lunes, 22 de septiembre de 2008

El subte se convirtio en un trastorno cotidiano

"Hola, estoy en el subte. No llego a las 12, se paró en Pueyrredón. Creo que voy a salir a tomarme un taxi, pero calculá que tengo como media hora de retraso."
Michelle Elgier, que se disculpaba así en forma telefónica, viaja usualmente en la línea D de subterráneos, donde los inconvenientes se repiten cada vez con más frecuencia. Sin duda, el colapso del transporte público se refleja en forma cabal en los subtes. El número de pasajeros se duplicó en una década y sólo en el último año se sumaron 200.000 pasajeros por día a los 1.400.000 que venían usando ese servicio y el Premetro, en la Capital. Sin embargo, la cantidad de líneas disponibles y la extensión de la red no crecieron en esa proporción. En los últimos 15 años se agregaron 9,7 kilómetros de tendido, de los cuales 3,4 km corresponden a la nueva línea H, inaugurada en octubre del año pasado. Hoy el sistema cuenta con 50,5 km de vías. Los andenes se ven cada vez más abarrotados de gente, dentro de los subtes prácticamente no hay espacio para moverse ni aire para respirar y las interrupciones sorpresivas del servicio son frecuentes. Bajo tierra, cualquier momento del día parece una hora pico. En algunas cabeceras, como Catedral, de la línea D, hay veces en que los pasajeros tienen que recurrir a maniobras propias del rugby para asegurarse un asiento. Como si estuvieran preparados para presionar en un scrum, cientos de personas esperan sobre la línea amarilla para subir a los coches y conseguir un lugar. "Esperá que salgan los oficinistas a las 18 y vas a ver el lío que se arma", comenta a esta cronista Mariano, uno de los empleados de la concesionaria Metrovías, cuando el reloj marca las 17.50. Y es como un presagio. Justo cuando la hora pico cae sobre el microcentro porteño, la multitud ya no practica rugby, ahora más bien es sumo. Y los trenes no alcanzan. Ana Albarracín hace combinación en la estación Carlos Pellegrini de la línea B, la que más pasajeros transporta (se calcula alrededor de 320.000 usuarios por día). "A las horas pico se viaja como ganado. Yo, por suerte, sólo aguanto esto una sola estación, después salgo y tomo un colectivo; ahí es otra odisea", cuenta. En las estaciones donde se hacen combinaciones de líneas o en las cabeceras es donde se visualizan los mayores inconvenientes. En Metrovías, la empresa concesionaria del servicio, explican que trabajan para solucionarlos. Y que, precisamente por eso, la línea D funciona irregularmente desde hace más de un mes. "Comenzamos los trabajos el 25 de julio para cambiar el sistema de señalización. Intentamos que el impacto en el servicio fuera el menor posible. En un mes los pasajeros van a ver la diferencia y van a poder disfrutar de un sistema más moderno y más seguro", promete Lucila Maldonado, vocera de la empresa. Según Metrovías, el nuevo sistema de control continuo de los trenes permitirá tener a los coches permanentemente "en línea". El problema es que mientras se prueba, hay "algunas fallas". Eso es, según la empresa, lo que ocurre en la línea D por estos días. La frecuencia promedio entre trenes estipulada en esta línea durante los días hábiles es de 4 minutos, y en horas pico, de 2 55 ; sin embargo, en este último tiempo se puede duplicar o hasta triplicar la espera. "Todos los días hay algún problema en esta línea. Estamos parados varios minutos en algunas estaciones y se demora hasta el doble del tiempo fijado entre cabecera y cabecera", relata Pablo Ostúa a LA NACION. En Metrovías afirman que con el nuevo sistema se agregarán dos o tres formaciones a las 21 que circulan por hora en la D. Una peculiaridad que se produce en este servicio que une el centro con el barrio de Belgrano, y que atraviesa Palermo, es que los trenes van llenos casi a cualquier hora. Incluso va colmado el último servicio, que parte de Catedral a las 22.51 durante los días hábiles. Javier Lazarte viene todos los días desde Boulogne hasta la Capital. Y usa la línea C. "Aunque viajo más en colectivo, en horas pico en esta línea se viaja mal. No sé cuál es la solución, pero en los coches la gente viaja como sardinas", dice. El servicio que usa Lazarte une Retiro con Constitución y tiene una frecuencia promedio estipulada de 4 15 . Transporta más de 208.000 pasajeros por día. Como contraste, la línea B es una de las más elogiadas por los pasajeros. "Yo la uso con bastante frecuencia y no tengo objeciones importantes. Sin embargo, tengo que reconocer que la capacidad de los vagones a veces se rebasa", relata Mario Toer. En los últimos meses, los pasajeros también observan que frecuentemente se brindan servicios reducidos. Según la empresa, cuando ocurre un accidente o alguien se descompone prefieren brindar un recorrido más corto, pero no interrumpir el servicio. Esos "incidentes" ocurren diariamente. Durante 2007 la empresa registró 550 casos. Esto incluye descomposturas, suicidios o accidentes de viaje. También las interrupciones se suceden ante los sucesivos reclamos gremiales que se han repetido varias veces en el último año. Nancy Echevarne también viaja en la línea B: "Desde acá (Alem) hasta Lacroze es terrible en la hora pico. Es sofocante, insoportable." Cada formación puede transportar hasta 1000 pasajeros. Pero, muy apretados, viajan muchos más. La explicación de la empresa es que no se pueden agregar más coches por una razón estructural, ya que en las estaciones más viejas el largo de los andenes no lo permite: la extensión promedio del andén es de 110 metros y las formaciones sólo pueden circular con seis coches. La concesionaria dice que cuenta con 641 vagones y que se duplicó el kilometraje de servicio desde 1949. Evidentemente, no alcanza para un viaje con las mínimas comodidades. El centro de operaciones de Metrovías funciona, bajo tierra, en Alsina y Bernardo de Irigoyen. Desde allí se monitorean las seis líneas de subte y el Premetro. No sólo se puede observar a cada segundo el paso de las formaciones, sino que también se controlan la ventilación, las escaleras mecánicas, los ascensores y la energía de las estaciones. Según la concesionaria, que prestará el servicio hasta 2017, la información sobre cualquier problema es instantánea. En la línea D, el sistema aún se encuentra en estado de ajustes.

Fuente: Punta de rieles

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