martes, 13 de mayo de 2008

La otra mirada sobre el tren bala

En los tiempos que corren asistimos perplejos a una violenta campaña en contra del tren bala. La simplicidad del concepto merece una mirada mas profunda.¿Qué intereses se esconden detrás de esta sistemática y, por cierto, impiadosa campaña contra el modo de transporte ferroviario?La respuesta por simple, no deja de ser paradójica. El tren bala de hoy es el “Doña Rosa” de los 90. Me explico.
Tanto machacar que los trenes perdían por día 2, 3 o 4 millones de pesos posibilitaron la creación de una cultura antiferroviaria. Tal es así que si en esos años un escolar -medianamente informado- era interrogado respecto al tren y contestaba en forma inmediata “pierde 2 y 3 millones de pesos por día”. Los mentores de “Doña Rosa” cumplieron su objetivo. Se privatizaron las líneas ferroviarias y hoy tenemos a la vista el fracaso de esa decisión. Miles de Km. de vía menos y 70.000 trabajadores cesantes. Hoy la excusa es otra. El tren Bala. El objetivo es el mismo: el desmantelamiento final del modo de transporte ferroviario. Las mismas voces, los mismos personajes, las mismas complicidades, el discurso fácil, todo sirve para al amparo de este proyecto ser funcionales a los intereses petroviales. El contexto político es otro. Los objetivos los mismos. El resultado evidente. Cómplices ayer, hoy un solo coro bramando al unísono y denostando a los pocos trenes sociales que existen en el país pretenden reavivar esa cultura antiferroviaria.
No solamente pretendemos que se construya el tren bala sino también que se reactiven en forma inmediata los ramales clausurados, los talleres cerrados, los trenes sociales que dejaron de correr en 13 provincias Argentinas, reestatizar los servicios de carga, un tren rápido a Mar del Plata y volver a la capacitación para lograr nuevos técnicos, en vías, en señalamiento, en material rodante, en material tractivo, etc.Los gremios ferroviarios, las organizaciones no gubernamentales del sector, las asociaciones de usuarios ferroviarias tienen la obligación moral de salir públicamente en defensa del sistema ferroviario y no permanecer calladas y cómplices ante esta nueva y virulenta embestida de los enemigos de siempre que con renovado discurso persiguen los mismos objetivos. Que no nos confundan el “Doña Rosa” de ayer es el “Tren Bala” de hoy. Defendamos el modo de transporte y no seamos cómplices silenciosos que posibiliten el desmantelamiento del sistema ferroviario.

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