Exactamente 40 minutos demandó el viaje inaugural de la formación que unirá nuevamente San Miguel de Tucumán con Tafí Viejo. Mediante teleconferencia, la Presidenta habilitó el servicio en Salta, Chaco, Tucumán, Córdoba y una localidad bonaerense.
Sonó después de 32 años y se convirtió en la vedette del momento. Con su pitido, atrapó a niños y adultos. Familias enteras aguardaron su turno para hacer sonar la reluciente campana de bronce en la remozada estación ferroviaria de Tafí Viejo. De fondo, el flamante tren de pasajeros sirvió de postal para que miles de taficeños se tomaran fotografías.
Fue una jornada de algarabía en la ciudad del Limón. A las 18.45 arribó la dupla marca Apolo fabricada en España, exactamente 40 minutos después de haber partido de la estación capitalina de Central Córdoba. Con un pasaje cubierto por funcionarios y periodistas, el convoy recorrió el trayecto ante la mirada de vecinos que, desde las puertas de sus hogares, saludaron a la formación. Hasta el gobernador, José Alperovich, se contagió de tanta efervescencia. Durante gran parte del viaje, tomó la posta en la cabina y condujo el tren, saludó a los curiosos y tocó la bocina.
El acto protocolar fue encabezado por la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, desde Salta. Precisamente, el servicio de tren interurbano fue reinaugurado en forma simultánea en esa provincia, en Tucumán, en Chaco, en Córdoba y en Lincoln (Buenos Aires). "Impresionante", fue la palabra que más repitió la jefa de Estado para referirse a los flamantes trenes. Incluso, la Presidenta se sentó en una de las butacas del convoy y rememoró sus años de estudiante universitaria en La Plata. "Son parecidos a los de la Línea Roca", comparó.
Luego llegó el turno de la charla, mediante teleconferencia, con los diferentes mandatarios. El primero en agradecer a Fernández de Kirchner fue Alperovich. "Estamos felices los tucumanos", sintetizó. Inmediatamente, tocó la campana y subió a la formación, que comenzó a surcar las vías a una velocidad de 25 kilómetros por hora. Seguido de cerca por vecinos, el paso del tren se encargó de evidenciar los contrastes: las atestadas esquinas del centro, la pobreza y los asentamientos de la periferia, las casas a medio terminar del emprendimiento Lomas de Tafí, las fincas de limones, los cañaverales y, al final, la ciudad de destino. De repente, el verde dio paso a una muultitud de taficeños que, con globos celestes y blancos, recibieron entre aplausos y fuegos de artificio a la formación. Es que en Tafí Viejo hubo una rara sensación de nostalgia y de alegría, tal como lo reseñaron los rostros cubiertos de lágrimas. Como el de Luis Angel Ridolfo, que cargó a su nieta en brazos y pidió a su hija que le tome una fotografía con el convoy de fondo. "La traje para que vea lo que es", relató este taficeño de 56 años, que nunca fue empleado ferroviario, pero que ayer sintió que los últimos 32 años no habían pasado.
Fuente: La Gaceta
No hay comentarios:
Publicar un comentario