Mendoza: ya son 49 las familias que viven en el asentamiento Escorihuela

Comenzó a formarse hace unos 4 años en terrenos de la ex estación del ferrocarril, en la Sexta Sección. Buscan una solución habitacional, pero hasta ahora no tienen nada. Niños muy chicos que juegan con sus perritos y los más grandes gambetean la tarde entre las vías del tren. Los adolescentes están adentro de las humildes casas, con cumbia de fondo, mientras los más viejos acarrean cartones y elementos en desuso en un carrito.Parece una postal de un barrio de las afueras de la ciudad, pero no es así, este panorama se puede observar en el centro capitalino, en el sector norte de los terrenos de la ex estación Mendoza del Ferrocarril General San Martín.Sobre el tendido ferroviario, a partir de la intersección de Tiburcio Benegas y Suipacha, se encuentra el último asentamiento inestable céntrico, luego de que a fines de 2007 se erradicara el Costa Esperanza, que estaba en los mismos terrenos, un poco más hacia el sur. Hoy sólo queda el Escorihuela, que reúne a 49 familias que no tienen dónde vivir. Muy cerca de esta villa está otro conjunto de viviendas, llamado Malargüe, pero este es habitado por familias ferroviarias, cuyos jefes de hogar trabajan en los talleres de América Latina Logística, empresa ferroviaria que explota la concesión del Ferrocarril San Martín (que fuera otorgada a Pescarmona a principios de los '90)."Llegamos hace 4 años porque no teníamos dónde vivir con mis 7 hijos cuando mi pareja murió, lo atropelló un auto. Nos quedamos en la calle y nos enteramos que había un sótano en la estación y así llegamos. Luego, le colocamos el techo a un pequeño galpón y nos mudamos allí hasta hoy", comentó Bibiana Zachetti, una de las pobladoras más antiguas del asentamiento. "Aquí no había nadie, pero poco a poco se fue poblando, porque hay mucha necesidad de casa, como la que tenemos nosotros", asegura Bibiana, que trabaja en un geriátrico y es la presidenta de la Asociación Vecinal del Asentamiento Escorihuela, entidad formada hace un tiempo con el objetivo de encontrar una solución habitacional a la gente que vive allí.El martes, un drama pasional puso al descubierto una realidad que parecía escondida entre las abandonadas instalaciones del tren. Un hombre de 45 años mató a golpes a su ex pareja de 37 y luego se ahorcó con un cable."Si bien este es un hecho que puede ocurrir en cualquier lado, sucedió aquí, frente a nuestro barrio", expresó un vecino de la Sexta Sección, quien, como la mayoría de los habitantes de la zona, reclama una urgente solución para erradicar este asentamiento. Agregaron que allí vive gente trabajadora, pero se han registrado algunos hechos violentos o delictivos, y ellos aseguran que están relacionados a este asentamiento, o por lo menos a este sitio abandonado.En este sentido, Bibiana comentó que han realizado gestiones ante la comuna capitalina y el Onabe (Organismo Nacional de Bienes Ferroviarios y la Abif(Administración de Infraestructura Ferroviaria) para lograr la inscripción de los vecinos en un plan del Instituto Provincial de la Vivienda, "pero siempre nos dicen que algún día nos colocarán en un plan.El problema es que no sabemos cuál va a ser nuestro destino cuando comiencen las obras de la segunda etapa del Metrotranvía Urbano (unirá Mendoza capital con Las Heras), porque nos dicen una cosa, pero nunca tenemos nada en concreto". La señora explicó que cuando concurren al municipio les responden que ellos no pueden hacer nada, "que estamos sobre terrenos del ferrocarril y es el Onabe el que debe encargarse de dar una solución y hacer las gestiones correspondientes". Bibiana acotó: "Lo único que nos dicen es que tratemos de impedir el ingreso de más familias, pero hacemos lo que podemos, tratamos que no se meta gente de mal vivir, pero entendemos que son muchas las personas que tiene las mismas necesidades que nosotros". Resaltó que hace 4 años era ella sola y se fueron sumando más grupos. Y la mujer subrayó: "El año pasado éramos 28 los que ocupábamos el asentamiento y hoy, según el último censo que hicimos, somos 49 familias y aquí viven 120 niños".

Fuente: Los Andes