en aplicar inversiones de importancia. La impresión es que esa etapa está por agotarse y que el gobierno provincial deberá resolver en qué consistirá la siguiente, si la idea es que todo lo realizado no se desgrane.
En los talleres de Paraná, hay dos vagones cuya restauración está terminada. Actualmente se trabaja en un tercero. Los tres serán parte del viaje inaugural, de Paraná a Concepción del Uruguay. Para la reparación se suelen usar partes de otros coches. Todo se recicla, parece ser la clave que organiza el trabajo y tonifica el ánimo, en unos galpones prácticamente aislados, como si estuvieran suspendidos entre el pasado y el futuro, en un tiempo y un espacio que no se percibe desde el bulevar Racedo o la calle Pronunciamiento, donde los autos, motos y camiones van a vienen, dedicados cada cual a sus asuntos. Todo se recicla: el interior, los asientos, los ventiladores, las luminarias, las ventanillas de vidrio doble con un colchón de aire entre medio, las alfombras de goma acanaladas para los pasillos; finalmente, el aspecto exterior, para lo cual hay que retirar la pintura vieja, arenar, lijar y masillar como si fuera un automóvil y finalmente darles color, en distintas manos.
Sobre un costado, en la parte sur del galpón, esperan su turno otros dos vagones: uno, con financiamiento del Consejo Federal de Inversiones, será un vehículo que llevará los proyectos del Programa Identidad a las ciudades que lo reclamen; el otro, tendrá destino sanitario. En los dos casos, serán conducidos hasta la comunidad que los reclame, el tiempo que sea preciso: sea para un ciclo de cine o para tareas de prevención, como campañas de vacunación. Luego, cuando la misión fuere cumplida, serían nuevamente enganchados y traídos a Paraná, hasta la próxima convocatoria.
Fuente: Diario Junio
Agradecimientos: Marcelo M
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