Lo distinguió una publicación como uno de los grandes hitos del planeta en la materia.
Un domingo la esquina de Emilio Mitre y José Bonifacio puede causar por un segundo la impresión de atravesar el túnel del tiempo. Allí, por las tardes, el tranvía histórico de Buenos Aires arranca su vuelta por el barrio de Caballito, como lo solía hacer hasta hace medio siglo. Hoy, los voluntarios que mantienen este servicio turístico -gratuito para todos los que deseen subirse a dar un paseo- están de festejo. El viejo tranvía porteño fue distinguido por la revista internacional "Tramways and Urban Transit", que en su edición de febrero 2010, reseña los desarrollos tranviarios y lo destaca como uno de los "12 hitos fundamentales" ocurridos en los últimos 30 años alrededor del mundo.
La alegría es aún mayor si se piensa que este emprendimiento, que se sostiene por el trabajo ad honorem de los miembros de la "Asociación de Amigos del Tranvía", comparte el podio con inversiones multimillonarias y sistemas supermodernos de todo el planeta. "Tenemos una flota de cuatro tranvías y un premetro", explica en pleno Caballito Pablo Piserchia, encargado del mantenimiento de las unidades, y aclara: "Desde que empezamos con el primer tren, hace treinta años, todo fue hecho y recuperado a pulmón. No recibimos ningún tipo de subsidio. Sólo una colaboración de Metrovías en herramientas, para poder hacer los arreglos". Los tranvías fueron parte del paisaje urbano porteño durante 100 años. En un principio, traccionados por caballos, hasta que el fin del siglo XIX trajo la electricidad y con ella el progreso para un sistema de transporte que se extendió por toda la ciudad. En 1961, un decreto los dejó fuera de servicio, y en unos pocos meses, desaparecieron de las calles. En el mundo siguen existiendo. Desde 1980, funciona en Caballito una flota de tranvías turísticos, que evoca una Buenos Aires del pasado, brindando paseos gratuitos de 2 kilómetros. Parten desde una única parada de la línea, ubicada en Emilio Mitre al 500, cada 20 minutos, los sábados, domingos y feriados de 17 a 20.30 horas. También los domingos por la mañana, en el horario de 10 a 13. Durante el recorrido, los voluntarios ofrecen souvenirs de 6 pesos, como álbumes de fotos o trenes troquelados, para financiar su mantenimiento. "Siempre venimos porque a mi hijo de tres años le fascina.
Desde muy chico es un fanático del tranvía" cuenta Margarita, vecina del barrio. "Está muy bien el servicio. Si no nos subimos, lo vemos pasar y nos recuerda nuestra historia", precisa María Ferraro, y reclama: "sería justo que recibieran algún subsidio del Estado".
Fuente: Clarin
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