sábado, 23 de enero de 2010

Choyanos piden recuperar la vieja estación de trenes

Realidad. Es una verdadera pena las condiciones actuales de este auténtico testigo de la historia choyana. Muchos vecinos piden su recuperación para la comunidad. “El tren era la única diversión. Allí nos reuníamos para ver al menos quiénes viajaban”, decía uno de los tantos pobladores de Choya que piensan en voz alta con una mirada hacia tiempos de esplendor. Esa expresión no es un dato menor y permite graficar sin ocultamientos cuán importante fue el paso del ferrocarril por tantos pueblos que incluso dependían del servicio para seguir adelante.


Fue el génesis de cada uno de ellos. Las postales de aquella época permiten despegar sin obstáculo alguno lágrimas, las que brotan con cada recuerdo y anécdota vivida de los más viejos pobladores, debido a que el transitar de cada formación férrea tenían un alto voltaje emotivo, pues era el epicentro del movimiento de toda su gente.

En la actualidad, ante el levantamiento del ramal General Belgrano, ya hace varias décadas esa geografía cambió considerablemente. El presente de la vieja estación de trenes de esta localidad, todo un símbolo de identidad, tiene en su haber de manera lamentable un resumen de tantos años de olvido, así como también de descuido. Dista una enormidad de ese glorioso pasado, pues se conjugaron al unísono la maleza de nunca acabar y manos anónimas que la dañaron, otorgándole como resultado un paupérrimo estado en líneas generales. Las aberturas… bien gracias. Ni qué hablar de pintura, mampostería y techo. El fatídico tiempo deja al descubierto que sus paredes no tuvieron la frescura de un matiz que pueda encender por instantes aquellas luces del tiempo y ofrecer una clara resistencia a estos actuales períodos de ostracismo. Los proyectos estuvieron y están al orden del día. Construir un museo histórico, restaurar sus dependencias para que puedan funcionar determinados talleres de aprendizaje, entre otros destinos que siempre afloraron sin éxito. Lo cierto es que la estación cada día se cae a pedazos y es una fuerte bofetada no sólo a su infraestructura endeble, sino también a la rica historia de este pueblo.

Fuente: El Liberal

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