Custodiado por tres perros y un pequeño gato, José Pepe Mujica, esperaba la llegada del mandatario entrerriano Sergio Urribarri. Estaba alojado, desde la noche anterior, en la casa de su amigo, Ciro Ferreira, quien es además, el director del hospital regional de Tacuarembó.
A la sobra de los árboles y a escasos metros del portón de la chacra, ubicada dentro del balneario municipal Itapé, un bello predio que cuenta con tres lagos artificiales y una geografía serrana, José Pepe Mujica esperaba la llegada del entrerriano. Al otro lado del portón, fotógrafos, camarógrafos y unos pocos periodistas (EL DIARIO, fue el único medio argentino presente y ayer publicó la crónica de la reunión), aguardábamos el encuentro. Pepe Mujica, también. Por diferencias horarias (en el Uruguay hay una hora más que en la Argentina), el electo presidente del Uruguay esperaba en el ingreso a la vivienda, desde las cinco de la tarde hora local y, puntualmente, a las cinco de la tarde, hora argentina, Urribarri, conduciendo su auto y en compañía de su esposa, llegó al encuentro. OBSEQUIOS. Lo único protocolar de la reunión fue el intercambio de obsequios. Urribarri le regaló a Mujica un mate entrerriano y un pequeño mástil con la bandera entrerriana “para que la ponga en su despacho”, le dijo. El electo presidente en tanto, le entregó al gobernador una acuarela con la imagen de un gaucho, obra del artista plástico de esa ciudad, Wilmar López. “Salud”, dijo Mujica y extendió su mano a cada uno de los trabajadores de prensa que estábamos allí y permitió no sólo que le saquen fotografías sino hasta se prestó, a pedido de un periodista local, dedicar, de puño y letra, una dedicatoria en la que incluía “feliz cumpleaños” a una admiradora suya.
En la chacra, bautizada por los propietarios Cachimba, que en la acepción uruguaya y argentina significa “hoyo (u ojo) de agua”, no había perímetro ni cordón de seguridad. Tampoco hombres de negro, impidiendo el contacto con el futuro presidente del Uruguay. Ciro Ferreira, famoso en todo Tacuarembó por ser el director del nosocomio que cuenta con un nivel de “atención sanitaria ejemplar en América Latina”, con el mate en mano y el termo bajo el brazo, como buen uruguayo, hizo de anfitrión a los presentes. Mientras en el living se desarrollaba el encuentro de los mandatarios, el reconocido cirujano ofició de historiador sobre su tierra, a los extranjeros. “Tacuarembó, es el departamento más extenso de todos. 1.700 kilómetros cuadrado y las ciudades más importantes que tiene son: Tacuarembó y Pasos de los Toros, después tiene dos poblados más chicos: San Gregorio Polanco y Villa Ansina”, describió. En todo el departamento, que queda al norte del país, viven 100 mil habitantes y en la ciudad homónima, la población aproximada es de 50 mil. Es una región agrícola ganadera y forestal.
La mayor cantidad de mano de obra la generan dos empresas que producen chips de madera. En el aspecto cultural, los pobladores festejan cada 27 de enero, el aniversario de su fundación (este año será el número 178) y, desde hace 24 años, en el mes de marzo, se llevará a cabo una nueva edición del Fiesta de la Patria Gaucha, que tendrá entre otros artistas argentinos al violinista Leandro Lovato. Ese festival, nació, según se indicó a EL DIARIO, para homenajear y exaltar la imagen del gaucho y de las más típicas tradiciones criollas. La fiesta, próxima a realizarse, es la evocación del gaucho, el antecesor del pueblo oriental, quienes fueron expulsados y desalojados, “por el conquistador”. Y por esa razón, el electo presidente de Uruguay le obsequió a Urribarri un cuadro con la imagen del gaucho. “En toda esta zona, el 70 por ciento de la población es descendiente de los guaraníes”, señaló Ferreira. EL PAÍS INTERIOR. La decisión de que el encuentro se haga en Tacuarembó y no en Rincón del Cerro, donde vive y tiene su chacra Mujica, no fue casual sino “deliberada”.
El día anterior el electo mandatario oriental había mantenido, en ese departamento, un encuentro con obreros ferroviarios para –a partir de su gestión– darle impulso o “rejuvenecer”, según dijo, el servicio de trenes de carga, el que en un futuro pueda conectar con “ferrocarriles argentinos” a la entrerriana ciudad de Concordia. “Fue deliberado que la reunión se haga acá (en referencia a Tacuarembó), porque el ferrocarril arranca acá. El norte es muy olvidado; me pareció simbólico, (aunque) no hace a la cuestión en sí, pero quiere simbolizar. Para ver la Argentina como es, no hay que ir a Buenos Aires, porque la Argentina que más me duele es la que está acá al lado”, acotó. En contacto con la prensa, Mujica destacó, en todo momento, en que hay que zanjar las diferencias entre ambos Estados. Más allá de las discrepancias, dijo: “si la vida te pega un esquinazo… ¿no vas a volver al amor? Bueno, para vivir… hay que tener memoria pero un poco, después hay que seguir”. “Alguna vez tuvimos una cruzada que nosotros llamamos libertadora.
La historia oficial dijo, durante mucho tiempo, que eran 33 orientales, hoy sabemos que ni eran 33, porque eran mucho más ni eran orientales sino que había varios de que eran del otro lado. Creo que no debemos olvidarnos de esas cosas y tenemos que tratar de construir. El puente, inapelablemente, se va a arreglar; este puente tiene que ser pa ir pa’llá y pa’ venir pa’ca”, indicó. Más allá del conflicto por la pastera Botnia, en Fray Bentos, Mujica reiteró que como “Uruguay es un país pequeño, nosotros decimos que debemos relacionarnos con Argentina, pero la Argentina es gigantesca para nosotros. La primera relación es con los vecinos, con ese pedazo de la Argentina que tenemos acá al lado. También con Brasil, la primera relación es con Río Grande, lo que está acá a la vuelta. Hay una cuestión regional y tenemos un interés común que es el río”.
Fuente: El Diario
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