jueves, 23 de febrero de 2012

TBA acumula denuncias desde 2003

Desde la circulación de las formaciones con las puertas abiertas hasta estaciones desprovistas de medios de escape para la evacuación en situaciones de emergencia. Recesión, diez años de subsidios y ninguna mejora. Detrás de una de las peores tragedias ferroviarias que recuerde la Ciudad de Buenos Aires, se esconde un sinfín de irregularidades que la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA) venía cometiendo y que distintos organismos de control se encargaron de denunciar desde 2003 en adelante. El informe más crítico fue elaborado por la Auditoría General de la Nación (AGN) en 2008. Allí, la AGN denunció que “la circulación de formaciones con sus puertas abiertas debido al mal funcionamiento de su enclavamiento constituyen riesgos que atentan directamente contra la seguridad de los usuarios del servicio”. También indicó que “el cierre o anulación de accesos atenta contra la seguridad pública de los usuarios del servicio”, ya que “las estaciones han quedado desprovistas de medios de escape alternativos que faciliten la evacuación en situaciones de emergencia y la llegada de auxilios”. El organismo había advertido al Estado Nacional acerca de esa situación en 2003. Fue a través de la Resolución Nº 201 del 19 de diciembre, cuando informó que “la gestión de la empresa concesionaria puede caracterizarse como ineficaz” por “el deficitario estado general de conservación que presenta el sistema”. La auditoría sostuvo también que “el 95% de las estaciones de la línea Sarmiento no facilitan la accesibilidad ni posibilitan el desplazamiento en forma autónoma a las personas con discapacidad”. Y que TBA se limitó “a remodelar 13 estaciones de 96 y 147 coches de 383”. Por lo tanto, concluyó, “el sistema es funcionalmente inaccesible, impidiendo o dificultando el ingreso, el traslado y el egreso en condiciones de seguridad y confort adecuadas cualquiera sea su destino”. Igualmente lapidaria fue una inspección que la Defensoría del Pueblo de la Nación realizó el 9 de diciembre de 2010 en algunas de las estaciones ferroviarias de la línea en cuestión. El organismo afirmó, entre otras cosas, que “la mayoría de las estaciones continúan sin cumplimentar las condiciones de accesibilidad exigibles para personas con dificultades motoras”. Además, puntualizó sobre el estado de los vagones concesionados a TBA: “Se observaron algunos vagones faltos de limpieza, con ventanillas rotas y puertas que permanecieron abiertas durante todo el itinerario.” El informe finalizó que “si bien se realizaron refacciones en algunas estaciones, los cambios no representan grandes reformas que hagan al mejoramiento de la prestación del servicio”. Este mismo organismo ya había señalado irregularidades similares en julio de 2005. En ese momento, aseguró que los pasajeros del área metropolitana “ven cotidianamente afectados sus derechos fundamentales, en atención a las condiciones indignas en que son transportados”. También reparó en los graves problemas que presentan diferentes estaciones de la línea Sarmiento. Por ejemplo, en Floresta “pudo verificarse que ninguno de los ascensores se encuentra funcionando”, lo que da “una clara pauta de la desidia de la empresa hacia quienes debería considerar como sus clientes”. En cuanto al personal de seguridad empleado por TBA, la Defensoría del Pueblo consideró que esos empleados pueden “brindar seguridad, pero en todo caso lo hacen sólo a la concesionaria, descuidándose absolutamente la protección de los pasajeros”. La propia empresa reconoció en 2003 el estado de deterioro de los bienes concesionados y dio como excusas la recesión económica, la devaluación del peso y los incumplimientos del Estado. Diez años después, los números indican que TBA viene recibiendo suculentos subsidios estatales sin realizar las inversiones ni mejoras que marca el contrato de concesión. Según información publicada por la Secretaría de Transporte de la Nación en su página web, sólo en enero de este año recibió por ese concepto casi 77 millones de pesos; y en todo el 2011 alcanzó los 133 millones. Eso significa que embolsó más dinero que cuatro líneas ferroviarias juntas: Belgrano Norte, Roca, San Martín y Belgrano Sur.


Fuente: Diaro Tiempo Argentino

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