domingo, 22 de agosto de 2010

Volver a la vida el tren es devolver la vida a los pueblos/por Magdalena Odarda*

¿Quien no ha visto pasar con emoción al tren, y no ha saludado con visible alegría a sus pasajeros? Quien no recuerda con nostalgia la ronca bocina anunciando su paso y se ha detenido a escuchar la fricción en los rieles de esa mole de hierro, que como un gigante se desplazaba haciendo vibrar la tierra?



La magia del tren se encuentra grabada en nuestra memoria, donde sea que hayamos nacido y crecido. Es una parte insustituible de los más lindos recuerdos de los rionegrinos. El rescate del tren, volverlo a la vida, simboliza para todos los argentinos, la recuperación de una parte de nuestra identidad perdida, reconstruir uno de los momentos más importantes en la vida social, económica e industrial. Darle vida para la gente, para el trabajo, para la comunicación. En fin devolverle su destino social. La historia del tren en la Patagonia.

Las diferentes líneas fundadas en la Patagonia tuvieron como objetivo lograr una comunicación interna, la salida de los productos cordilleranos por los puertos de la Patagonia y la inclusión al sistema ferroviario nacional. En 1947, el presidente JD Perón nacionalizó los ferrocarriles dando un nuevo impulso y creando los talleres escuela donde se formaban operarios, siendo todo un orgullo para la economía argentina el desarrollo de esta industria. Más adelante, comenzaría la parte más triste de la historia del tren, cuando se desmanteló el sistema ferroviario, lo cual coincidiría con el proceso de desindustrialización sufrida por nuestro país a manos, primero, de los gobiernos militares, y después por el gobierno del menemismo en la década del 90. En 1991, el gobierno nacional comenzó el desmantelamiento de los servicios ferroviarios, concesionado por separado los distintos ramales y cediendo a las provincias la responsabilidad de mantener el servicio de pasajeros. Por esa época, y según Juan Carlos Cena, autor del libro “Ferrocidio” que alude al genocidio que significó la aniquilación en 1991 del ferrocarril nacional, el cierre de ramales dejó 870 pueblos fantasmas. Se expulsaron 85.000 trabajadores de los 220 mil que había en la mejor época. En los talleres ferroviarios como los de Tafí Viejo, trabajaban 5.500 trabajadores; en Laguna Paiva, 2.000; 700 de San Cristóbal y 400 de Cruz del Eje. Todos ellos fueron cerrados. Las consecuencias sociales y políticas fueron devastadoras, pues la estructuración de redes que mantenía al país comunicado, se desmembró y cientos de pueblos del interior quedaron aislados.

Dejaron de existir los trenes aguateros y sanitarios, se saturó el transporte por las rutas y aumentaron las muertes por accidentes de tránsito. Con las concesiones, el tren dejó de ser un servicio público sin fines lucrativos. Cuando el tren fue desapareciendo del interior, se produjo el despoblamiento y la migración interna de miles de ciudadanos que, expulsados de sus propios lugares, buscaron un mejor futuro en centros urbanos más grandes, y en la mayoría de los casos solo encontraron peores condiciones de vida. El abandono de los pueblos y la falta de comunicación que hacia imposible el intercambio de productos en las pequeñas economías familiares, convirtió a estos lugares en desiertos. Si tuviéramos que enumerar los beneficios que el uso del tren tiene hoy en día, nos daríamos cuenta claramente cuantos errores se han cometido. Aún se está a tiempo de cambiar el rumbo de la historia y recuperar nuestros trenes con el fin que cumplan el objetivo social que supieron tener: ser un servicio público para contribuir con el desarrollo de los pueblos.

Los trenes son sistemas de transportes confiables y seguros que pueden trasladar provisiones a los grandes conglomerados urbanos y hacer frente a condiciones climáticas que dificultan el arribo de bienes o personas en situaciones de niebla, humo, granizo y/o lluvias, evitando el aislamiento y reduciendo sustancialmente costos de fletes que inciden en el precio de los bienes que se consumen.

- Conectan la economía de las zonas productoras con los mercados urbanos y de exportación reduciendo en forma significativa la siniestralidad de nuestras rutas y autopistas. Los accidentes en nuestras rutas y autopistas durante el año 2007 provocaron más de 35.000 lesionados y 8.200 víctimas fatales.

- La disminución del transito en rutas y el menor uso de camiones para media y larga distancia que tiene como objetivo la distribución de cargas, abarata costos, evita accidentes, e inclina la balanza a favor de los trenes.

