César Mayoral debió informar a las autoridades chinas de la decisión de Cristina Kirchner de cancelar el viaje. Dice que es naïf pensar que eso puede influir en los negocios.
El embajador argentino en China, César Mayoral, buscó ayer relativizar el impacto de la suspensión del viaje de Cristina Kirchner a Beijing, periplo que incluía un encuentro con el presidente Hu Jintao. “No hay que sobreactuar, se ha sobredimensionado, hablan de hecatombe cuando lo que hay es una visita que se posterga”, sostiene. En diálogo con Página/12, en la mañana del jueves chino, Mayoral asegura que la cancelación de ese tipo no es nada raro en el mundo diplomático, aunque admite que en este caso se dio un poco sobre la fecha.
–¿Cómo tomaron las autoridades chinas la suspensión del viaje?
–Cuando uno está a cargo de una embajada y comunica la suspensión de una visita de Estado por razones de política interna –y no es un problema con ese país, ni de política exterior–, el otro país te escucha y comprende. Cuando son razones de política interna el otro gobierno trata de entender las razones y establecer las nuevas fechas.
–¿Y no recibió ninguna queja o enojo?
–Yo lo comenté acá en la Cancillería con el director del área con el que habitualmente converso. El me llamó a las dos horas y me dijo que comprendía las razones y que esperaba que después de esta postergación pudiera establecerse un nuevo viaje. Ahora viene el canciller Taiana y se pondrá en contacto con el canciller o el vicecanciller de aquí para que pueda explicar personalmente cuáles fueron los motivos.
–¿La postergación puede influir de mala manera en los acuerdos comerciales o en los negocios que se pretendían cerrar?
–Es una mirada muy naïf desde la Argentina. Si la Presidenta llegara a tener una discusión con el presidente Obama eso no va a cambiar lo que haga la Ford. El tema de los negocios va por otro carril. Sobre todo los negocios de las pymes y de las empresas que van a venir aquí. Los empresarios que viajan aquí tienen agendadas reuniones con sus pares, con gente de los sectores que tienen posibilidades de importar los productos que ellos venden. Aunque viniera la Presidenta, si esos empresarios hacen o no negocios depende de muchas variables, pero que no venga la Presidenta no le quita viabilidad al negocio. Distinto podría ser para el caso de las inversiones. Ahí el hecho que venga el ministro de Planeamiento o los secretarios de Estado ayuda para que avancen las negociaciones que están en marcha. Pero en todo caso son negociaciones que ya están en marcha como es el caso de las inversiones chinas para la construcción de ferrocarriles, para la venta del subte, para el tren Retiro-Ezeiza, para limpiar el Riachuelo o los ómnibus de dos pisos. Son negociaciones que están avanzadas y que en algunos casos necesitan de un decreto presidencial para materializarlas.
–¿Cuánto hacía que venían trabajando en la organización del viaje?
–Mucho tiempo porque una visita presidencial no se improvisa. Beijing es hoy La Meca. Ahora está el presidente de Austria, la semana que viene esperan también al presidente de un país africano. Un montón de jefes de Estado van a venir para la exposición internacional que se hará en Shanghai. Este es el país que más crece: el 2009 creció al 8,7 por ciento cuando Estados Unidos, Japón, España o Italia no han crecido. Por eso el interés de todo el mundo en venir aquí.
–¿Cómo harán entonces para reprogramar la visita de Cristina Kirchner?
–Habrá que ver, hay diferentes maneras de reorganizarla. La Presidenta y Hu Jintao se van a ver en las cumbres del G-20 a mitad de año en Canadá y a fin de año en Corea del Sur. No van a ser visitas de Estado pero serán dos oportunidades en las que estarán juntos.
–Parece muy difícil entonces que la Presidenta pueda viajar a China este año.
–Bueno, es que si el motivo para no viajar fue que Cobos no quedara como presidente durante tantos días, todo indicaría que durante este año eso no va a cambiar.
Fuente: Rosario net
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