El debate sobre el metrotranvía urbano -su recorrido y su instalación- que se está desarrollando en Mendoza es abarcado en esta nota por un concejal capitalino opositor. Mendoza cambió. Hay más habitantes, más autos y mayor cantidad de actividades en la ciudad de siempre. Su tránsito y transporte público están tan relacionados que no se puede seguir con medidas aisladas para solucionarlos.
Un cambio de sentido de una calle de Capital puede ocasionar un embotellamiento en Guaymallén. Por eso no se puede dar respuestas capitalinas a problemas metropolitanos. Las soluciones requieren esfuerzo y compromiso de todas las partes. A todos nos tocará resignar algo de comodidad, de tiempo o de dinero. Quizás sea estacionar más lejos de lo acostumbrado. O más caro. O probablemente caminar más para llegar a una parada de ómnibus. Lo que sí es seguro es que en este estado de cosas no podemos seguir más, y quien diga que esto se soluciona sin costo alguno falta a la verdad. Un tranvía, una oportunidad. El futuro metrotranvía que está en desarrollo representa una oportunidad en muchos sentidos. Es quizás la única alternativa concreta que se ha hecho para mejorar el transporte público de pasajeros y ha sobrevivido a las dos últimas administraciones provinciales. Que no es algo menor en una provincia en la que no hemos podido imponernos el concepto de políticas de Estado. Su sola presencia nos está obligando a repensar temas de tránsito y transporte. Es la gran ocasión para hacerlo de un modo global entre todos los departamentos del Gran Mendoza y con un enfoque complejo que abarque planificación, infraestructura y un desarrollo orientado al tránsito (respuestas urbanas organizadas para solucionar circulación peatonal y transporte masivo con eficiencia de servicios, cuidados ambientales y adecuado uso del suelo). Como una esponja. El metrotranvía trae, además, la posibilidad de comenzar a debatir sobre el uso intensivo del micro y macro centro de la Capital.
De la ciudad como nudo de un conglomerado de administración pública, servicios bancarios, educativos y comercio, que recibe un gran flujo de usuarios habitantes del Gran Mendoza. Ese uso de la ciudad convertida en una esponja que absorbe diariamente casi el triple de su población (seguridad, transporte, limpieza, infraestructura vial, etc.), genera costos que no pueden ser solventados solamente con los recursos propios. Esto ha quedado demostrado con el financiamiento del actual Plan de Repavimentación, que se está ejecutando con aportes del Tesoro Nacional. En otras palabras: la Capital no puede pagarse sus propias calles, las que usa el transporte público de toda el área metropolitana de Mendoza. Siendo que la coparticipación municipal tiene un componente poblacional muy fuerte en la distribución de recursos y que la población de Capital no crece por el éxodo hacia departamentos vecinos, es un tema muy importante de financiamiento. Nuestros departamentos vecinos, y sobre todo el Gobierno provincial, deberán comprender que hay costos metropolitanos que no pueden cargar sólo sobre las espaldas de los contribuyentes de Capital. Todos los caminos, al metrotranvía. En ese orden de contribuciones y esfuerzos compartidos, Capital debe hacer su aporte a las soluciones del Gran Mendoza en materia de tránsito y transporte.
Por ello, la ciudad debe acoger en su seno al metrotranvía en su trayecto original y en toda su extensión. Antes que discutir si debe ser bajo o sobre nivel, se debe demostrar que el metrotranvía funciona. No podemos erogar decenas de millones de pesos para enterrar o elevar estructuras y hacer obras aluvionales necesarias, sin comprobar la real utilidad de este sistema de transporte que, recordemos, es un tranvía y no un tren. Tampoco podemos truncar su recorrido con soluciones que impliquen estaciones no conectadas y un tramo "muerto" que seguirá ocupado por estacionamientos. Decidir invertir casi $ 150 millones para soterrar el metrotranvía debe ser la opción final, el último recurso. Si no podemos solucionar los cortes de tránsito en 12 calles, con semaforización inteligente y sincronizada al paso de formaciones cortas y rápidas, entonces difícilmente logremos dar respuesta a los verdaderos problemas de nuestro presente, como la generación de empleo, el combate contra la desigualdad, la deserción escolar, la desnutrición infantil y la inseguridad, entre otros. No resolver esto significará una marca destacada en la lista de fracasos mendocinos. También se requerirá que la Provincia realice las obras necesarias para dinamizar y descomprimir el flujo vehicular diario de Capital. Entre esas obras está la necesaria semaforización de muchas arterias y cruces y la apertura de calle Godoy Cruz en los terrenos del ex Ferrocarril San Martín, donde el gobierno provincial debe colaborar con el municipio para que pueda concretarse. Hay que lograr que el metrotranvía sea el puntapié de un sistema de transporte no contaminante que desaliente el uso del auto. Y que se transforme en la alternativa preferida de miles de mendocinos, por costo, comodidad, calidad de servicio, seguridad y descanso físico.
Hay que hacer del tránsito y el transporte público una prioridad inmediata en la agenda de la provincia y municipios. Y que el gobierno provincial invite a Charly García cuando inaugure el metrotranvía.
Fuente: Los Andes Online
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