Son para pagar la suba salarial de los empleados de subte, los trenes y colectivos. A casi 10 meses de haber dejado el Gobierno, el principal sustento de la política que desplegó desde 2003 el polémico Ricardo Jaime en el área de Transporte no sólo se mantiene vigente pese a las críticas, sino que además resulta cada vez más costoso para las arcas estatales.
El pago de subsidios tarifarios a las empresas de colectivos y a los concesionarios ferroviarios volvió otra vez a ser la variante utilizada por el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi para compensar los aumentos salariales que fueron acordados en la última semana con los gremios del sector. De acuerdo con los números que manejan los funcionarios y los empresarios, la recomposición salarial del 20% que obtuvieron los choferes de colectivos, los empleados del subte y los trabajadores ferroviarios implicará para el Estado el pago de un subsidio adicional equivalente a $ 2 millones diarios. Inicialmente y ante el planteo de un aumento el 25% que habían lanzado los gremios, los cálculos oficiales habían marcado la necesidad de un subsidio mensual extra de $ 85 millones. Pero, al acordarse una suba salarial del 20% no remunerativa hasta agosto, la nueva factura a pagar por compensaciones laborales a los servicios de transporte de la región metropolitana quedó en $ 60 millones mensuales. A este monto se agregarán las otras dos clases de subsidios que están recibiendo las empresas transportistas. Por un lado, las compensaciones tarifarias que ascienden, en promedio, a $ 430 millones.
Y por otro lado, el gasoil diferencial para colectivos y trenes que representa unos $ 150 millones mensuales. De esta manera, la suma total de los subsidios para el transporte de pasajeros de la Capital y el Gran Buenos Aires trepará, en promedio, a unos $ 640 millones por mes. Más allá de las cifras en juego, lo que queda sobre el tapete son las marcadas distorsiones y asimetrías que afectan al transporte de pasajeros por la generalizada política de subsidios que sigue aplicando la administración kirchnerista. Entre otras llamativas situaciones se destacan las siguientes: Los usuarios porteños y del Conurbano pagan las tarifas de colectivos más bajas del país. En la mayoría de las ciudades del interior, el boleto mínimo ronda los $2 mientras que en el área metropolitana cuesta $ 1,20. Medido por vehículo, el nuevo subsidio total para las empresas de la región metropolitana será, en promedio, de $ 24.000 mensuales por colectivo. Los aportes estatales ya representan casi el 60% de la recaudación mensual de las líneas colectivos. En los ferrocarriles metropolitanos, los ingresos por boletería apenas alcanzan para cubrir el 30% de los costos salariales. El 70% de los sueldos y todos los costos de mantenimiento, combustibles, energía y seguros se pagan con los subsidios operativos que desembolsa el Estado.
Fuente: Clarin
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