l armado total del sistema llevará hasta fin de año. Con un año de demora, el Gobierno finalmente comenzará a partir de hoy a expandir el SUBE, el sistema único de boleto electrónico para colectivos, trenes y subtes del área metropolitana. Según el cronograma oficial, al que accedió en exclusiva Clarín, la línea 28 será la primera de las 15 líneas de colectivos en ser equipadas con validadoras (lectores de tarjetas), indispensables para que los pasajeros puedan abonar los viajes. Las líneas 6, 12, 23, 39, 102, 150, 151, 168, 86, 57, 88, 129, 194 y 195 completan un lote inicial de 1.357 colectivos, que representará el primer avance concreto del proyecto. Todo forma parte de la ejecución de un plan que lanzó Cristina Kirchner en febrero del año pasado, en medio de fuertes reclamos por la falta de monedas, cuando anunció que el SUBE estaría listo en 90 días y que coexistiría un tiempo con los sistemas ya existentes. Los plazos se alargaron, admiten fuentes oficiales, por la enorme dificultad que supone el montaje de una telaraña de validadoras, puestos de recarga, redes de transmisión de datos y el centro de cómputos, que procesará unos 11 millones de tickets y boletos diarios.
En el Gobierno ya no se esfuerzan en ocultar que completar el SUBE en su totalidad "demandará todo 2010, como mínimo". Más acorde con la realidad, el cronograma actual del Gobierno (consensuado con transportistas y la UTE entre Metronec, Indra y Siemens, que ganó la licitación para proveer 10.000 validadoras) contempla el armado gradual de la red, a cargo de Nación Servicios, que depende del Banco Nación. Esto implica anexar unas 2.000 unidades mensuales al sistema Monedero, el boleto electrónico que funciona en subtes y un puñado de líneas de colectivo. "Ya tenemos listas 2.700 validadoras en el depósito para ser instaladas", confió una calificada fuente oficial. El objetivo en principio es adecuar el sistema a partir de los grandes garajes de las terminales, para "barrer con la mayor cantidad de colectivos posibles". En rigor, los trabajos se iniciaron a principios de semana, con la instalación de una concentradora (el equipo que recibe los datos de las validadoras y los envía al centro de cómputos) en el garaje de la línea 28, ubicado en Camino de la Ribera 1575, Puente La Noria. Y ahora comenzarán a instalar una validadora en cada una de las 187 unidades de esa línea. Justamente allí se hará hoy a las 8.30 una recorrida de oficial para verificar la instalación de los primeros equipos.
Estarán el secretario de Transporte de la Nación, Juan Pablo Schiavi, y la presidenta del Banco de la Nación Argentina, Mercedes Marcó del Pont. Las 15 líneas incluidas en la primera etapa de expansión del SUBE aún están sujetas a modificación. Por estas horas, funcionarios de Nación Servicios intentan sumar otras líneas a las previstas y acelerar los tiempos. "Las que están en el cronograma, son seguras", aclararon. Es un primer paso hacia la unificación de un sistema de clearing electrónico de la operatoria de 340 empresas (casi 18.000 colectivos), 1.000 ramales de trenes y seis líneas de subte. Habría que aclarar que el SUBE afronta otros desafíos para llegar a buen puerto. No sólo se trata de plazos, sino de costos: la inversión, que se solventará con fondos de la Secretaría de Transporte, se estimó en $ 200 millones. La cifra real ronda los $ 700 millones, más del triple. Gran parte fue destinado a la compra de las validadoras, 5.500 lectograbadoras (para la recarga) y 5 millones de tarjetas de proximidad identificadas con el logo del SUBE, de las cuales ya se repartieron 705.000.
El escollo principal, hoy, es el armado del centro de cómputos, el corazón informático del sistema que concentrará el dinero de la carga de pasajes y que debe realizar el clearing electrónico, es decir, el pago de los pasajes consumidos a las empresas de transporte correspondientes. En forma provisoria, el SUBE trabaja hoy con el sistema informático de Metronec. Y seguirá así hasta julio, dicen en el Gobierno, hasta que comience a operar el centro de cómputos oficial. Esto, a su vez, retrasa la habilitación de los 5.000 puntos de recarga previstos en el plan: son los negocios y los puntos de venta que dispondrán de una lectograbadora, que les permitirá a los usuarios cargar dinero en sus tarjetas. Los expertos de las empresas proveedoras aconsejaron posponer el asunto, por medidas de seguridad, hasta que haya un centro de cómputos definitivo. Mientras tanto, las personas sólo podrán efectuar esa clase de transacciones en los 1.768 puntos que hoy posee la red Monedero.
Fuente: Clarin
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