- La escasa polución, comparado con miles de camiones circulando emitiendo gases tóxicos en grandes cantidades, es otra de las ventajas del servicio ferroviario en relación al cuidado del medio ambiente y la salud pública.

-Uniendo ciudades, el tren es fundamental para solucionar el traslado de estudiantes, empleados y empleadas, operarios, comerciantes, que estudien, hagan trámites o tareas, contando con un medio de trasporte barato y seguro.

-Mejorar los trenes, activaría las economías regionales, además de todas las ventajas antes enumeradas, generando puestos de trabajo y formación de gente especializada.

Tren del Valle y “Estrella del Valle”. En septiembre del 2006 un grupo de vecinos de Río Negro y Neuquén se reunieron con el fin de volver a la vida el tren de pasajeros en el valle. Ello dio origen a una comisión y a varias subcomisiones locales a lo largo del trayecto Chichinales-Senillosa que harían conocer el proyecto y difundirían la idea que quedó más o menos plasmada en el Manifiesto del Valle, donde se reflejan las razones para llevar adelante el proyecto de recuperar el tren. Este sueño de recuperar el “TREN DEL VALLE” hasta Senillosa, creció a partir de la propuesta de extender la conexión hasta Zapala, haciendo revivir a otro tren de pasajeros, el “Zapalero” o “Estrella del Valle”. Este servicio remonta su origen hace mas de cien años y hacía diariamente el recorrido Plaza Constitución – Neuquén, haciendo una combinación para llegar a Zapala. Tardaba en todo su recorrido 25 horas con 41 minutos. Iba de Zapala a Bahía Blanca tres veces por semana y viajaban 600 personas en cada tren. Este tren fue el factor dinamizador de la economía de la región y gracias a él se llevaron a cabo obras públicas trascendentes.

Hoy más que nunca el gobierno Nacional debe apostar con fuerza para poner nuevamente el TREN DEL VALLE en sus rieles, como así también el viejo “ZAPALERO” o “ESTRELLA DEL VALLE”, recuperando así su fin social para beneficio de todos los ciudadanos. Desde Río Negro, seguiremos apoyando desde una firme voluntad pluralista de trabajo para lograr la vuelta del tren del Alto Valle y Valle Medio, que sumados a nuestro TREN PATAGONICO, significará nada más y nada menos, que recuperar parte fundamental del patrimonio nacional. El TREN PATAGONICO necesariamente debe ser fortalecido, por el inmenso valor social y de integración que cumple a pesar de sus innumerables deficiencias. En este punto, no puedo dejar de valorar una vez más, la decisión del Gobierno Rionegrino de pelear para que el TREN PATAGONICO o SEFEPA, se mantenga sobre sus rieles para dar vida a los pueblos de nuestra línea sur a pesar de los múltiples intereses para que se desmantele y deje de funcionar durante la década menemista. Nuestra “TROCHITA” merece un párrafo especial. Unica en su valor social para los habitantes de Ingeniero Jacobacci, Ñorquinco, y de cada uno de los pequeños pueblos y parajes por los que pasaba en su histórico recorrido, como Mamuel Choique, Chacay Huarruca, entre otros.

Lamentablemente este servicio llamado oficialmente “VIEJO EXPRESO PATAGONICO”, también sufrió el impacto negativo de la política neoliberal que arrasó con los trenes en la Argentina, dejando aislados a miles de humildes pobladores y renunciando a poner en valor un recurso turístico que bien se aprovecha en la Provincia del Chubut. Recientemente, valientes y comprometidos ciudadanos, pelean por la vuelta del “TREN DEL DIQUE” para reinstalar el servicio interurbano de pasajeros entre Barda del Medio y Cipolletti. Muchos defensores del Tren, junto a autoridades nacionales y provinciales, han diseñado la extensión del ramal de viejo ZAPALERO o ESTRELLA DEL VALLE desde la Ciudad de Choele Choel hasta el Puerto de San Antonio Este, con el fin de la utilización del tren para el traslado de la producción frutihorticola del Alto Valle hacia nuestro Puerto de ultramar.

Por ello, mientras recuperar el tren sea una necesidad de la gente, quienes creemos en este sueño -que por suerte somos millones en esta Argentina de hoy-, no estamos dispuestos a bajar los brazos en esta lucha para que se nos devuelva parte fundamental del patrimonio nacional que injustamente nos fue arrebatado.

Fuente: APP

No hay comentarios:

Publicar un comentario