sábado, 12 de febrero de 2011

Confesión de parte, relevo de pruebas

Si algo le faltaba al "tren para todos" para avalar sus aciertos argumentales sobre la diferencia de costos de fletes entre los camiones y los trenes, las últimas declaraciones del mismísimo Moyano en Salta, reconociendo la importancia del Belgrano Cargas, vienen a ponerle el broche de oro al desguace ferroviario del que han sido cómplices las dirigencias gremiales. Apostando a la desmemoria de los argentinos, Moyano se proclama defensor de ese medio de transporte y en su primaria comparación con los automotores reconoce la abismal diferencia de costos en el traslado de mercaderías que venimos soportando todos los que consumimos algo de lo que circula en nuestro país cargado en camiones. Arguye Moyano que como accionista minoritario de la sociedad que maneja Belgrano Cargas no puede hacer nada para revertir la distribución de cargas, pero silencia la complicidad de la Unión Ferroviaria, La Fraternidad y la propia CGT en los procesos privatizadores de nuestros ferrocarriles que hoy no solamente no se puede, sino que no se quiere revertir, ya que modificando la ecuación de la distribución de cargas entre los principales sistemas (automotor y ferroviario) se pueden recuperar los trenes y hasta la industria ferroviaria. Vengo sosteniendo desde hace ya mas de veinte años que el justicialismo le debe al país una profunda autocrítica por haber apoyado los procesos privatizadores de Menem-Cavallo y toda la política del neoliberalismo, que muy poco tenía que ver con los principios del peronismo y su propia concepción de la economía nacional, habiéndole ocasionado al país un daño de muy costoso proceso de reversión si es que existiere la decisión política de hacerlo. Un mínimo de sentido común en la planificación futura del transporte terrestre nos dice con meridiana claridad que el tren sigue siendo prioritario para un país de estas dimensiones, características y condiciones geográficas, incluso en las perspectiva de integración con el resto del continente y en sintonía con los acuerdos y convenios del Unasur y Mercosur. Estos compartidos objetivos integradores potenciaría nuestras economías, daría salida laboral a mas de cien mil argentinos y permitiría encarar un profundo proceso liberador en el marco de una auténtica soberanía nacional --tantas veces declamada-- en los procesos electorales. Aplicando recursos que afectarían menos del diez por ciento de nuestras reservas en el BCRA, el no rebatido proyecto de recuperación de nuestros ferrocarriles, daría el puntapié inicial a un proceso de reconversión industrial, habilitando la puesta en marcha de empresas públicas estratégicas para un sostenido desarrollo productivo de cara al futuro de ésta y las venideras generaciones. Sería muy importante si nuestra sociedad adquiriera conciencia de la importancia de la recuperación de nuestros trenes, nuestra industria, de la soberanía nacional, que incluso contempla la recuperación de nuestro patrimonio nacional y nuestras riquezas del subsuelo, los recursos hídricos, la soberanía alimentaria y así erradicar el hambre que condena a la muerte a cientos de miles de pobres y se cobra la vida de no menos de veinte niños por día, en una país productor de alimentos para diez veces su población.

Angel M. Contesti

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