Al cierre de esta edición se desconocían los motivos por los cuales el cuerpo del joven no logró ser encontrado antes, ya que, en teoría, el tren había sido minuciosamente revisado durante y después del operativo de rescate que llevaron adelante, y en conjunto, efectivos de Bomberos, Policía Federal, Metropolitana, SAME y Defensa Civil de la Ciudad de Buenos Aires. En un comunicado del Ministerio de Seguridad se especificó que el cuerpo de Menghini Rey se encontraba dentro de la cabina de conducción del motorman del cuarto vagón, lugar vedado a los pasajeros, que se hallaba en desuso y sin comunicación con el interior del mismo por hallarse las puertas clausuradas. Este reducto había sido totalmente deformado por el impacto entre el tercer y cuarto coche. Una vez que rompieron la puerta se pudo verificar que entre el tablero de maniobras y la pared que había sido achatada por el impacto se encontraba debajo del tablero un cuerpo sin vida. Los policías abrieron las paredes a fin de liberar el cuerpo que luego fue remitido a la Morgue Judicial. Indignados. El rescate, que hasta ayer era elogiado por todas las carteras y ministerios del Gobierno nacional y del porteño, se convirtió en el centro de todas las críticas. “¿Cristina dónde está?”, “Schiavi, renunciá” y “que se vayan todos” fueron las frases que más se escucharon en medio de los reclamos de la gente, que se hallaba enfurecida. Una gran cantidad de agentes de la Policía Federal impedían el avance de los manifestantes lanzando gases, lo que provocó más caos y corridas. Familiares y amigos de Lucas repudiaron la violencia que se desató en el mismo lugar donde hasta apenas unas horas antes ellos se encontraban realizando una “sentada” tranquila. Ellos se recluyeron en una dependencia de la Federal –donde también de hallaba María Luján, la mamá de Lucas–, en silencio, aún desolados por la noticia. Tras los disturbios hubo dos policías heridos y varios detenidos. Ningún funcionario del Gobierno nacional salió a dar explicaciones. Ni Schiavi ni el ministro de Planificación, Julio De Vido, que pocos días antes anunció que el Gobierno nacional se presentaría como querellante en la investigación. El silencio era total y nadie se hizo responsable. Mientras tanto, en las redes sociales, miembros de la oposición lanzaban críticas de todo tipo: “Los Pomar en la ruta, Candela a cuadras de la casa y Lucas en el tren. La realidad es que se nos van vidas”, escribió la radical Cecilia Moreau. Otros reclamaban por la presencia de la presidenta Cristina Fernández, que para entonces ya se encontraba en la provincia de Santa Cruz. Por su parte, fuentes del Gobierno de la Ciudad sostuvieron a PERFIL que “en el año 2010 los entonces ministros de Seguridad de la Nación y porteño, Aníbal Fernández y Guillermo Montenegro, firmaron un protocolo de emergencias especificando las funciones primarias y secundarias en caso de alguna catástrofe. El cuerpo de bomberos de la Policía Federal es el primer responsable, y la policía reasegura el lugar para que los bomberos puedan trabajar. En caso de que los bomberos necesiten apoyo, piden colaboración a la guardia civil de la Ciudad. Pero la responsabilidad primaria en caso de catástrofe es de bomberos”. Al cierre de esta edición, se llevaba a cabo en la morgue judicial la autopsia sobre el cuerpo de Lucas, que determinaría la causa del deceso, así como también la hora en que ocurrió. Luego de reconocer el cuerpo, envuelta en tristeza, la familia se retiró del lugar.
Fuente: Perfil
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